La Segunda: Las polémicas preguntas de la PSU que cuestionan el modelo económico

Aseverar que las reformas neoliberales habrían profundizado la desigualdad tiene distintas visiones’, dice Renato Guzmán, académico UDP.

Por M. Miranda

‘Se está obligando al alumno a que responda opciones que no son correctas’, dice María Paz Arzola, investigadora en el área de educaciónde Libertad y Desarrollo (LyD), al revisar algunas de las preguntas de los ensayos de Historia y Geografía y Ciencias Sociales para el proceso de 2018 y 2019 que elabora el Departamento de Evaluación, Medición y Registro Educacional (Demre) y que, estima, podrían mostrar un ‘sesgo’ en algunos contenidos que se miden en la PSU. Debate que se da ad portas del examen que se rinde el lunes 26 y martes 27 de noviembre.

Se trata de preguntas que a fines de los años 90 eran cuestionadas por su visión política, pero que hoy son objeto de debate por abordar el modelo económico neoliberal y sus consecuencias: la globalización, las transformaciones sociales y empleo informal.

‘La PSU debiera evaluar conocimientos y plantear preguntas de manera objetiva, y no confundir al alumno sobre materias que son abiertamente incorrectas o no están zanjadas’, dice Arzola. Sin embargo, para la investigadora de Acción Educar, María Jesús Castro, ‘las preguntas son elaboradas en base al currículum escolar, es decir, a lo que los alumnos aprenden durante la enseñanza media’, por lo que un estudiante ‘no debería tener problemas para responder’. Y agrega: ‘Efectivamente en la prueba de Historia, y sólo en esa prueba, se han identificado algunas preguntas en las que uno podría decir que hay un sesgo ideológico, y eso básicamente tiene que ver con procesos históricos que son subjetivos’.

Castro también apuntó al curriculum escolar y a otros ‘sesgos’ que a su juicio se perpetúan con la PSU, tales como ‘los de género y socioeconómicos’.

AFP y gasto público

Por ejemplo, en uno de los ítems del ensayo del Demre se abordan las transformaciones aplicadas en los años 80 (N° 21, 2018) -como la creación de las AFP, la reducción del gasto público y la municipalización de la educación- y consulta cuáles sus consecuencias. La respuesta correcta apunta a la generación de desigualdades sociales y la reducción de las funciones económicas del Estado.

Otra pregunta (N° 24, 2018) hace alusión a datos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) de 2014 sobre el aumento del empleo informal en América Latina y le pide al alumno identificar las consecuencias de ese proceso. Las alternativas son tres: El incremento permanente del salario mínimo; el aumento de la participación de las mujeres y jóvenes en el mercado laboral, en trabajos precarios y de baja calificación; y la mejora en los sistemas de pensión y de salud a causa de la llegada de mayores inversiones al sector servicios. La respuesta correcta es la segunda. Una reflexión que, según Arzola, no tiene un sesgo, ‘aunque sí me parece que puede estar mal planteada, porque no es evidente qué es causa y qué es consecuencia’.

En otro ensayo de 2019, la pregunta 17 ocupa un fragmento del analista de información uruguayo Eduardo Gudynas, quien hace una crítica al proceso de globalización y de la función de la CEPAL, y plantea recuperar la autonomía y ‘capacidades de maniobra frente a las dinámicas globales’. La experta de LyD asegura que esta pregunta ‘demuestra un sesgo antiglobalización y es preocupante. La globalización es un fenómeno positivo, y la población de los países más abiertos al comercio mundial han visto importantes beneficios que no se pueden desconocer’.

Historia e ideología

Renato Guzmán, doctor en Educación y académico de la UDP, coincide con Castro en que la historia es subjetiva: ‘Es una ilusión pensar o evaluar la historia y las ciencias sociales sin ideología, porque estas materias se plasman desde cómo entiendes la realidad’. Por ello, argumenta que hacer solo preguntas con respuestas cerradas y de consenso ‘es un error porque termina deformando un curriculum escolar’. Este último es propuesto por el gobierno pero quien lo visa es el Consejo Nacional de Educación (CNED).

‘Si hubiese una pregunta sobre la guerra civil de 1891, es muy difícil que un grupo de interés reaccione. Pero esta aseveración de que las reformas neoliberales habrían profundizado la desigualdad tiene distintas visiones. Si uno tuviese que pedir un consenso absoluto no se podrían hacer muchas preguntas en esta asignatura o serían poco relevantes’, añade.

Hacer una prueba de consenso, dice Guzmán, tiene un efecto en cómo se enseña la materia. ‘Si el colegio está muy preocupado de la PSU hará clases menos desafiantes y reflexivas y va a entrenar fuertemente a los estudiantes en el instrumento. Porque eso de que la asignatura de historia se trata de entender el pasado, es algo que dejó de estar en el curriculum hace tres reformas curriculares atrás (1998, 2009, 2013). Hoy tiene la intención que interpreten el presente y eso tiene un sentido pedagógico: aspira a que los estudiantes desarrollen actividades de orden superior, que aprendan a indagar, a interpretar, a crear conocimiento propio’.

En esa línea el profesor de la UDP plantea formular preguntas en condicional. O si se trata de una cita, como es el caso de la de Gudynas, se podría recalcar que se trata de la perspectiva del autor: ‘Un muy buen referente para preguntas de alternativas en estas áreas más complejas, es la prueba internacional de educación cívica. Por ejemplo, ocupar un condicional: cuáles de las siguientes afirmaciones serían consecuencia de estos procesos; si un partido político cree en la economía abierta y en la iniciativa privada, cuál sería su posición frente a un alza de impuesto’. Eso desprende consecuencias lógicas frente a una posición y no haces juicios sobre eso’.

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