Uno de los proyectos posibilitará que los colegios tengan su propio sistema de acceso escolar, de uso previo a la aplicación del modelo centralizado del Mineduc.
A un día de comenzar la tramitación del proyecto Admisión Justa, que busca reincorporar el desempeño académico como factor de selección en los colegios, la ministra de Educación, Marcela Cubillos, anunció la división de la propuesta en dos, para facilitar su debate.
El primero restituirá la selección por mérito en los liceos de alta exigencia, desde 7° básico, asegurando el ingreso de al menos 50% de escolares vulnerables (30% prioritarios y 20% preferentes). Y el segundo modifica los criterios del Sistema de Admisión Escolar (SAE), para incluir como primera prioridad en la designación de cupos a los niños provenientes de Sename y a niños con necesidades educacionales especiales.
Y, además, este segundo proyecto plantea una novedad: que se permitirá que los colegios que lo deseen puedan realizar su propio proceso de admisión, previo a la aplicación del SAE a fines de año, pero cumpliendo requisitos de objetividad y transparencia.
“La decisión de dividir Admisión Justa en dos proyectos da esa flexibilidad, puede permitir facilitar esa búsqueda de acuerdos. Sabemos que habrá temas en los que podemos estar de acuerdo y otros en los que no, pero cualquier avance o mejora al sistema redundará en un beneficio a las familias”, explicó Cubillos, para quien este sistema “terminó discriminando a los alumnos con mejor rendimiento al momento de elegir el colegio de su preferencia”.
Admisión Justa enfrentó durante el verano el rechazo de la oposición y esta división favorecería la discusión, pues separa el debate del mérito en colegios de alta exigencia, que es algo que quedó pendiente en el trámite de la Ley de Inclusión, de los cambios al SAE, donde habría más rechazo.
Así lo cree Daniel Rodríguez, director de Acción Educar, quien dice que “el proyecto para los liceos emblemáticos (el primero) no toca el ‘legado’ del gobierno anterior y eso hace menos costoso para la oposición el abrirse al diálogo. En cambio, el otro proyecto modifica de manera más profunda el SAE, por lo que la decisión de tramitarlo es más costosa”.
Sin embargo, el experto dice que el plan no apuntaría a salvar un proyecto en desmedro del otro, sino que de “hacer más digerible, para la oposición, la decisión de tramitarlos”.
Alejandra Arratia, directora de Educación 2020, también cree que dividir el proyecto “parece razonable, por cómo se ha llevado la discusión hasta ahora”, pero advierte que es necesario que la discusión sea con información real.
“Cuidemos el debate, en el sentido de que se aporte y entregue información lo más veraz y completa posible, evitando las falacias, cuidando el tono y sin caer en descalificaciones”, dice, pues a su juicio, en la gira que hizo la ministra por el país “se planteó, en muchos espacios, información que no era real, como que los padres no pueden pedir entrevistas” al momento de postular a un colegio.
Pero esta división no convenció a la DC, partido al que el Mineduc aludió en el proyecto sobre el mérito, pues ahí se recoge una moción similar presentada en 2015 por diputados como Mario Venegas.
“Estamos en presencia más bien de una estrategia comunicacional del ministerio, no veo un cambio sustantivo distinto, porque el corazón de nuestra diferencia con el Ejecutivo tiene que ver con que creemos que el SAE es un paso adelante respecto de lo que teníamos”, dice Venegas.
Y la senadora Yasna Provoste (DC) agrega que en realidad el SAE “deja en evidencia la falta de un plan consistente en infraestructura educacional pública, pero lo que ha hecho este gobierno es boicotear la implementación de la Nueva Educación Pública”.