Académicos y apoderados afirman que la medida anunciada ayer por las carteras de Salud y Educación es una “normalización” del cierre de recintos que trae graves consecuencias sicosociales y en el aprendizaje.
El alza de hospitalizaciones de niños y niñas a raíz de las alta circulación de virus respiratorios obligó a que el Ministerio de Educación (Mineduc) y el Ministerio de Salud (Minsal) anunciaran ayer -en un acuerdo intersectorial- la decisión de adelantar y extender las vacaciones de invierno para colegios públicos y privados, a partir del 30 de junio y hasta el 25 de julio.
“Estamos muy preocupados de resguardar la salud de los niños, niñas y adolescentes, y a su vez, queremos mantener también la presencialidad y la continuidad del servicio educativo una vez pase este peak. Queremos proteger también a los adultos que trabajan en los distintos centros escolares. Creemos que el receso escolar nos ayudará a disminuir los contagios y a descomprimir también la red de salud”, afirmó el ministro de Educación, Marco Antonio Ávila.
Para otros, en tanto, la decisión va en dirección contraria a los esfuerzos por cerrar las brechas educativas y socioemocionales que provocó el trabajo remoto y que trajo como consecuencia una ola de violencia en distintos recintos educativos durante el pasado marzo.
Las críticas también llegaron desde el Colegio de Profesores Regional Metropolitano, donde su presidente, Mario Aguilar, tildó la medida como “necesaria”, pero “paliativa”, puesto que a su juicio no resuelve el problema de hacinamiento al que se enfrentan los estudiantes en las salas de clases. Y recalcó que esta situación confirma lo que ya había sido advertida por el magisterio: “los colegios abiertos en plena pandemia era una situación absolutamente irresponsable y que podía originar una verdadera catástrofe”.
Daniel Rodríguez, director ejecutivo de Acción Educar, plantea que “la gestión deficiente de la pandemia y de la vacunación infantil está teniendo un impacto que no vimos durante los años pasados. Es lamentable que esto haya llevado al Gobierno a incumplir la promesa de que los colegios fueran los últimos en cerrar”.
Además, recalca que “si la prioridad para combatir la violencia en los colegios es salud mental y socialización de los estudiantes, suspender clases y extender las vacaciones es simplemente incomprensible”.