La diputada Camila Vallejo afirma que el jefe comunal busca vender los terrenos donde se emplazan estas escuelas, para paliar el déficit financiero del municipio.
El anuncio de cierre de la escuela Los Quillayes y de los colegios Bellavista y Francisco Vergara Bobadilla, ubicados en la comuna de La Florida, generó una pugna entre el alcalde Rodolfo Carter (independiente) y la Seremi de Educación, y en la que también se involucró la diputada por ese distrito, Camila Vallejo (PC).
En marzo, el municipio anunció que cerraría los tres colegios públicos y que sus alumnos (que suman 850) serían reubicados en otros planteles municipales.
Esto, porque -según manifestó el alcalde en su momento- La Florida tendría una gran cantidad de establecimientos públicos (21), pero con baja matrícula. “Tenemos un déficit que no podemos seguir sosteniendo, hay que fusionar (colegios)”, explicó.
A pesar de ello, esta semana se hizo público que la Seremi rechazó las solicitudes de cierre.
Teresa Vallespín, máxima autoridad de la unidad metropolitana de educación, detalla que para dar curso a ese tipo de peticiones hay que cumplir ciertos requisitos. Enumera, por ejemplo, que “el cierre tiene que entregar información (oportuna) a los padres y apoderados, y tienen que estar pagadas todas las cotizaciones de los profesores que forman parte de ese establecimiento”.
Tales antecedentes se deben presentar cuando se ingresa la solicitud de cierre, precisa Vallespín, lo que no ocurrió en el caso de La Florida, lo que fundamenta el rechazo de la solicitud.
Así, y aunque el alcalde tiene hasta la próxima semana para apelar, el cierre no se podría llevar a cabo este año, sino que habría que reingresar la solicitud en 2018, según la Seremi.
El alcalde Carter responde que están “reformulando su presupuesto” para adaptarse a la caída de matrícula que han tenido y para continuar con estos tres colegios.
A su juicio, “no tiene sentido seguir en un conflicto con un gobierno que se va”.
Alegría de Vallejo
Quien celebró que se rechazara el cierre de estos colegios fue la diputada Vallejo. “La comunidad está muy feliz, y aunque el alcalde quiere apelar, ojalá no lo haga, por el bien de las escuelas municipales”, dice la parlamentaria, que lideró una ofensiva de las comunidades escolares en contra de los cierres.
Además, según la legisladora, el alcalde está buscando cerrar esos colegios para vender los terrenos en los que están emplazados. “Quiere vender patrimonio municipal para cubrir deudas municipales”, añadió, las que bordearían los $11 mil millones. “Y el problema es que lo está haciendo vía cierre de colegios, y estos son establecimientos que no tienen problemas de calidad o de matrícula”, planteó.
A un oficio a la comisión de Educación de la Cámara de Diputados, el secretario ejecutivo de la reforma educacional, Andrés Palma, informó que en el primer semestre de este año sostenedores de nueve establecimientos municipales solicitaron el cierre de los mismos.
Entre ellos hay escuelas -mayoritariamente rurales- de comunas como San Clemente, Angol y Cauquenes. Estas, consultadas por “El Mercurio”, aseguraron que debían cerrar sus establecimientos por la baja matrícula de alumnos.
Recuadro :
Matrícula
El número de niños inscritos en los tres colegios que se buscó cerrar es de 850.
Promedio de niños por docente en la educación municipal bajó de 22 a 16 en cinco años
Seis alumnos menos, en promedio, tienen los docentes de aula en los colegios públicos si se comparan los datos de 2011 y 2016, período en que la media bajó de 22 a 16 estudiantes, según antecedentes del Sistema Nacional de Información Municipal.
A juicio de expertos, esto se explica por la pérdida de matrícula en los establecimientos públicos, por el factor rural y por razones demográficas.
“En el mismo período, la matrícula total del sistema escolar municipal bajó de 41 a 37%. Por lo tanto, la rebaja obedece a una pérdida de matrícula general del sistema escolar”, plantea Raúl Figueroa, director ejecutivo de Acción Educar.
Para Ernesto Treviño, director del Centro para la Transformación Educativa de la U. Católica, también hay que considerar el contexto de la matrícula en los sectores rurales. “Estas son comunidades aisladas en donde tiene que haber sí o sí servicios educativos, independiente del número de niños que haya”, sostiene.
A su juicio, la demografía es otro factor que explica la tendencia. Su argumento es recogido por José Bravo, alcalde de Ránquil, comuna rural del Biobío que tuvo la mayor disminución (27 alumnos) del país. “Esto se debe a un decrecimiento poblacional, a la instalación de un colegio particular subvencionado en el sector y a la sobredotación docente”, afirma.
En Vitacura -comuna que bajó su promedio en 13 estudiantes-, el edil Raúl Torrealba dice que es una buena noticia. “Fue una decisión política educacional personalizar lo más posible la educación”, asegura.
Buin fue la segunda comuna que más bajó la media de alumnos por docente de aula a nivel país (26).