Desde 2006, cuando se creó el Crédito con Aval del Estado (CAE), se han otorgado 718.581 préstamos. De ellos, 253.150 fueron entregados a estudiantes del primer quintil y 166.308 a alumnos del segundo quintil, por lo que entre ambos grupos, que representan a las familias con menores ingresos salariales, concentran el 583%de todos los CAE en 10 años.
Así lo revelan las cifras de Comisión Ingresa, entidad administradora del crédito. Y al analizar su evolución por quintil de ingreso se observa que, entre 2006 y 2010, se produjo un crecimiento constante de los préstamos entregados a los sectores más vulnerables. Desde 2011, en cambio, comenzaron a bajar, hasta 2015. Así, el año pasado los créditos otorgados a alumnos del primer quintil crecieron un 12,3%, mientras que los del segundo lo hicieron un 10,9%.
En el quinto decil, que agrupa a la población con mayores recursos, también se observa un aumento considerable, pasando de 3.483 créditos a 12.815 entre 2011 y 2015, aunque el último año casi no se modificaron las cifras (aumentó sólo un 0,1%).
Para Raúl Figueroa, director de Acción Educar, la evolución de los préstamos en los deciles más pobres “demuestra que el CAE permitió ampliar el acceso a la educación superior, que desde el año 2005 duplicó su matrícula total. Los jóvenes de quintiles de menores ingresos eran los que tenían más dificultades y gracias a las ayudas estudiantiles, como el CAE, tuvieron acceso a la formación superior”.
Para Claudia Sanhueza, economista y académica de la U. Diego Portales, hay que considerar que la creación del CAE coincide con el aumento de instituciones de educación superior. “Hay planteles que lograron existir y ampliar su matrícula gracias al CAE”, señaló Sanhueza, quien agregó que este préstamo “mayoritariamente está concentrado en instituciones que no son del Cruch, muchas de ellas privadas y que no tienen tantos años de acreditación”.
Víctor Orellana, investigador de Nodo XXI, fundación asociada a Izquierda Autónoma, criticó que el “CAE es una suerte de cáncer que se carcome el sistema y la solución no es acabar con él, sino darles espacio a los jóvenes en la educación pública y de calidad”.
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