Este año, más de 90 mil alumnos fueron seleccionados en alguna de las carreras ofrecidas por las 33 universidades adscritas al sistema único de admisión (SUA). De ellos, 4.500 estudiantes fueron aceptados en pedagogía. De este grupo, sólo el 25,4% postuló a la carrera con 600 puntos o más en la PSU, puntaje que lo hace merecedor de la Beca Vocación Docente, que costea la carrera de alumnos con alto desempeño.
Entre los 1.142 alumnos que lograron un buen desempeño en la prueba, y que este año ingresarán, a esta carrera, 1.088 se posicionaron en el tramo de 600 y 699 puntos, 53 lograron hasta 799 y sólo una persona logró superar la barrera de los 800, según datos de un análisis realizado por la U. de Los Andes (ver infografía).
Del resto de los seleccionados, 3.358 (74,6%) lograron puntajes por debajo de los 600 puntos.
El cruce de datos consideró el número de alumnos egresados de cuarto medio en 2014 y que fueron seleccionado en unas de las carreras de educación ofrecidas por los 33 planteles. No se consideraron sicopedagogía, educación diferencial ni educación física.
Que del total de futuros profesores que ingresa anualmente solo un cuarto logre los más altos puntajes en la PSU es una realidad que ha sido constante en la matrícula de programas de educación en el país, según señala el rector de la Umce, Jaime Espinoza.
Al respecto, dijo que esto tiene una explicación histórica, porque “la carrera de pedagogía no goza de prestigio oficial y de eso han pasado años. Durante mucho tiempo ha bajado su valoración social y esto se explica porque las remuneraciones son bajas. De allí la importancia de que la nueva ley sobre carrera docente venga con acento en temas como los sueldos de los profesores. Sin ese factor, será difícil que atraigamos mejores vocaciones a esta carrera”.
Para el director de la fundación Acción Educar y ex asesor del Mineduc en el gobierno anterior, Raúl Figueroa, la baja atracción de la carrera para alumnos destacados se debe a que para aquellos con “mejores puntajes, al postular, se les abren otras oportunidades de carreras profesionales que le resultan más atractivas y, por lo tanto, optan por otros programas de estudios que son más desafiantes y que le podrían dar mayor remuneración, en vez de estudiar pedagogía”. El experto agregó que en la “práctica, con 700 puntos, ese alumno apunta a estudiar derecho, por ejemplo, y eso se da en todo nivel socioeconómico”.
En 2011 la Beca Vocación Docente comenzó a regir para el proceso de admisión de ese año. Al crearse, su principal objetivo era cautivar a los mejores alumnos a apostar por pedagogía. “El incentivo de la beca no funcionó a nivel de país porque, claramente, los puntajes más altos se van a otras carreras”, dijo.
Bajo 600 puntos
Según el rector Espinoza, el hecho de que el postulante de pedagogía tenga bajos puntajes responde, también, al “origen socioeconómico que tienen los alumnos que estudian la carrera. Esto, a su juicio, daría a entender que la PSU es un instrumento que da cuenta de las brechas que existen a nivel social en el país, ya que replica año a año la relación y correlación estrechísima entre el puntaje y el ingreso monetario de las familias”.
Si bien los expertos concuerdan en que la PSU presenta falencias y suele a mostrar las diferencias socioeconómica entre los alumnos, Espinoza explica que el rendimiento de un estudiante con buena PSU se refleja también en “mejor rendimiento a lo largo de su trayectoria académica”.
Sin embargo, a juicio del decano de la facultad de educación de la U.de los Andes, Ignacio Illanes, formar a futuros profesores con puntajes de 500 puntos “no es terrible ni imposible”, ya que el valor lo deben dar las universidades: “Si bien partir una formación con jóvenes de 500 y 700 puntos es diferente, el desafío de los planteles es nivelar y lograr que estos dos tipos de estudiantes logren el mismo desempeño al egresar. Hay que trabajar con esos alumnos para potenciar sus habilidades y nivelar sus falencias”.
Según Figueroa, para mejorar el sistema no sólo se deben mejorar las políticas de ingreso que apuntan a fijar un puntaje mínimo: “La clave es la nivelación y que ésta sea lo más temprano posible. Es un desafío de la formación”.
Dependencia
Del total de seleccionados, 26,9% egresó de un colegio municipal, 61,4% de subvencionado y 11,4% de uno particular pagado. Además, según el análisis, del total de convocados a una de las carreras de pedagogía, los alumnos con mejor promedio ranking son los de la esfera municipal, que alcanzaron los 620,7 puntos, superando a los de colegios pagados (597,6) y subvencionados (568).
Según el decano de facultad de educación de la U. de Los Andes, esto se explicaría por dos razones. La primera tiene relación con las preferencias que tienen los estudiantes de distintos tipos de colegio. “La mayoría de los particulares sí tienen la opción de estudiar otro tipo de carrera al obtener puntajes más altos”.
En tanto, “la gente que proviene de colegios municipales y subvencionados tienen más bloqueadas las posibilidades de acceder a otro tipo de carreras y, en ese sentido, algunos de ellos pueden ser buenos alumnos en el colegio, pero no les alcanza el puntaje para medicina o ingeniería, por ejemplo”.
Otra de las razones, según Illanes, sería que los alumnos que provienen de colegios que reciben subvención “ven en la educación una oportunidad de aportar al país, la perciben, tal vez, como una oportunidad de ayudar socialmente. Puede que esto sea más marcado ese tipo de recintos que en los pagados”.
Figueroa agregó que para estos alumnos “las oportunidades que da la carrera son atractivas, pese a los bajos sueldos comparados con otras profesiones”.
Al respecto, la ministra subrogante del Mineduc, Valentina Quiroga, señaló que “en el marco de la Reforma Educacional, este año continuaremos la conversación con todos los actores involucrados para avanzar en la Política Nacional Docente, que incluye una formación inicial más exigente, escuelas de pedagogía de excelencia y una nueva carrera profesional que contemple requisitos de ingreso e inducción, además de mejores condiciones para el desempeño profesional, selección y formación de directivos, entre muchos otros temas”.
La autoridad agregó, también, que para mejorar el sistema se “requiere tener políticas que aborden íntegramente la trayectoria de los y las docentes, desde el ingreso a las carreras de pedagogía hasta la jubilación”.