Expertos afirman que los arreglos de infraestructura deben acompañarse de otras medidas. Algunos vecinos, en tanto, se mantienen escépticos.
Por: Valentina González
Quienes han estudiado en el Instituto Nacional (IN) no solo guardan en su memoria el himno y el rigor de sus profesores. También recuerdan los rígidos pupitres de madera empotrados al suelo. Esta parte del emblemático liceo podría pasar a ser solo eso: un recuerdo. Esto, porque la Municipalidad de Santiago presentó al Ministerio de Educación un plan para renovar las 57 salas del colegio.
La propuesta incluye cambiar los pupitres por mesas que permitan el trabajo colaborativo entre alumnos, y un recambio en materia de suelos, techos, ventanas e incluso puertas.
El alcalde de Santiago, Felipe Alessandri, afirma que modernizar la infraestructura es clave: ‘Hoy la educación no es el profesor dictando una cátedra, son mesas con alumnos juntos, es mucho más horizontal’.
El costo de la iniciativa, eso sí, sería de $3.200 millones. Un monto que el municipio no tiene, por lo que el edil pidió ayuda al Mineduc. ‘Entiendo que hay necesidades de mejoramiento de escuelas en todo Chile, pero este es el foco de luz de la nación’, argumenta el edil, quien explica que las modificaciones podrían realizarse por pabellón -mientras los alumnos tienen clases- o cerrando el liceo por hasta dos años, mientras los jóvenes estudian en otros recintos.
Según el alcalde, estos arreglos son tan necesarios como otros ajustes en carpeta: el paso a jornada completa, la llegada de niñas, la disminución de la matrícula y la actualización de los ramos. ‘La pelota la tiene el ministerio (.). Y este es un tema de política: me van a ayudar con el Instituto Nacional o no me van a ayudar’, dice.
¿Es suficiente?
Expertos afirman que en paralelo a la infraestructura es necesario trabajar en otros ámbitos. Sergio Urzúa, profesor de la U. de Maryland e investigador de Clapes UC, afirma que ‘es un esfuerzo que hay que valorar’, pero añade que ‘hay una falta de capital humano feroz. Muchos profesores de calidad se han marchado y los valientes que se han quedado tienen dificultades en desarrollar sus actividades. No hay que ser ingenuos: aunque la mona se vista de seda, mona se queda”.
La directora de Educación 2020, Alejandra Arratia, afirma que el cambio puede ser el puntapié para modificar las relaciones, pero enfatiza: ‘Lo importante es que no nos quedemos solo en la forma’. Magdalena Vergara, directora de Acción Educar, valora la propuesta, pero afirma que ‘debe ir de la mano con medidas de convivencia, disciplinares y otras (.), para que la inversión tenga sentido’.
Los vecinos opinan
Algunos vecinos del liceo también tienen dudas. Guillermo Valenzuela, quien trabaja hace 43 años en un quiosco frente al colegio, afirma que ‘es plata perdida, sería mejor que la destinaran a salud u otro tema. Está demostrado que estos niños no quieren estudiar’.
Nancy Arellano, locataria de otro negocio cercano, señala que ‘no invertiría tanto. Han hecho todos los escándalos posibles, ¿y los niños de población, alguna vez reclamaron? No, estudiaron todo el año’.
En tanto, Claudio Vega, de un local de fotocopias al que, afirma, acuden con frecuencia los alumnos, cree que ‘esto demostraría que hay preocupación (.), sería una respuesta a las exigencias (de los alumnos)’.
Ingresa aquí para leer la nota en El Mercurio.