Con 24,6%, Chile es el 5° país con mayor número de alumnos que reprueban el año a nivel Ocde.
En Chile, uno de cada cuatro alumnos de 15 años dice haber repetido al menos un curso durante su trayectoria escolar. Este es uno de los resultados que dejó el Informe Pisa, publicado a inicios de esta semana. Al compararlo con otros países pertenecientes a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (Ocde), Chile tiene el quinto porcentaje más alto de repitencia, con 24,6% promedio. Mientras que la media de la Ocde se sitúa en 11,3%.
Pero ¿realmente ayuda la repitencia en mejorar los aprendizajes? Es una pregunta que tanto el gobierno como los expertos se están realizando. Sobre todo considerando que los resultados de Chile en las pruebas de matemática, lectura y ciencias aún se sitúan por debajo del promedio Ocde, y muy lejos de los países con los mejores puntajes.
En ese sentido, Carlos Henríquez, secretario ejecutivo de la Agencia de Calidad de la Educación, entidad dependiente del Mineduc, explicó que, en promedio, los alumnos que han repetido un curso obtienen 41 puntos menos en la prueba Pisa que sus pares. Asimismo, señaló que “es necesario revisar como medida pedagógica la repitencia”. Henríquez apuntó a que el objetivo que un estudiante se quede en el mismo nivel al año siguiente es que pueda aprender más, pero, al parecer, eso no se estaría logrando.
“Es una medida que ni el estudiante, ni la familia, ni el profesor, ni la escuela quiere. Lo importante es cómo detectarlo anticipadamente para sumar a todos los involucrados e idealmente no utilizarla, porque no está logrando mayores aprendizajes en este tipo de estudiantes”, dijo.
En esa misma línea, María Pilar Calderón, decana de la facultad de Educación de la U. Central, calificó el porcentaje de Chile como “espantosamente alto y negativo, porque da cuenta de un sistema escolar que no se está haciendo cargo de las dificultades ni de las diferencias”.
En ese sentido, asegura que las causas de la repitencia muchas veces no tienen que ver con la dificultad de un alumno para aprender, sino más bien con una “situación multisistémica. Hay muchos elementos que influyen, como factores socioeconómicos, familiares, culturales, etc. Y hay que saber despejar y hacerse cargo de esas causas”.
¿Qué efectos puede tener repetir para un estudiante? Según Calderón, “fortalece la probabilidad de que ese alumno deserte del sistema escolar, sin generar ningún efecto positivo sobre su desempeño”. Según explica, esto estaría relacionado con consecuencias como tener que cambiarse de colegio o tener compañeros menores.
Por su parte, Alan González, director (s) académico de la Corporación Patrimonio de la Familia, los efectos negativos de repetir se focalizan “en el plano social afectivo, ya que un estudiante que repite pierde los lazos afectivos con sus compañeros de curso, vínculos que muchas veces facilitan el aprendizaje de valores y habilidades blandas”.
Además, advierte a los padres de alumnos repitentes que en estos casos los estudiantes “adquieren un sentimiento de haber defraudado a su familia, lo que puede ahondar en una baja de autoestima y posible depresión. Es indispensable que los padres no castiguen a su hijo por esta situación, sino que lo hagan entender que con esfuerzo puede superar cualquier fracaso y no estigmatizarlo como un alumno repitente”.
¿Eliminar la repitencia?
Países como Japón o Noruega, que lideran los resultados Pisa, tienen porcentajes de repitencia nulos. Esto, porque sus sistemas tienen promoción automática de alumnos al siguiente nivel.
Loreto Jara, investigadora de Educación 2020, señaló que “si bien debemos aspirar a mejores resultados, no es conveniente aspirar a repitencia de 0%, porque detrás de esa cifra hay factores culturales que son muy distintos entre países como Japón y nosotros”.
Por su parte, Raúl Figueroa, director ejecutivo de Acción Educar, dijo que “es importante bajar las tasas de repitencia, pero la manera no debe pasar por una promoción automática de los alumnos, sino que a través del diseño de políticas que apunten a que un mayor número de alumnos esté en condiciones de aprender lo que en cada año se necesita”.
Asimismo, Jara apuntó a que se debe avanzar en “sistemas más flexibles de refuerzo de aquellas asignaturas cuyos aprendizajes no se logran, sin obligar a un estudiante a repetir un año completo a causa de una o dos materias más débiles”.
La investigadora aseguró que esto podría realizarse, por ejemplo, con “modalidades similares al sistema universitario, donde repruebas por ramos o cátedras; establecer sistemas de refuerzo oportunos y tempranos que ayuden a los estudiantes a alcanzar los objetivos de aprendizaje dentro del año escolar o en una extensión del mismo”.