Análisis de la Universidad de Chile y la Pontificia Universidad Católica muestra que, aunque un 80% de los colegios declara haber retomado actividades presenciales -con amplia disparidad entre los recintos públicos y los privados-, a mediados de agosto solo el 27% de la matrícula estuvo al menos una vez por semana en el aula. El bajo porcentaje estaría determinado por los aforos impuestos y por la baja confianza de las familias.
Por S. Ruiz de Gamboa y R. Gálvez
Pese a que todo el país está desconfinado y el grueso de las comunas se encuentran en fase de Apertura, la normalización de las actividades académicas, en todos los niveles, ha ido notoriamente más lenta. Y aunque cada vez son más los colegios abiertos, la modalidad de enseñanza que están recibiendo los estudiantes está más cerca de la educación virtual que de la presencial.
Así lo muestra el análisis realizado por la Escuela de Gobierno y el Instituto de Sociología de la UC, en conjunto con el Centro de Investigación Avanzada en Educación (CIAE) de la Universidad de Chile que, con el apoyo del Ministerio de Educación, han monitoreado la evolución del sistema escolar en la pandemia, sus principales trabas y desafíos.
Y de acuerdo a esta sexta entrega, que abarcó el período comprendido entre el 9 y 13 de agosto, solo un 27% del total de los estudiantes matriculados asistió presencialmente a clases al menos una vez a la semana.
El estudio, que considera una muestra representativa de los establecimientos (1.991 encuestados, el 21% de los existentes), muestra también que el 80% de los colegios en comunas en Fase 2 o superior ya retornó a las actividades presenciales, ya sea a través de todos o algunos de sus niveles educacionales.
“Un elemento muy importante es la masiva reapertura presencial tras las vacaciones de invierno. Tener un 80% de establecimientos abiertos presencialmente es un tema inédito de 2021. Este ha sido el mayor porcentaje”, comenta el investigador del CIAE de la U. de Chile, Juan Pablo Valenzuela.
De los establecimientos que reabrieron las aulas, en promedio el 57% realizó actividades presenciales orientadas a todos los estudiantes. Mientras, un 23% lo hizo solo para algunos niveles educativos o grupos priorizados de alumnos.
De hecho, debido a los protocolos sanitarios, el 72% de los colegios fijaron como máximo el número de 15 estudiantes por sala, aforos que fueron más restrictivos en los colegios municipales (el 57% admite menos de 10) y más laxos en los particulares pagados (59% recibe a más de 15).
Los datos también revelan que la presencialidad en los recintos de los Servicios Locales de Educación Pública (SLEP), particulares subvencionados y particulares pagados superó el 90%, mientras que, en el caso de los recintos municipales, la cifra alcanzó el 61%.
Si bien en el primer semestre la reapertura en los establecimientos municipales era del 40%, lo cual ha mejorado, el estudio advierte que es en este sector donde más persiste la educación remota, pues ponderan el 81,2% del total de recintos que aún no retornan a las aulas.
Esta situación preocupa a la profesora y cofundadora del movimiento Escuelas Abiertas, Teresita Romero, quien afirma que, a un año y medio del inicio de la pandemia, la reapertura en la educación debiera ser comprendida como una urgencia. “Ya no es cómo incentivar, es que realmente es un deber hacerlo, un deber que no debería depender de cuántos apoderados quieren que sus hijos vuelvan a clases ni de que los que sí quieren apertura tengan que denunciar o hacer acciones legales, ni de opiniones políticas de sostenedores”, sostiene.
En la misma línea, la académica de la Escuela de Gobierno de la Universidad Católica, Susana Claro, comenta que, desde que comenzó la investigación ha tenido la oportunidad de conversar con varios directores, quienes “han hecho mucho trabajo de conectarse, de vincularse con los apoderados y demostrarles que están trabajando con mayor seguridad. Entonces, yo creo que hay mucho esfuerzo que poner ahí, para generar la confianza en los apoderados de que pueden ir con sus hijos, pero yo imagino que todavía hay mucho temor. Creo que donde más hay que trabajar es en la conciencia de que el costo para los niños de no ir a la escuela es muy alto”.
Con todo, se espera que en el sector municipal la situación siga mejorando: aunque la mitad se declaraba insuficientemente preparado para concretar la apertura, el 55% de los colegios ya tenían planes para abrir en septiembre.
Incentivar la asistencia
En un día normal, solo el 19% de los estudiantes asistió a alguna actividad pedagógica, abarcando, en promedio, el 43% del aforo de cada establecimiento. Y si bien los estudiantes que asistieron al menos un día a la semana representan el 27% de la matrícula general, este porcentaje es considerablemente mayor en los recintos particulares pagados, donde la cifra alcanzó el 54%, y cae al 24% en los particulares subvencionados y al 22% en los recintos municipales y SLEP.
Lo anterior cobra especial relevancia si se considera que, de acuerdo a las estimaciones de los directores, alrededor del 26% de los estudiantes no cuentan con conectividad suficiente para participar de las actividades de aprendizaje a distancia. Y si se considera solo a los recintos SLEP y municipales, el promedio sube al 33%.
Es más. El análisis también recogió la cifra de estudiantes que no participan en ninguna actividad educativa: el 5,4%, promedio que sube al 8,3% en los colegios municipales y al 6,4% en los SLEP.
El estudio muestra que los recintos que cuentan con actividades presenciales consideran prioritario cerrar las brechas de aprendizaje, aumentar la asistencia de los estudiantes y mantener el vínculo con estudiantes no presenciales. En los colegios municipales, en tanto, la principal preocupación fue mejorar la conectividad digital.
Respecto a lo anterior, la encargada de Proyectos del centro de estudios Acción Educar, Pía Turner, comenta que era esperable que la asistencia a clases durante las primeras semanas de agosto fuera relativamente baja. “Tal como ha ocurrido en otros países, hay muchos padres que esperan a ver cómo funciona la apertura antes de enviar a sus propios hijos al colegio. Eso debiera de irse revirtiendo con el transcurso de las semanas. A la vez, los aforos diarios permitidos muchas veces son menores al 100% de la matrícula”, señala.
No obstante, para el investigador del CIAE de la Universidad de Chile, Juan Pablo Valenzuela, el foco de atención en el futuro deberá estar en la educación híbrida. “Tenemos que aprender y mejorar toda la educación que se denomina híbrida o mixta, porque abres el colegio y solo uno de cada tres va a estar presencialmente, los otros dos están a distancia. Eso conlleva a que hay que tener un tema complementario sistemáticamente de cómo se hace la clase en línea, cómo les llegan los aprendizajes a los estudiantes, cómo estás sabiendo que están aprendiendo de por medio”, concluye.
La mirada de los protagonistas
“La resistencia explícita de algunos sectores al proceso de apertura de establecimientos educacionales y la demora de algunos sostenedores en poner los colegios a disposición de las familias atenta contra el objetivo de generar confianza en los apoderados”, dice sobre los resultados de la encuesta Raúl Figueroa, ministro de Educación, quien añade que “a medida que los colegios abren, que los apoderados conocen su funcionamiento y aprecian los beneficios que tiene para sus hijos ir a clases, la asistencia aumenta”.
El titular de Educación ahonda y asevera que “la confianza es primordial para que las familias decidan que sus hijos retornen a la presencialidad”, razón por la cual, en todas las regiones del país han desarrollado diálogos con las comunidades educativas “para escuchar sus aprehensiones y darles respuestas a sus dudas, por lo que esperamos que con esto vayan generando seguridad y sigan enviando a sus hijos a clases presenciales”.
Pero, más allá de la adhesión de las propias familias, ahora los sostenedores, ya sea municipales, dependientes de un Servicio Local de Educación Pública, particular o particular subvencionado, están forzados a abrir las puertas de sus salas de clases, toda vez que el martes de esta semana la Superintendencia de Educación emitió un dictamen en el que los obliga a esto, arriesgándose a multas de hasta 1.000 UTM para quienes no cumplan.
Lo Espejo es una de esas comunas que aún no han dado luz verde al retorno a las aulas. “Por cierto, consideramos que las clases presenciales son mejores. Necesitamos que nos ayuden que esas clases se puedan generar bajo las condiciones que corresponden. Compartimos esa preocupación, pero necesitamos que nos puedan apoyar, porque finalmente nos imponen, pero no se fijan en las condiciones que tenemos en las distintas comunas y todos los estudiantes de Chile merecen seguridad”, señala la alcaldesa Javiera Reyes (PC).
Por eso, dice la edil, están buscando habilitar “sobre todo actividades que guardan relación con el proceso educativo desde el punto de vista de aquellas que puedan realizarse al aire libre, principalmente porque tenemos graves problemas de condiciones materiales respecto a la gasfitería”. Eso, asegura, impide garantizar el lavado de mano de los estudiantes.
“Estamos a la espera hace más de un mes de una reunión que le solicitamos al ministro de Educación, para poder plantearle, mostrarle y que nos puedan ayudar a mejorar las condiciones de infraestructura en las que recibimos los establecimientos”, asevera.
Desde la Dirección de Educación de Santiago, en tanto, explican que hoy tienen cinco establecimientos educacionales con distintos trabajos presenciales, entre talleres y apoyo a estudiantes con rezago.
“Llevamos más de la mitad de las escuelas con sus demarcaciones hechas, cosa que estaba pendiente, y también con las compras de elementos de protección personal, lo que permitirá ir abriendo más establecimientos en forma gradual durante los próximos días y semanas”, agregan, además de señalar que septiembre “será un mes clave y esperamos a la vuelta del 18 a lo menos tener un tercio de establecimientos abiertos y con presencialidad organizada y activa”.
Puente Alto ha sido uno de los más recientes municipios en sumarse a la presencialidad. “Los establecimientos municipales están en funcionamiento de acuerdo a los protocolos y medidas sanitarias dispuestas por las autoridades”, dice Daniela Torres, secretaria general de la Corporación de Educación y Salud de la comuna.
“Estas medidas también han sido trabajadas en profundidad con las comunidades educativas”, añade, antes de explicar que para el cumplimiento de las medidas sanitarias “se ha ido realizando un ingreso presencial de estudiantes de manera progresiva, de modo tal que semana tras semana van aumentando los cursos que asisten a nuestros establecimientos”.
El titular del Mineduc detalla que a la fecha ya son más de 11.800 recintos con sus puertas abiertas, los que esperan que día a día aumenten. “La apertura era un objetivo fundamental y el primer paso para que las familias tengan la oportunidad de elegir si envían o no a sus hijos a clases”, dice. Y añade: “Con los establecimientos abiertos, nuestro mayor desafío es que las familias tengan confianza en que el retorno sea seguro, y conciencia de lo importante que es para los niños recuperar la presencialidad”.