Pese a que en el sistema de educación superior la mayoría de los alumnos vulnerables estudian en un centro de formación técnica, instituto profesional o en una universidad privada, según un estudio de la fundación Acción Educar, son los planteles tradicionales del Consejo de Rectores (CRUCh) los que más recursos reciben por becas estatales.
De hecho, el informe muestra que en términos de ayuda estudiantil el monto promedio por alumno matriculado en estas universidades es seis veces mayor al de los planteles que no están en ese grupo.
Mientras las instituciones reunidas en el consejo recibieron $208.817 millones durante 2013, y en promedio $706.270 por estudiante matriculado, las privadas fuera del CRUCh recaudaron $40.316 millones y $115.290 por alumno.
La misma brecha se da con los centros de formación técnica (CFT) e institutos profesionales (IP), donde el monto de los establecimientos del consejo es tres veces mayor al de estos planteles. Pese a que las universidades tradicionales reúnen a 295 mil estudiantes y los CFT e IP casi a 470 mil, las instituciones técnicas solo recibieron $83.282 millones por becas el año pasado. Una realidad que preocupa al sector y por eso se piden cambios.
“El problema más grave es que las becas no cubren el arancel de referencia, en una discriminación que no tiene explicación”, critica Gonzalo Vargas, rector de Inacap y presidente del consejo de rectores de CFT e IP Vertebral. Añade que para equilibrar la distribución, “lo más directo es aumentar el monto de las becas y llevarlo al arancel de referencia”.
Raúl Figueroa, director ejecutivo de Acción Educar, cree que la repartición de estos recursos resulta “discriminatoria” y explica que la brecha se produce porque las ayudas estudiantiles con mayor cobertura son exclusivas para los alumnos que se matriculen en los planteles del CRUCh. Se refiere a la beca Bicentenario, que en 2013 destinó $173.990 millones, mientras que la Nueva Milenio, dirigida a los CFT e IP, solo sumó $72.987 millones.
“Esto es paradójico, no solo porque la matrícula del CRUCh es apenas el 27% del total”, sostiene Figueroa.
Una opinión similar tiene Ricardo Israel, vicepresidente de la Corporación de Universidades Privadas: “Nosotros atendemos a estudiantes carenciados económicamente, mucho más que las universidades del CRUCh. El tema es la calidad y equidad y no se puede discriminar en razón de la institución”.
Para superar esa brecha, el estudio propone que todas las ayudas estudiantiles tengan la misma cobertura que la beca Bicentenario, lo que tiene un costo de $79.712 millones.
“Si estamos discutiendo sobre financiamiento, sabiendo que hay falencias que corregir y que la gratuidad es una política que además de ser regresiva es cara, debiese hacerse como primera medida terminar con estas discriminaciones arbitrarias”, plantea el experto de Acción Educar.