Equivalen al 8,2% de 1.262.000 alumnos que están matriculados en esta área. Los planteles deben iniciar su certificación antes de 2020 o arriesgan su cierre.
En 2020, todas las instituciones de educación superior que no estén acreditadas deberán al menos iniciar su proceso de certificación ante la Comisión Nacional de Acreditación. De lo contrario, arriesgan la posibilidad de cierre.
Así lo establece la Ley de Educación Superior, con el fin de emparejar criterios de calidad en todo el sistema. Pero ese proceso no es fácil y puede suponer, incluso, el cierre de muchas instituciones, por lo que se espera que en los próximos años el panorama de la educación superior cambie drásticamente.
Según un análisis de Acción Educar, existen 64 instituciones no acreditadas en la educación superior, donde estudian 103.047 alumnos. De ellas, 12 son universidades, 30 Centros de Formación Técnica y 22 Institutos Profesionales. Además, 39 de estas instituciones, que reúnen a 36 mil jóvenes, nunca se han sometido al proceso de acreditación, por lo que no poseen experiencia para pasar la prueba.
Si de parámetros se trata, los 103 mil alumnos equivalen al 8,2% de la matrícula 2018 de educación superior, que es de 1.262.771 estudiantes.
El director ejecutivo de Acción Educar, Daniel Rodríguez, explica que la obligatoriedad afectará tanto a recintos pequeños como a los más grandes. “Las instituciones pequeñas no existen en el mundo acreditado. El sistema no está adaptado para ellas y hay un alto riesgo de que estas sean incapaces de resistir el proceso de acreditación, incluso de enfrentarlo”, dice.
Por otra parte, también hay planteles “grandes” que corren riesgos. Rodríguez cuenta que “hay nueve universidades privadas no acreditadas con más de mil alumnos, lo que quiere decir que tienen el tamaño de la U. Arcis. Están en mejor pie para la acreditación, pero eso no implica que no puedan cerrar”.
Entre estas últimas aparecen las universidades de Aconcagua (7.641 alumnos) y Los Leones (3.915 alumnos), que nunca se han acreditado.
En Vertebral, agrupación que reúne a planteles técnicos acreditados, también están en alerta. El director ejecutivo, Leopoldo Ramírez, cree que se extinguirán algunos recintos “de baja matrícula o de nicho, o puede ocurrir una agrupación de planteles para que puedan sobrevivir a las nuevas reglas. Pero es un hecho que desaparecerán actores”.
Por ello, Rodríguez, de Acción Educar, dice que el Ministerio de Educación debe prever ese escenario. “No basta con esperar a que la nueva acreditación empiece a funcionar, hay que adelantarse, porque si el sistema funciona como se espera, ciertas instituciones no van a resistir”.
Como ejemplo, plantea que sería ideal “diseñar un mecanismo de fusión de instituciones, que haga más fácil el proceso de cierre y traspaso de estudiantes de las que no cumplen los estándares”.
Casos extremos
De los recintos sin acreditación, el más grande es el Instituto Superior de Artes y Ciencias de la Comunicación (IACC), que se dedica a las carreras online y tiene 13.105 alumnos, tantos como la Universidad Central. El rector del instituto, Raymond Rosal, dice que están preparando el proceso de acreditación y que no lo habían hecho porque hasta hace poco no existían criterios para programas a distancia.
“Ahora sí hay criterios, que se enfocan en ver un plan de desarrollo estratégico, un modelo educativo y un sistema de acompañamiento”, explica.
Entre las instituciones pequeñas, el IP Agrario Adolfo Matthei es el plantel con menos estudiantes (586) que sí logró acreditarse: luego de este, vienen 41 instituciones más pequeñas sin certificación.
Marcelo Catalán, encargado de aseguramiento de la calidad de ese IP, cuenta que la especificidad de cada proyecto educativo es crucial en instituciones pequeñas, y que para sobrevivir es necesario “tener una demanda efectiva, porque uno puede tener una gran oferta académica, pero puede existir una baja demanda estudiantil”.