Rectores determinaron que el resultado fuera reemplazado por el mejor puntaje obtenido en los otros factores. Eso afectaría los puntajes de corte de las carreras.
Por: Valentina González.
Ante la cancelación de la PSU de Historia, el Consejo de Rectores (CRUCh) decidió que, en lugar de ese puntaje, se asignaría a cada joven su mejor resultado obtenido en las otras pruebas o instrumentos de selección. Sin embargo, un análisis de Acción Educar muestra que con esta medida no todos ganan. La directora ejecutiva Magdalena Vergara aclara que si bien ‘la mayoría de los puntajes aumentan, eso no necesariamente es algo positivo para el estudiante’.
Para concluir esto, se simuló el impacto de la decisión en el puntaje ponderado final de quienes se inscribieron en el test de Historia. Para el ejercicio se consideraron los resultados de 110 mil personas que participaron de la admisión 2019 y tuvieron, como primera opción, una postulación válida. Entre 39 mil estudiantes que tendrían una variación en su puntaje, 77,46% percibiría un aumento promedio de 13 puntos. El 22,54% restante (8.974 jóvenes) tendría 8,34 puntos menos. Quienes componen este último grupo son aquellos estudiantes que tenían su mejor resultado en Historia.
Además de perder puntos, estos alumnos, según Vergara, ‘se ven enfrentados a un grupo al que les aumentó el puntaje. Entonces a ellos no solo les disminuye, sino que también se empeora su posición relativa’. Otro grupo perjudicado será el de aquellos que solo se inscribieron para dar Ciencias. Si bien no sufrirán ajustes de puntaje, sí se enfrentarían a jóvenes que, en promedio, tendrán 12 unidades más en su puntaje ponderado.
Vergara también puntualiza que ‘si a los alumnos les aumentan sus puntajes, suben los puntajes de corte. Esto puede significar que una persona que tuvo un alza de 10 puntos, aun así quede fuera porque el aumento es desigual, no es proporcional para todos’.
El profesor de la U. de Maryland e investigador de Clapes- UC Sergio Urzúa dice que el estudio ‘confirma los efectos redistributivos’ que tendrá la fórmula acordada por el CRUCh. ‘Perjudica a quienes apostaban por tener mejores resultados en Historia y beneficia a quienes hubiesen tenido menores resultados’, agrega.
Bajo estas condiciones, ambos expertos prevén que la judicialización será un tema. Vergara considera que los jóvenes ‘están en todo su derecho’, mientras que Urzúa plantea que si fuera una empresa la que administra la prueba, ‘las compensaciones hubiesen sido millonarias. ¿Quién y cómo se compensará a los afectados ahora? El CRUCh no ha estado a la altura de las circunstancias’.
Una alternativa
Una opción con consecuencias menores, según Acción Educar, habría sido distribuir la ponderación de Historia proporcionalmente entre los otros factores. ‘Bajo cualquier escenario, vamos a ver alterada la situación original. Entonces, alterémosla lo menos posible’, explica Vergara. Si con la fórmula del CRUCh habría 439 casos en que el puntaje varía en más de 50 puntos ponderados -a favor o en contra-, con esta alternativa, los afectados bajarían a 217.
Según Urzúa, esta solución también tendría efectos negativos, pero ‘en menor magnitud’. Pablo Toro, académico de la U. Alberto Hurtado y doctor en Historia, considera que la prueba cancelada es ‘irremplazable’. Y ante la alternativa de Acción Educar, asegura que el CRUCh debió ser ‘más explícito respecto al fundamento de la medida’.
‘Si uno la lee rápidamente, (la fórmula del Consejo) suena un poco a populismo, a una lógica escolar (.). Pero aquí estamos hablando de un proceso mucho más complejo’, señala Toro. El viernes, el vicepresidente del CRUCh, Aldo Valle, fue consultado sobre el impacto del nuevo diseño en los postulantes que se prepararon extensamente para rendir el test de Historia. ‘Está también evaluado desde el punto de vista estadístico y se establecieron las correlaciones correspondientes’, afirmó.