Autoridades y algunos actores ligados a la Educación han sostenido en el marco del proyecto de ley de Reforma Escolar que el copago o financiamiento compartido, es decir, que el Estado y las familias aporten recursos para la educación, no existiría en países desarrollados o similares a Chile.
La evidencia indica que esta afirmación no es correcta. AcciónEducar realizó un análisis sobre algunos países que cuentan con este sistema de financiamiento mixto en la educación subvencionada escolar. Aunque no son los únicos países, en el estudio se describe la situación de Dinamarca, Australia, Argentina y países en desarrollo.
En Dinamarca existen escuelas públicas y privadas. Las escuelas privadas comprenden el 14% de la matrícula escolar (aproximadamente 91.000 alumnos en cerca de 500 establecimientos) y su participación ha venido en aumento. En Copenhagen, por ejemplo, la participación privada es de cerca de un 25%. La Ley de Escuelas Privadas, de 1991, introdujo un sistema de subvención pública para las escuelas privadas por el cual son objeto de una subvención del Estado para los gastos operacionales, que corresponde al gasto de las escuelas públicas menos el monto pagado por los padres. La subvención se paga a la escuela por alumno y por año, y varía en base al número de alumnos, la distribución de la edad de los alumnos y la zona geográfica donde se ubica la escuela. Las escuelas pueden cobrar una mensualidad a los padres, la que pueden definir libremente. Sin embargo, las familias más pobres pueden acceder a una beca, tal como sucede en Chile en las escuelas subvencionadas con financiamiento compartido. En 2006, la subvención fiscal promedio por alumno por año fue de US$4.622 y el aporte promedio de los padres de US$ 1.015.
En Australia, se ha dado apoyo público sistemático a la educación privada desde 1973, en forma de subsidios federales y estatales a las escuelas privadas, que se complementa con el cobro a las familias. El aporte del Estado a cada escuela es diferenciado considerando el nivel socioeconómico de ésta. El subsidio federal y estatal anual por niño en 2011 para las escuelas privadas fue de US$5.289. Las escuelas privadas católicas, que en general son más vulnerables, recibieron anual en promedio por niño U$$ 6.561 de parte del gobierno y US$ 2.353 por parte de privados, principalmente las familias.
En Argentina la provisión de la educación puede ser tanto pública como privada, y esta última recibe mayoritariamente aportes del Estado, además de la contribución de los padres. El aporte estatal está destinado especialmente al pago de los costos salariales del personal docente y asistente. En el año 2005 las transferencias de recursos estatales a escuelas privadas en la provincia de Buenos Aires representaron el 13% del presupuesto educativo total de dicha provincia, y un 0,47% del PIB. Un estudio encargado por la Dirección General de Educación de la Provincia de Buenos Aires a CIPPEC en 2008 indicó que la mayoría de las escuelas privadas de esta provincia recibía aporte público (98% de las confesionales y 74% de las laicas) y que dicho gasto beneficiaba a escuelas que atendían a niños de diversos niveles socioeconómicos. El mismo estudio señaló que la inversión estatal anual por alumno el 2005 en la educación de gestión privada era de US$ 283, y por su parte el aporte de las familias era de US$671.
Finalmente un estudio del Banco Mundial (2004) realizó una encuesta a 79 países en desarrollo de todos los continentes del mundo para evaluar qué tan extendida es la práctica de hacer cobros a los padres en el nivel primario del sistema de educación público. El estudio concluye que los cobros a las familias son muy comunes, donde el 97% de los países tiene al menos un tipo de contribución Del total de países, 30 cobran mensualidad a los padres, lo que representa el 38% del total, aunque en 11 de esos 30 países el cobro sería informal.