Por: Carlos Said.
El ministro de Educación, Raúl Figueroa, dice que cuando se cumplan las condiciones sanitarias se anunciará el retorno a clases y se fijará un tiempo para que los apoderados se ajusten. Ya se trabaja en propuestas para un regreso seguro. Expertos dicen que la reapertura de colegios debe considerar la movilidad escolar, la densidad de alumnos por sala y el nivel de deserción de los estudiantes.
Hasta ahora, solo 94 escolares han vuelto a clases presenciales, en las comunas de Isla de Pascua, Juan Fernández y Río Ibáñez, de un total de 3,6 millones de alumnos que hay en todo el país, quienes ya llevan 73 jornadas de clases encerrados en sus casas.
En este contexto el gobierno está trabajando en un plan de retorno, para cuando las condiciones sanitarias permitan reabrir los colegios. Y si bien los expertos advierten que eso aún no ocurre, las autoridades ya tomaron algunas definiciones.
El ministro de Educación, Raúl Figueroa, dice que el regreso a clases será voluntario por un tiempo para las familias. “Parece razonable, siguiendo la experiencia internacional, entregarles a los apoderados un período de tiempo para que puedan adecuarse y sentirse seguros en la decisión de volver a clases”, explica.
Esta condición de voluntariedad ya se aplicó con las tres comunas que iniciaron el retorno. Por ejemplo, en Isla de Pascua hubo cinco niños que prefirieron seguir con el trabajo a distancia. Pero pese a eso, el ministro destaca que “la reacción de los alumnos y apoderados fue positiva, porque tenemos estándares de asistencia similares a los que normalmente muestran esos establecimientos”.
El tiempo de “voluntariedad” o marcha blanca que tendrán las familias es algo que deben determinar, a la vez que continúan definiendo “las orientaciones pedagógicas y los protocolos sanitarios, de limpieza y organización, que permitan una apertura segura”, añade Figueroa.
Por eso, rechaza los dichos del alcalde de Santiago, Felipe Alessandri, quien dijo que es partidario de que este año no reabran los colegios. “Consideramos que las declaraciones del alcalde de Santiago son anticipadas a los hechos. Aún quedan muchos meses por delante, que significan una oportunidad para miles de alumnos de volver a las clases presenciales”, señala Figueroa.
Los ministerios de Educación y Salud están siendo asesorados por diversos expertos en esta materia. Uno de ellos es el presidente de la Asociación Médica para la Prevención y expresidente de la Sociedad Chilena de Pediatría, Humberto Soriano, quien está trabajando en recomendaciones para reabrir los recintos.
“Hay que volver a clases de todas maneras este año, pero hay que hacerlo de acuerdo a cada comuna, de acuerdo a las cifras de personas infectadas, el desarrollo de la pandemia”, explica, para lo cual dice que se necesita del consenso transversal de los expertos.
De acuerdo al trabajo que han realizado, Soriano dice que es probable que los primeros en volver sean los estudiantes de 3° y 4° medio, pues están por salir del colegio. Además, podrían volver los niños de Kínder, 1° y 2° básico, pues serían a quienes menos les afecta el virus.
“Ellos se infectan menos de coronavirus; si se infectan, se hospitalizan menos; y si caen al hospital, van menos a la UCI. Por lo tanto, son un grupo que de alguna manera sufre menos los efectos de la pandemia, por lo que quizás ese podría ser un grupo que podría iniciar el retorno”, detalla.
Para mantener el distanciamiento físico, Soriano dice que “se ha conversado sobre hacer dos jornadas de clases, o turnar a los niños” en el colegio. Además, dice que se deben generar estrictos protocolos de limpieza, no solo para evitar contagios, sino que también intoxicaciones con elementos como el amonio cuaternario.
Traslados y hacinamiento
Una de las razones que complican un retorno a clases en las ciudades es la alta movilidad de la población escolar. Solo en el Gran Santiago hay 1,1 millones de estudiantes, cuyo retorno a clases podría repletar el transporte público.
Hugo Contreras, investigador del Centro de Políticas Públicas de la Facultad de Gobierno de la U. del Desarrollo, realizó un análisis que muestra que el 32% de los estudiantes de la capital asiste a colegios que se ubican en una comuna distinta a la de su residencia, lo que en el caso de los jóvenes de enseñanza media llega al 45%.
La comuna de Santiago es la que tiene más alumnos “inmigrantes”, pues el 11,2% de su matrícula proviene de otra comuna. Le siguen La Florida (6,1%), Ñuñoa (5,5%) y Providencia (5,2%). Por el contrario, Puente Alto es la comuna que tiene más traslados de escolares hacia otras comunas (6,2%), seguida de Maipú (4,6%), Peñalolén (4,5%) y Pudahuel (4,1%).
“Está claro que el regreso a clases debería ser paulatino, considerando una serie de criterios. Hay que evaluar medidas antes del retorno a la normalidad”, para evitar que los niños sean un factor de diseminación de virus en la ciudad, dice Contreras.
El estudio también analizó el “hacinamiento” dentro de los colegios, relevando que los establecimientos particulares subvencionados son los que tienen más alumnos por curso, otro factor clave a revisar para un eventual retorno.
“Dichos establecimientos presentan, en promedio, 9 alumnos más por sala respecto de los establecimientos particulares pagados. Esto implica que en los establecimientos subvencionados hay un 30% más de alumnos por curso, y por lo tanto por sala de clases, respecto de establecimientos privados”, dice el análisis.
En enseñanza media, las comunas con más “hacinamiento escolar” son Providencia, Vitacura, La Reina, Las Condes y Lo Barnechea.
Deserción escolar
Otro factor clave a considerar este año es el aumento de la deserción escolar, problema que impactará más en las zonas con más casos de coronavirus. Según un estudio de Acción Educar, la comuna de María Elena es la que tiene la mayor tasa de deserción (3,5%), a la vez que tiene la novena tasa de casos activos más alta del país (396 infectados por cada 100.000 habitantes).
“La generación de estrategias de prevención de la deserción debiera estar enfocadas en aquellos sectores que tienen altas cifras” de pobreza escolar, deserción y casos activos de coronavirus, dice el análisis, el que recalca que estos factores “podrían incidir en eventuales trayectorias escolares interrumpidas en el futuro”.
“Es vital que las escuelas desarrollen estrategias en el corto plazo que sean adecuadas para sus propios estudiantes y maestros según sus capacidades de aprendizaje a distancia. Además, es primordial que los equipos directivos y docentes puedan incorporar una ‘cultura de cuidado’, definiendo objetivos emocionales”, agrega el informe.
Magdalena Vergara, directora ejecutiva de Acción Educar, participa junto a otros expertos en una mesa de trabajo del Mineduc para enfrentar la deserción. Dice que será clave que los colegios “generen un vínculo con las familias, a través de herramientas de conectividad”, para evitar que los niños abandonen el sistema con la crisis económica que viene.
“Es relevante generar medidas integrales de apoyo a las familias, porque con la crisis económica en la que estamos, los niños podrían salir del colegio para ayudar a sus padres a llevar el sustento a las familias. Entonces, hay que apoyar a esas familias”, añade.
Leonardo Moreno, asesor de Políticas Públicas de la Fundación Superación de la Pobreza, quien también está en la mesa de trabajo, dice que el rezago escolar (las repeticiones de curso) son gatillantes también de la deserción.
“Tenemos programas de tutorías socioeducativas y en escuelas multigrados, que nos han mostrado que cuando se logra generar seguridad y capacidad en las infancias respecto al proyecto educativo, este se enfrenta con compromiso hasta el final de la educación media”, explica.
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