Entrevista a Daniel Rodríguez, director ejecutivo de Acción Educar.
¿Qué se hace cuando más de 30 mil estudiantes de 46 colegios de Atacama han perdido dos meses de clases?
La verdad es que es casi irreparable el daño que se está haciendo en el corto plazo. Si son niños de educación básica podrán, a lo largo de su formación, recuperar este largo periodo de inasistencia. Pero en el caso de los alumnos de tercero y cuarto medio, están en una clara desventaja frente a sus pares para dar la PAES. Y hay conocimientos que no van a poder recuperar en su formación escolar. La situación es bastante crítica y tenemos que recoger las enseñanzas de la pandemia: para aprender no hay atajos. Ni una opción online ni un programa intensivo. Aquí cualquier fórmula tipo “dos por uno” lamentablemente no va a tener efectos.
Sebastián Izquierdo, del CEP, coincide con usted en que hay un “evidente problema estructural” de la Nueva Educación Pública que creó los SLEP, sobre lo cual usted mismo advirtió durante la tramitación en 2017.
Yo y muchos más. Cuando la ley se tramitaba, había, yo diría, una visión compartida o un diagnóstico claro de que la administración municipal de los colegios no estaba siendo positiva para un gran número de comunas, y esa era una de las razones de la caída de la matrícula y de la baja calidad del sistema público. Y desde la academia particularmente surge la idea de que la administración municipal era el problema y que si ella se eliminaba, entonces íbamos a ver constantes progresos porque la administración iba a ser mejor. Ahí partieron las diferencias respecto de si la administración era el problema de la mayoría o de todos los municipios. Había casos emblemáticos-Til Til, Valparaíso, San Fernando- en que así ocurría, pero no era en todos los casos.
SALTO AL VACÍO
Así surgieron los SLEP.
El punto que puse yo en esa discusión fue la idea del salto al vacío: no estábamos claros de que el problema fuera la administración municipal para todo, pero no teníamos ninguna certeza de que lo nuevo fuera a ser mejor. Lo que la academia planteó fue que Chile no tenía un nivel intermedio, una institución entre el Ministerio de Educación y los colegios, en circunstancias que existían los sostenedores. Pero el equipo del Ministerio de Educación de la Presidenta Bachelet determinó que había que crear ese nivel intermedio, que son los SLEP, como servicios públicos. Ahí empezó el problema.
A diferencia suya, que está por mejorar el proceso de traspaso, Izquierdo está por ponerle freno de mano. ¿Por qué no sería recomendable?
Creo que tenemos tres opciones: seguir como estamos, continuar y arreglar la carga en el camino, y el otro es para para reparar y para siempre. Pienso que no hay que detener la reforma necesariamente ahora, sino que hacer las mejoras que corresponde. El problema que tengo yo con un freno de mano muy duro es que, por ejemplo, se determine que esto tiene que retomarse en 2026, pero un nuevo Gobierno lo aplace para 2028, y así. Yo creo que hay que arreglar en el camino, pero seguir adelante. Ahora bien, los cambios que hay que hacer son bastante importantes.
¿Cómo cuáles?
Hacer SLEP más pequeños. Porque con ese tamaño se puede tener una región completa en paro y porque sus dimensiones han llevado a que sean muy ineficientes en la solución de problemas concretos. El origen de este paro es la infraestructura, pero no que el colegio se caiga, sino por ejemplo que no hay agua o hay un techo roto. Eso no tiene una solución tan difícil si la distancia con el sostenedor es poca. Pero si él está en Copiapó y el problema está en Diego de Almagro, el problema es mucho más difícil de resolver.
¿Y en la administración?
La dependencia jerárquica de los directores de servicios locales debe ser, en mi opinión, de una autoridad elegida, que responda a la gente. Pienso que los gobernadores regionales debieran cumplir un rol. Y en base a su presupuesto y prioridades, tener un control directo sobre los directores de los SLEP, porque claramente no podemos tener al ministro preocupado de las goteras de un colegio.
Los 66 colegios SLEP de Valparaíso han vivido paros y problemas similares al sistema municipal. ¿Peor el remedio que la enfermedad?
Lamentablemente esta reforma no ha podido demostrar a la sociedad en su conjunto un quiebre respecto a la situación municipal. A mí suelen preguntarme quien viene después de Atacama. Yo digo Valparaíso, donde también el jefe de servicio local fue suspendido por sumario. Hoy tiene un jefe subrogante, gran persona y gran profesional, pero el servicio está en problemas graves, ha tenido paros, problemas de infraestructura, hay deudas heredadas del municipio. Por lo tanto, no le podemos pedir a la población de Valparaíso que identifique una diferencia respecto a la administración municipal.
¿Por qué sigue el sistema de subvención por asistencia alumnos/día y que con recursos variables el sostenedor debe solventar gastos fijos? ¿Es el fondo del problema?
No, de ninguna manera. Porque los particulares subvencionados también están sometidos a este sistema y no muestran ese problema. Además, la variación real de esos recursos no es demasiado importante. No alcanza, en el peor de los casos, un 5%. La forma de entregar la subvención, que premia e incentiva la asistencia, no tiene que ver con los problemas de gestión municipal. Pensemos en Til Til, con una deuda de más de $18 mil millones en cotizaciones previsionales: eso no tiene que ver con la variabilidad de la subvención, sino con un mal manejo de los recursos que se entregaron. ¿Si no es por asistencia, qué aspecto va a determinar la subvención? ¿Da lo mismo que no asistan los estudiantes? ¿Se cuentan los alumnos matriculados en marzo y se entregan los recursos públicos sin constatar si los niños asisten? El oficialismo está tratando de llevar agua a su molino confundiendo el problema de administración; de corrupción, como ha dicho el ministro, y de desorden administrativo, con un problema de financiamiento. Eso es irresponsable. El problema de Atacama no tiene que ver con la falta de recursos, sino con mala administración y falta de control.
¿Qué le parece que el ministro Cataldo haya dicho que en el caso Atacama no ha fallado el Gobierno, sino el Estado?
Creo que trató de reflejar que este problema es muy grande y se extiende por varios años. Pero yo sería crítico en cuanto a lo que se está refiriendo. ¿Los problemas de administración vienen de hace mucho tiempo? Sí. Pero el hecho de que los estudiantes lleven más de 50 días sin clases hasta que estallan las alarmas en Santiago, no es un problema del Estado, sino de esta administración y ella debe resolverlo. El Presidente Piñera presentó un proyecto para arreglar varias cosas de esta Ley de Educación Pública, incluido mejorar los SLEP, y no llegó a discutirse porque se rechazó la idea de legislar. Entre esos votantes estaba el diputado Santana, hoy bastante involucrado en los nombramientos políticos en los SLEP. Pero lo que tenemos que pensar hoy es en cada hora que los niños no están en el colegio. Luego, cuando vuelvan, hay que sentarse a conversar sobre cuáles son los principales cambios que requiere esta reforma.
¿Cómo califica la iniciativa del Ministerio de Educación que impulsa un cambio curricular entre primero básico y segundo medio, con enfoque “descolonial y sexista”?
A mi me parece bastante impertinente la discusión curricular en este momento. El mismo programa del Presidente Boric comienza su capítulo de educación haciendo eco de la crisis educativa que deriva de la pandemia. Y en temas curriculares eso se abordó a través del currículum priorizado, por lo tanto está cubierto, está hecho, y el Gobierno lo expandió y lo mantuvo. Por lo tanto, yo creo que es una impertinencia mover o reorientar el foco del sistema educativo a un cambio curricular, cuando hoy día tenemos el problema de que los niños no están yendo a clases. Y no solo en Atacama.