En el último tiempo se han conocido los aumentos de los aranceles de las distintas instituciones de educación superior, especialmente en el ámbito de las universidades, lo que ha reabierto el debate sobre el costo que representa cursar estudios superiores, especialmente en el sector privado más selectivo, así como sobre la justificación de estos aumentos.
Con información proveniente de los estados financieros, correspondientes al año 2013, reportados por las distintas universidades y publicadas por el Ministerio de Educación, se analizan sus gastos e ingresos con el fin de detectar diferencias en términos de ingresos per cápita, utilidades e inversión.
Los resultados muestran que las universidades privadas carecen de los aportes fiscales otorgados a las instituciones que integran el Consejo de Rectores (CRUCH). Esta diferencia en el financiamiento institucional es compensada a través de mayores cobros a los alumnos, siendo esta una de las razones por la cual sus aranceles con más altos.
Aportes del Estado se concentran en instituciones del CRUCH
Si se observan tanto los aportes basales como los fondos concursables, ambos recursos otorgados por el Estado, las diferencias entre las universidades pertenecientes al CRUCH y el resto son enormes. Mientras que las primeras reciben el 98% del total de los aportes estatales, el resto de las universidades sólo accede a un 2% de ellos. De igual forma, si estos recursos se dividen por el total de matriculados en cada uno de estos dos grupos, se obtiene que el ingreso per-cápita por concepto de aportes basales y fondos concursables para las universidades del Consejo de Rectores prácticamente alcanza el millón de pesos por alumno, mientras que para las universidades privadas esta cifra ni siquiera llega a los $20.000 por estudiante matriculado en la institución. En otras palabras, los ingresos per-cápita de las universidades pertenecientes al CRUCH superan en 52 veces a los ingresos obtenidos por las universidades privadas.
Esta discriminación en la entrega de recursos fiscales no parece seguir ninguna lógica ya que las universidades del Consejo de Rectores, además de poseer mayores ingresos por concepto de “otros ingresos”, son menos en cantidad que sus pares privadas y benefician a menos alumnos vulnerables (el 70% del total de la matrícula de alumnos vulnerables asiste a instituciones de educación superior privadas).
Las cifras también muestran que respecto al total de los ingresos de las universidades, las del CRUCH se financian en un porcentaje importante por recursos estatales (un 18% del total de su financiamiento versus un 1% en el caso de las universidades privadas) y que los ingresos por aranceles explican el 45% del total de sus recursos. Sin embargo se aprecia que el resto de las instituciones se financian principalmente mediante el cobro de aranceles, obteniendo un 84% del total de sus ingresos a través de esta manera.
Los resultados anteriores por lo tanto, dejan en evidencia la discriminación arbitraria que sufren las instituciones que no pertenecen al Consejo de Rectores, al carecer de fuentes y/o ayudas alternativas para su financiamiento institucional, lo que explica en parte, por qué estas instituciones (principalmente las universidades privadas G8) cobran aranceles más altos.
Utilidades e inversión
Por otro lado el estudio también encuentra que tanto las universidades que pertenecen al CRUCH como las que no, presentan utilidades del ejercicio relativamente similares para el año 2013, indicando que no existe un grupo que obtenga ganancias muy por sobre las del promedio del sistema.
No obstante lo anterior, respecto al nivel de inversión que presentan las instituciones, el estudio muestra que las universidades privadas invierten, en promedio, más que las universidades del Consejo de Rectores, tanto en términos totales como en porcentaje de las utilidades anuales.
Se puede observar que en términos de monto, las universidades privadas G8 son las que más invierten de todo el sistema, $107 mil millones en 2013, superando en 1, 8 y en 1,6 veces los totales invertidos por las universidades tradicionales (privadas del CRUCH) y estatales respectivamente. El resto de las universidades privadas que no se encuentran adscritas al Sistema Único de Admisión (No G8) también muestra altos niveles de inversión.
Ver noticia sobre el estudio publicada en El Mercurio