A nivel prebásico, la tasa de alumnos que tuvieron clases, presenciales o virtuales, pasó de 51,7% en el 2017 al 42,3% en el 2020. Lo mismo en los cursos iniciales, donde el índice cayó de un 91,4% al 84,1%. Expertos advierten que la brecha responde a las dificultades que impuso la pandemia, especialmente a niños con menos facilidades para conectarse a internet.
Por I. Canales y S. Ruiz
(Extracto del artículo de La Tercera, para verlo completo ingresa aquí)
Los resultados de la Casen son significativos: entre las ediciones 2017 y 2020, los índices de asistencia en educación parvularia y básica disminuyeron, respectivamente, nueve y siete puntos porcentuales.
“La baja en la cobertura en educación básica y parvularia es una mala noticia que puede relacionarse con la pandemia”, concuerda Tania Villarroel, directora de estudios de Acción Educar, quien advierte que la reducción más fuerte se produjo en educación parvularia, “que probablemente es más sensible a factores externos, ya que los padres consideran que no es tan relevante”.
De hecho, añade, en la Casen 2017 se preguntó por qué el alumno no asistía a la educación parvularia, y un 73% de los padres contestó porque no era necesario, ya que lo cuidaban en la casa. “Por eso es relevante la aprobación del proyecto de ley sobre kínder obligatorio, para relevar la importancia de la educación parvularia”, asegura.
Además, asevera que la educación a distancia también pudo traer dificultades a las familias, “toda vez que los padres, muchas veces, sin contar con las herramientas y conocimientos necesarios, tuvieron que apoyar el proceso educativo de sus hijos”.
¿Cuál es la situación en los otros niveles de educación? De acuerdo con los resultados de la encuesta, la tasa de asistencia en educación media pasó del 73,4% al 72,6%. Asimismo, los índices de asistencia en la educación superior aumentaron de un 37,4% a 40,5%.
Una explicación para la disimilitud entre las cifras de asistencia entre estudiantes más chicos y más grandes podría ser, según los entendidos, la tolerancia que tienen los niños más pequeños a la educación a distancia. “No solo la conectividad puede ser un problema, sino que también la disponibilidad de los apoderados para conectarse con los párvulos o alumnos de educación básica, quienes requieren de compañía y apoyo constante. Por el contrario, un alumno de educación media tiene mayor autonomía”, asegura Villarroel.
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