Por: Natacha Ramírez.
La lectoescritura, que se aprende en ese nivel, es clave para los aprendizajes posteriores. Pero hay al menos otros cinco niveles que también requieren especial atención ante la falta de clases presenciales.
Si bien la pérdida de clases presenciales producto de la pandemia ha afectado a todo el sistema escolar, hay algunos niveles en que el impacto podría ser más “crítico”. “El gran riesgo de este año es que los niños de primero básico no aprendan a leer”, manifestó ayer el ex ministro de Educación, Harald Beyer, quien además hizo ver que “una clase permanente en línea para los más chicos es bien difícil de sostener”, ya que “tienden a desconcentrarse y necesitan tener más contacto con los profesores para poder trabajar”.
La directora ejecutiva de Acción Educar, Magdalena Vergara, comparte esa visión y dice que “primero básico es, efectivamente, uno de los cursos más cruciales, porque el aprendizaje de la lectoescritura es muy relevante para los conocimientos que los alumnos puedan ir adquiriendo a futuro y para el desarrollo en general del niño”. De hecho, el Mineduc ha puesto foco en ese nivel, y acaba de lanzar una herramienta para enseñar a leer a los niños en su casa. Se trata del software “Aprendiendo a leer con Bartolo”, dirigido a alumnos de 1° a 3° básico, que se está entregando en forma física en escuelas rurales y centros del Sename, y además se puede descargar de forma gratuita en el portal “Aprendo en Línea”.
Quinto básico y primero y tercero medio
Pero éste no sería el único curso “crítico” desde el punto de vista de los aprendizajes que se abordan. Ernesto Treviño, director del Centro UC para la Transformación Educativa (Centre), comenta que los niveles que podrían verse más afectados por el nuevo formato de clases son los “de transición”, que corresponde a primero y quinto básico, y primero y tercero medio. “Por la evidencia de cómo se comporta la trayectoria de los estudiantes, en general, los cursos de transición entre ciclos suelen ser los más desafiantes, son los cursos donde uno normalmente ve que hay incluso alzas leves en repitencia y deserción, en comparación con otros cursos”, señala.
Explica que “eso tiene que ver con cambios curriculares, con cambios en la organización del mismo currículum en distintas disciplinas, se va pasando de tener un profesor o un par de profesores a tener muchos”, por lo que incluso puede que parte de los profesores no conozcan a todos sus estudiantes, lo que se magnifica con las clases remotas. A eso se suma que “también hay una expectativa, a partir del quinto básico y de primero medio, de que los estudiantes dan un salto de maduración, y también una expectativa curricular”. Por todo eso, señala que hay que tener “más cuidado” en esos niveles e implementar “estrategias más focalizadas”, como sugerir a los colegios, a través de circulares, hacer un “trabajo preventivo en esos cursos, un mayor seguimiento, tener más atención, porque tradicionalmente han presentado el mayor grado de dificultad para los estudiantes”.
El impacto en los párvulos que puede afectar su desarrollo
Pero esto no solo afectaría aquéllos cursos de la enseñanza básica y media. La directora ejecutiva de Acción Educar enfatiza que también podría haber un gran impacto en los niveles preescolares, ya que “la incidencia en el niño de poder acceder a la educación parvularia es clave para su desarrollo futuro” a nivel cognitivo, social y emocional.
“Ahí se desarrollan una serie de funciones y habilidades que son clave para el futuro del niño, desde funciones ejecutoras, la memoria, conducta, etc. Hay rendimientos académicos que se ven afectados por no haber asistido a una educación parvularia en edad temprana”, explica. Advierte que el mayor impacto podría estar en los niños de familias más vulnerables, ya que “muchos padres no tienen las herramientas para poder estimularlos para que puedan ir adquiriendo ciertas habilidades y desarrollos”. Ahí el efecto es desde la sala cuna. En el caso de los niños de 3 a 5 años, explica que el problema que se enfrenta en el actual contexto “es que hay ciertas habilidades que son cruciales y que solo se pueden aprender en esas edades de una manera presencial, que necesitan realmente la presencia de un adulto, de un guía”, y que tienen que ver con “su desarrollo como persona, de su identidad, social, relacional; hay una serie de cuestiones que van implícitas en esto”. Por eso, dice que “es fundamental que, sobre todo en edades más pequeñas, el niño tenga acceso a una educación más presencial, porque (sino) pierde esas bases que son necesarias para un aprendizaje posterior”. Comenta que este aspecto pedagógico debería tenerse en cuenta al elaborar un plan de retorno a las actividades, aunque conciliándolo con los factores sanitarios.
¿Y cuarto medio?
En el extremo contrario, está el caso de cuarto medio, donde “si bien el aprendizaje de hoy día no es tan crítico respecto de su desarrollo intelectual, sí tiene ciertas implicancias”, ya que podría influir en su posibilidad de acceder no a la educación superior. “Cuarto medio es un curso que es complejo; si bien esos niños tienen mayores posibilidades de tener una educación remota más efectiva y de cierta forma ya están formados, el impacto mayor es la consecuencia que tendría en su acceso a la educación superior”, señala. Para ellos, dice que alternativas como los preuniversitario online gratuitos son una buena medida, además de la nueva prueba de transición para ingresar a la educación superior, que el Mineduc anunció que estará alineada con la priorización curricular. Al respecto, Ernesto Treviño comenta que “cuarto medio se comporta como un año de repaso básicamente”, pero que de todas formas, “están perdiendo ese repaso y habría que trabajarlo”.
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