El subsecretario de Educación Superior, Juan Eduardo Vargas, afirma que las modificaciones “están dando los efectos deseados”, pero los especialistas destacan que las diferencias entre los modelos no permiten precisar cambios.
Manuel Hernández y Dierk Gotschlich
Luego de que en enero se dividiera el proceso de rendición en dos grupos y uno adicional para quienes cumplían aislamiento por la emergencia sanitaria, finalmente, los más de 228 mil que asistieron a rendir la Prueba de Transición Universitaria (de 266.402 inscritos) tienen sus resultados para postular al sistema de educación superior 2021. Esta es la primera vez que se implementa este examen, que reemplaza a la PSU, por lo que una de las interrogantes es si reduciría las brechas socioeconómicas al eliminar 15 preguntas de Lenguaje y Matemáticas y ajustar los contenidos de 4º medio, para garantizar que no se incluyeran aquellos que algunos recintos no alcanzaron a enseñar por la pandemia del Covid-19.
El subsecretario de Educación Superior, Juan Eduardo Vargas, sostiene que “los cambios que realizamos a la prueba (…) están dando los efectos deseados en términos de este acortamiento de brecha”. Eso sí, remarca que “la brecha no se elimina, pero hay un acortamiento”. Y afirma que, en todos los casos o en casi todos ellos se produce un acortamiento, una disminución de las brechas. Nos llena de alegría”.
La directora del Demre, Leonor Varas, dice que “esto se debe a cambios que estaban estudiados, que sabíamos que acortaban las brechas, pero fue en un año de pandemia”. A su juicio, “todos los pronósticos decían que aquellos estudiantes que tenían mayores dificultades para acceder a la educación online harían que aumentaran las brechas. De hecho, nuestro sueño era que no aumentaran. Pedir que se acortaran era demasiado en un año como este, y ocurrió”.
Eso sí, la leve modificación en algunas brechas según los puntajes promedios por tipo de establecimiento, varió por cada prueba. En algunos se observaron disminuciones importantes, mientras que en otros se mantuvieron o incluso aumentaron. Pese a estos resultados, distintos expertos plantean que no es posible medir estos parámetros con ambos modelos de evaluación porque son distintos.
El vicerrector académico de la Pontificia U. Católica de Valparaíso, Nelson Vázquez, advierte que ambos instrumentos “no son comparables porque, de partida, el marco curricular del cual se hacen cargo los instrumentos son muy distintos”. Y plantea que la PSU medía conocimientos y habilidades hasta 4º medio, mientras que la PTU no incluyó ese curso completo. Además, reitera que la prueba experimentó cambios en cantidad de preguntas y tiempo de respuestas. Pese a eso, explica que al comparar los resultados, “la tendencia histórica se mantiene. Es decir, los colegios privados siguen teniendo una brecha importante superior a los colegios particulares subvencionados y a los colegios municipalizados”.
Coincide Pablo Arias, investigador de Acción Educar, quien argumenta que tras los cambios a esta versión del instrumento, “no es posible comparar los resultados de la PTU con la PSU”. Pero concluye que permiten evaluar mejoras para futuras jornadas.
Jorge Ibáñez, subdirector de Política Educativa de Educación 2020, añade que la comparación puede ser una referencia de tendencias, “desde un análisis más cualitativo y genérico, pero estadísticamente no son comparables”. Y detalla que podría trabajarse en “investigaciones que brinden el marco necesario para realizar un análisis comparativo de forma rigurosa”.
Además, la académica de la Escuela de Gobierno de la U. Católica, Susana Claro, afirma que por los antecedentes de los últimos dos proceso, “no podemos asegurar que la disminución en las brechas se debe a las distintas pruebas (…) Hay muchas cosas que han pasado que podrían afectar los resultados”.