Cifras de la Comisión Nacional de Educación revelan que el 57% de la matrícula total de educación superior corresponde a universidades.
Según datos del Ministerio de Educación, más de 24 carreras que se imparten en Centros de Formación Técnica o Institutos Profesionales tienen sueldos que superan el millón de pesos al cuarto año de titulación.
Asimismo, la tasa de empleabilidad de un Ingeniero en Finanzas egresado de un IP es mayor al 92% en el primer año de búsqueda laboral y otras 32 carreras técnicas superan el 80%.
Sin embargo, aun existiendo opciones técnicas con altos índices de proyección laboral, aranceles de menor costo y mallas curriculares de menor duración, según indica Mario Waissbluth, fundador y coordinador nacional de Educación 2020, a Las Últimas Noticias, existe una “universititis” en Chile, que se entiende por la creencia de que un título técnico tiene un menor valor que uno universitario.
Pero, ¿existe este fenómeno de desprestigio a los títulos técnicos? Consultados por Emol, expertos en educación plantearon sus impresiones:
¿Tenemos “universititis” en Chile?
Daniel Rodríguez, investigador de Acción Educar:
“‘Universititis’ es un término que simplifica en exceso la visión de las familias y de los estudiantes y un poco se les falta el respeto sobre cómo toman sus decisiones.
No me parece a mí que sea tan fácil decir que la decisión la toman pensando que una universidad es la mejor opción, porque al escoger una institución se basan en varias razones como el arancel, el puntaje del estudiante, prestigio, etc. La decisión de escoger una institución es mucho más compleja que un prejuicio como lo plantea Waissbluth.
No creo que esté mal que una carrera universitaria de ciertas características tenga mayor empleabilidad que una técnica porque son sistemas en que ninguno es mejor que el otro. Las diferencias tienen que ver básicamente con la selectividad, mientras más selectivo es una institución va a tender a captar alumnos de mayor rendimiento académico, pero cuando no seleccionas la situación es diferente.
El mundo técnico es incluso más diverso que el universitario y hay carreras técnicas muy bien valoradas que entran a ser inferiores a las universidades por una escala jerárquica, pero la valoración de una carrera universitaria no te dice mucho y lo que hay que ir a mirar es el que rol juega ese técnico en cada sector de la economía, donde muchas veces es de altísima calidad”.
Andrés Bernasconi, director del Centro Justicia Educacional (CJE):
“Esta opinión sobre las carreras técnicas viene de hace más de 30 años cuando empezaron a surgir las universidades privadas en que se armó una especie de jerarquía de prestigio en que estaban las universidades tradicionales en el lugar más alto y en que los últimos peldaños estaban los IP y CFT.
Pero ahora lo que sucede es muchas de estas instituciones técnicas han demostrado que son de calidad y en algunos casos son mejores que las universidades, sin embargo, todavía cuesta aceptar que estudiar en este sector es un camino complemente legítimo para desarrollar una vocación.
Pese a esto, el mercado laboral sí reconoce la calidad y la formación y por lo tanto sí hay carreras técnicas en que puede tener mejores remuneraciones, sobre todo en los campos de preparación universitaria que están sobresaturados.
Casi el 45% de la matrícula de la educación es en instituciones técnicas y eso indica que en gran parte de la población hay una valoración positiva y en muchos casos hay una relación de precio y calidad con aranceles más bajos y un ingreso al mercado laboral más pronto. Pero todavía se valora algunas instituciones solo por el hecho de ser una universidad”.
Juan Pablo Guzmán, presidente de Vertebral y rector de IP y CFT Santo Tomás:
“Nosotros compartimos este diagnóstico más allá del término y que lamentablemente lo vimos muy reflejado en la reforma a la Educación Superior, donde el proyecto se concentra en la realidad universitaria ignorando todo lo que se relaciona con la formación técnico profesional.
Pese a que ocurre que muchos prefieren estudiar en universidades, si uno mira las cifras de matrícula, los resultados de empleabilidad y de ingresos que ya existen evidencian que hay carreras técnicas mejor valoradas y vemos que se está produciendo un cambio.
Los CFT e IP también avanzaron mucho en lo que acreditación respecta. De hecho la tasa de acreditación de carreras es más alta que en el mundo universitario.
La vida laboral es distinta a lo que fue de hace años atrás y probablemente de aquí en adelante las personas van a cambiar de profesión más de una vez y no basta con solo un título universitario y en ese sentido la formación técnica es eficiente para ir adaptándose a las necesidades de la economía”.