Emol: ¿Una nueva brecha?; Expertos abordan la diferencia que podría surgir entre alumnos que vuelvan a clases y los que no

Apuntan que estos meses son clave para recuperar el vínculo con la escuela, lo que podría, por ejemplo, marcar la diferencia entre estudiantes que están en riesgo de desertar.

Por N. Ramírez

Conocida es la brecha que existe en el desempeño escolar de los estudiantes dependiendo del nivel socioeconómico de sus familias, de si asisten a un establecimiento particular o público, e incluso de su género. Pero ahora, con el cierre masivo de los colegios por la pandemia y la posibilidad de algunos de reabrir, se podría sumar otro factor de distinción: entre los alumnos que asistan a establecimientos que vuelven a clases presenciales y los que no lo hacen.

Esta situación no tiene relación directa con los factores anteriores, ya que, como el Ministerio de Educación ha dejado en manos de los sostenedores y las comunidades educativas la decisión de solicitar o no la reapertura, se da el caso que dentro de una misma comuna hay algunos colegios que optaron por abrir y otros por permanecer cerrados.

También el panorama es heterogéneo entre colegios de una misma dependencia. Por ejemplo, en el caso de los municipales, los sostenedores –que son los alcaldes– han tomado decisiones variadas acerca del retorno, aun si las comunas están en la misma fase del plan “Paso a paso”. Así, mientras algunos han solicitado la reapertura, otros ya hace meses descartaron volver a las aulas este año. Pero incluso entre los establecimientos que han optado por reabrir, las modalidades para hacerlo son muy diferentes, desde los que tienen clases presenciales prácticamente normales todos los días de la semana, hasta los que asisten solo algunos días y para realizar actividades extra académicas.

¿Es posible que todas estas diferencias puedan configurar una nueva brecha entre los estudiantes, ahora entre quienes tienen clases presenciales y quienes no?

Estos meses pueden ser “cruciales” para alumnos en riesgo de desertar

La directora ejecutiva de Acción Educar, Magdalena Vergara, señala que “dada la relevancia que tiene la educación presencial para los estudiantes, mientras algunos colegios abran y otros no lo hagan, sin duda se pueden ir agudizando las brechas que ya se han ido generando debido a la educación remota por el nivel socioeconómico de los estudiantes”.

Advierte que “hay muchos niños que sí van a ver una pérdida de sus aprendizajes”, lo que a su vez “afecta su desarrollo integral”. “No se trata solamente de aprender materias, hay aprendizajes que tienen que ver con el desarrollo de funciones motoras, de su intelectualidad, y hay un desarrollo que se da en la sociabilidad, en el desarrollo de su propia identidad, que son aspectos que sí se forman en la escuela; entonces es muy grave para los estudiantes el no poder asistir y mantenerse dentro de las clases remotas”, afirma.

Hasta el viernes pasado, 428 establecimientos educacionales ya habían reabierto en el país –la mayoría (307) en la Región Metropolitana– y otros 715 habían solicitado volver a funcionar. Esto corresponde al 10,8% de los recintos que podrían solicitar la apertura (por estar en comunas en fase 3 y 4 del plan “Paso a paso”). Es decir, que cerca del 90% de los establecimientos que, por las condiciones sanitarias, podrían solicitar la apertura, no lo ha hecho.

La experta advierte que, entre los que no asisten, “los más afectados pueden ser aquellos que no se han conectado en ningún minuto a las clases remotas, que no han ido a recoger guías, que no han participado dentro de todo el año, porque pueden terminar desertando del sistema y quedar excluidos de la educación, afectando su desarrollo y sus oportunidades futuras”.

Para tener una idea de esta situación, según datos del Mineduc, el 10% de los estudiantes tuvo nula interacción con su colegio durante todo el mes de agosto. Esto es, que no entregaron tareas, no participaron en clases online ni en instancias recreativas del establecimiento.

En ese sentido, Vergara enfatiza que “la posibilidad que tienen hoy día los estudiantes de poder regresar a clases o a algún tipo de actividad presencial es muy relevante, porque además de reforzar a estudiantes que están en una peor situación que sus compañeros, también hay un tema de la vinculación que produce con el colegio”. “Hoy día estamos con el desafío gigantesco de que más de 80 mil estudiantes podrían llegar a desertar del sistema escolar, y en eso este tiempo que queda es crucial para poder generar ese nuevo compromiso, ese nuevo vínculo y volver a integrarlos a sistema educativo”, sostiene.

Dice que otra diferencia que puede marcar volver este año se relaciona con lo socioemocional, que repercute directamente en los aprendizajes. “Quizás un niño (de primero básico) no logre aprender a leer en estos dos meses, pero sí se va a atender su parte socioemocional, que es muy clave para predisponer al niño a aprender. Si un niño está mal, no puede aprender (…) hay muchos niños que no conocen a sus profesores, entonces el hecho de conocerlo también va mejorando ese ambiente de aprendizaje que le va a permitir tener mejores resultados”, señala.

“Más que volver o no volver, importa la calidad de la experiencia”

En tanto, Alejandra Arratia, directora ejecutiva de Educación 2020, señala que “sin duda se puede generar otra brecha, pero yo no la limitaría solo a los que vuelven y los que no vuelven físicamente; es un poco más complejo (…) Yo diría que la brecha más que entre los niños que puedan volver y los que no puedan volver, es entre los niños que pueden acceder a una experiencia de aprendizaje –a distancia o en persona– que sea pertinente o no, que le haga sentido a esa comunidad”.

“Sin duda, la escuela siempre tiene un rol importante, y eso nadie lo cuestiona, pero si tú tienes una escuela que vuelve, pero vuelve en unas condiciones que a los niños los atemoriza, que se angustian más, también va a tener un impacto negativo (…) entonces lo que queremos es que se tenga una experiencia positiva; es más importante la calidad de la experiencia que la cantidad de horas que puedan estar en la escuela”, señala.

En esa línea, afirma que “más que volver o no volver” a clases presenciales, el punto relevante es cómo se generan “las condiciones para que todos puedan sacar lo mejor de este año, tanto los que puedan retornar como los que no puedan retornar”. “En donde más se juega esto es en la capacidad de la escuela, de los profesores, de los adultos involucrados, de apoyar para que la experiencia sea positiva, eso es lo fundamental en este momento”, subraya.

En su opinión, “lo más importante que podríamos tratar de buscar este año es que los niños se sientan parte de una comunidad y que se sientan importantes para esa comunidad, y sostener ese vínculo puede ser online o puede ser en persona”.

“La brecha ya se produjo” con clases online; ésta “es una oportunidad”

Por su parte, también consultado por la posibilidad de que se genere una nueva brecha entre quienes retornen al colegio este 2020 y quienes no, Juan Pablo Valenzuela, investigador del Centro de Investigación Avanzada en Educación (CIAE) de la U. de Chile, señala que “podría ser; pero estamos a cinco o seis semanas (del término del año escolar), el tema de las brechas se produjo en la situación de que las clases fueran a distancia, por las condiciones heterogéneas de los estudiantes, de las familias, el tema tecnológico de por medio”.

“Entonces no es que este espacio (volver a clases este año) vaya a acrecentar esa brecha, más bien ésta es una oportunidad de que aprendamos, en cada establecimiento, que nos vayamos preparando en forma masiva para una reapertura en 2021, (ver) qué cosas funcionan, qué cosa son funcionan, cómo podemos hacerlo mejor”, señala.

Agrega que “el corazón de esto no es que va a acentuar esa brecha; lo que sí podría suceder es que, si las condiciones sanitarias lo permiten, el otro año, el año completo –vamos a ver cómo evoluciona el tema de la pandemia– no lo hacemos adecuadamente, claramente sí se van a generar estas brechas. Por lo tanto, éste es un tiempo de aprendizaje, de identificar las dificultades y generar confianza”.

Coincide en que otros aspectos que se pueden ganar con volver estos meses a clases tienen que ver “con lo socioemocional y con un sentido de pertenencia; para los estudiantes de cuarto medio el cierre de ciclo es también muy importante; y para los estudiantes que han estado más desconectados, por razones socio económicas, tecnológicas, estar en el colegio es un mecanismo de protección, de reenganchar a los estudiantes en el sentido de pertenencia, de propósito, y en eso el reencuentro con sus pares y sus maestros es tremendamente importante; y a los colegios les permite saber dónde están, tener un diagnóstico individualizado de sus estudiantes, de tal forma de preparar una estrategia”.

Sobre el mismo tema, la directora de la Oficina Regional de Educación de la UNESCO para América Latina y el Caribe, Claudia Uribe, señala que “ya tenemos evidencia importante de estas nuevas brechas en muchos países en los aprendizajes perdidos, en desarrollo socioemocional, hasta problemas de seguridad alimentaria y nutricional”. Explica que “las desigualdades socioeconómicas que existían antes del covid-19 solo se han profundizado en este periodo, afectando con mayor fuerza a los estudiantes más vulnerables, expresándose para muchos en una experiencia de educación a distancia muy dispar y poco satisfactoria”.

En ese sentido, afirma que “aunque quede menos de dos meses, hay que avanzar” en la reapertura, ya que “las ventajas de volver a clases presenciales, donde existan las condiciones sanitarias, son únicas; el trabajo en aula y la función de los profesores es irremplazable (…) además, la escuela es un espacio de contención socioemocional, seguridad y servicios básicos, como alimentación escolar, salud y protección”. “En ese sentido, nos tenemos que quedar con la idea que, a pesar de la pandemia, una escuela debe ser siempre un espacio abierto para garantizar el derecho a la educación, aunque asista un solo estudiante”, afirma.

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