Por: Carlos Said.
Hubo un menor interés entre alumnos de generaciones anteriores y liceos técnicos, lo que se explicaría por la pandemia y la crisis económica. Universidades advierten difícil escenario.El viernes terminó el plazo de inscripción en la nueva Prueba de Transición, que reemplazará a la PSU, y que será rendida los días 4 y 5 de enero. Pero el universo de postulantes para el debut del test será menor que en años anteriores: se inscribieron 262.377 personas, 12% menos que quienes se matricularon para dar el examen el verano pasado.
No es todo. La cifra de postulantes para la nueva prueba también es la menor de los últimos 13 años, ya que en 2008 hubo 277.420 interesados en rendir la PSU, cantidad que ha ido creciendo en la última década, llegando a un máximo histórico el verano pasado, con 297.450 postulantes.
El subsecretario de Educación Superior, Juan Eduardo Vargas, explica que la caída se debe principalmente “una baja de inscritos de promociones anteriores, establecimientos vespertinos (de adultos) y liceos técnico-profesionales, que generalmente optan por la educación superior técnico-profesional, que no exige la prueba para el ingreso”.
Pero los expertos coinciden en que la crisis económica y la anomalía de este año académico, que hace seis meses se ha desarrollado de forma online y parece extenderse así hasta el 2021, explican este menor interés por dar la nueva prueba.
Magdalena Vergara, directora ejecutiva de Acción Educar, dice que quizás muchos jóvenes “prefirieron no dar la prueba ahora y esperar un año más para prepararse mejor, considerando, además, que el próximo año continuará un sistema mixto de clases. Ha sido un año difícil y no todos han podido prepararse de la misma manera”.
Ernesto Treviño, académico de la Universidad Católica y experto en educación superior, coincide en la idea de que algunos jóvenes prefirieron no inscribirse por sentirse poco preparados, o bien porque tuvieron que dedicarse este año a trabajar para apoyar a sus familias.
En el caso de los alumnos de liceos técnicos, agrega Treviño, el menor interés se podría explicar “porque algunos no consideran que sea necesario dar la prueba para entrar a planteles técnicos (los centros de formación técnica e institutos profesionales no la exigen), o porque decidieron, definitivamente, cortar sus estudios”, por ser de los sectores más vulnerables.
“Habría que ver si entre el año pasado y este año aumentó la deserción en esos liceos, como lo han anunciado algunas proyecciones, porque en estas condiciones económicas y educativas tan difíciles, puede que hayan tenido que dejar de estudiar”, advierte.
Difícil escenario
La menor cantidad de inscritos augura un complejo escenario para la educación superior, sector que este año ya quedó con 64 mil vacantes vacías, la mayor cifra de la que se tenga registros, y la menor cantidad de alumnos de primer año desde 2010.
Juan Oyarzo, rector de la Universidad de Magallanes e integrante del Comité Técnico de Acceso Universitario, dice que esto podría complicar aún más a las universidades. “Esto se debe al estado de incertidumbre que hay en el país, que es algo que los estudiantes no saben cómo manejar y, ante eso, muchos prefieren tomar un año sabático a la espera de que esto se normalice”, plantea.
El rector cuenta que este año perdieron 200 estudiantes, “y con toda seguridad vamos a seguir teniendo una merma de alumnos, incluso entre quienes ya están estudiando y podrían pedir su retiro temporal”.
Para Óscar Garrido, rector de la Universidad de Los Lagos, dice que “se requerirá la mayor resiliencia de las universidades para adaptarse a ese nuevo contexto”, considerando todos los problemas que han tenido. En el caso de su región, los inscritos a la Prueba de Transición cayeron 9%. “Pero también está en las manos del Mineduc el entender que muchas familias han perdido su sustento económico y generar más garantías de becas y beneficios para los estudiantes”, dice.
De los 262 mil postulantes que hay este año, el 73% corresponde a jóvenes que hoy están en 4° medio. De ellos, el 90% accedió a la Beca Junaeb, por lo que quedaron exentos de pago del valor del examen. Además, de todos los inscritos, el 3% son extranjeros y 4.813 personas informaron alguna discapacidad o pidieron algún ajuste en la rendición de la prueba.
El subsecretario Vargas explica que, tras el proceso de inscripción, ahora el ministerio seguirá trabajando con la Mesa de Seguridad, que convoca a los ministerios de Interior, Salud y el Demre de la Universidad de Chile, “para coordinar que la aplicación de la prueba cumpla con todas las medidas de resguardo sanitario necesarias para los estudiantes y equipos examinadores”.
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