“Un estudiante socioeconómicamente desfavorecido (en Chile) tiene una probabilidad seis veces mayor de tener un bajo rendimiento que un estudiante socioeconómicamente favorecido”. Así de lapidario es el informe de la Ocde titulado “Estudiantes de bajo rendimiento: ¿por qué se quedan atrás y cómo ayudarlos a tener éxito?”.
En dicho análisis de las cifras de la prueba Pisa (Programa para la evaluación internacional de estudiantes) del 2012, se señala que un 75% de los alumnos vulnerables que rindió el examen internacional tuvo un bajo rendimiento en el test de matemáticas. En la otra cara de la moneda, sólo un 25% de los estudiantes de buena situación socioeconómica obtuvo un bajo resultado.
Cabe destacar que la Ocde define como bajo rendimiento no alcanzar el nivel 2 de los seis que posee el test, lo que quiere decir que no obtienen “los conocimientos básicos para participar plenamente en una sociedad moderna”.
El análisis de la organización asegura que los problemas de aprendizaje son el resultado de la combinación y acumulación de varias barreras y desventajas. En esa línea, remarca que en Chile la probabilidad de tener un bajo rendimiento en matemáticas es mayor para los estudiantes socioeconómicamente desfavorecidos, como también para las alumnas, quienes asisten a escuelas en zonas rurales, los que no han recibido educación preescolar y quienes han repetido curso.
Pero el documento, además, hace un análisis de cómo los bajos resultados de un estudiante pueden afectar el desarrollo de un país. Es así como concluye que “si todos los estudiantes chilenos de 15 años alcanzasen por lo menos el nivel básico de rendimiento en Pisa, el PIB de Chile en 2095 podría ser un 35% más elevado”.
El informe internacional señala, además, que existe una correlación entre tiempo dedicado al estudio y resultados en Pisa. Así, afirma que los alumnos de bajo rendimiento en matemáticas dedicaron un promedio de 2,8 horas a la semana a sus deberes escolares, mientras que los que quedaron clasificados en el nivel 2 dedicaron en promedio 4,2 horas a la semana. Esto contrasta con la media en la Ocde, donde los jóvenes con resultados insuficientes dedicaron 3,5 horas a la semana a estudiar.
El documento agrega que las alumnas tienen más de el doble de probabilidad de tener un bajo rendimiento en matemáticas que los estudiantes masculinos. En ese sentido, el análisis señala que un 57% de las estudiantes chilenas tuvo bajos resultados en dicha prueba versus un 45% de los hombres que obtuvo un nivel similar.
Las soluciones
Según el análisis de la organización internacional, el comportamiento de los profesores incide directamente en el desempeño escolar. Es así como indica que los estudiantes chilenos tienen menor probabilidad de tener bajo rendimiento cuando tienen docentes con mayor entusiasmo en las clases y más expectativas en sus alumnos. Además, reafirma que también influye el absentismo de los docentes y las actividades extracurriculares.
En esa línea, Jorge Schiappacasse, director de Impulso de Políticas Públicas de Elige Educar, manifiesta que la ley que crea el Sistema de Desarrollo Profesional Docente es una de las mayores contribuciones para combatir la desigualdad. “La carrera docente es la que ataca el corazón de estos problemas por dos razones. Una, porque mejora el estándar general de los aprendizajes y de las condiciones laborales. Y, en segundo lugar, porque crea incentivos para que los mejores profesores vayan a trabajar a los sectores de mayor complejidad social”, dice Schiappacasse.
Además, el experto de Elige Educar señala que hay un desafío en impulsar la asistencia en la educación parvularia. “Es importante mejorar la educación inicial, especialmente la asistencia. Ahí el país tiene que hacer un trabajo importante y por sobre todo mejorar aún más las condiciones de los educadores iniciales”.
En tanto, la conclusión de la Ocde llama a “hacer del bajo rendimiento una prioridad en su agenda de política educativa”, aunque también destaca la mejora nacional en los resultados de la Pisa de lectura.
Por último, enumera 10 medidas para mejorar el rendimiento escolar. Entre ellas, destaca reducir las desigualdades en el acceso a la educación inicial y limitar la separación de los estudiantes por nivel académico. También sugiere ofrecer refuerzo individualizado a los colegios y a las familias desfavorecidas, así como identificar a los estudiantes de bajo rendimiento y diseñar una estrategia a adecuada a su perfil. En ese contexto, el organismo destaca la necesidad de ofrecer refuerzo escolar “tan pronto como sea posible”.
Respecto al análisis, el director ejecutivo de Acción Educar y ex asesor del Mineduc en el gobierno anterior, Raúl Figueroa, indica que efectivamente la “calidad de la educación impacta tanto en el bienestar individual como en el desarrollo del país, aunque es muy difícil demostrar una relación causal sobre esto último”.
A pesar de ello, Figueroa enfatiza que “tiene especial impacto la inversión que se haga en los primeros años de vida escolar, debiendo concentrarse ahí el esfuerzo en gasto público”.
Director ejecutivo Acción Educar: “Las reformas no han tenido foco en la calidad”
¿Qué lectura hace del informe de la Ocde?
Los datos reflejan el sistema educativo chileno: de baja calidad en general, pero en una ruta lenta y consistente de mejora por lo menos hasta 2012, con importante segregación, sesgo de género y una fuerte correlación entre el nivel socioeconómico y los logros académicos. Pero hay que considerar los avances: Chile es, junto a Lituania y Brasil, el país que ha mejorado de manera más acelerada sus resultados. El 2012 se alcanzó el primer lugar en Latinoamérica en todas las áreas Pisa. Si se considera que tenemos una cobertura escolar plena, las diferencias entre alumnos de nivel socioeconómico alto y bajo son un reflejo de la segmentación del país.
¿Cree que las reformas aprobadas ayudan a mejorar esta situación?
La Ley de Inclusión no tiene su foco en la mejora de los aprendizajes y, por el contrario, implica una fuerte restricción a la autonomía de los colegios, lo que puede tener consecuencias negativas para el desarrollo del sistema. Es notable que el informe insiste en que los recursos deben enfocarse en el “bajo rendimiento”. Sin embargo, la Ley de Inclusión utiliza los fondos para reorganizar administrativamente el sistema particular subvencionado, lo que no relaciona en lo absoluto con el bajo logro académico que caracteriza principalmente al sistema estatal.
¿Y la carrera docente?
Implica un importante incremento en el gasto público para mejorar las condiciones salariales de los profesores. Es un elemento importante, pero que no va unido a los mecanismos adecuados para evaluar desempeño y efectividad de los docentes en el aula. Dudo que tenga un alto impacto en los aprendizajes, aunque sí implicará un alto costo fiscal. Las reformas impulsadas no han tenido el foco en la calidad ni han potenciado los aspectos positivos de nuestro sistema escolar.
¿Qué más debe hacer el gobierno?
Urge implementar de manera adecuada el Sistema de Aseguramiento de la Calidad de la Educación, cuya cabal puesta en marcha se ha dilatado injustificadamente. Hay que recordar que se originó en el primer gobierno de la Presidenta Bachelet y que se aprobó durante en el del Presidente Piñera con un amplio consenso. Se basa precisamente en el reconocimiento de la autonomía de los colegios y a la importancia de poner en el foco en los aprendizajes.
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