Ley de Carrera Docente fija medidas tendentes a elevar los requisitos académicos para las parvularias, lo que amenaza con reducir drásticamente la oferta del sector.
“Poner a los niños y niñas primero en la fila”. Esa ha sido una de las frases que más ha reiterado el Presidente Sebastián Piñera, durante sus primeros seis meses de su gobierno. Una tarea que parece de sentido común, pero que en la práctica enfrenta un escenario bastante complejo en materia educacional.
Lo anterior, pues la Ley de Carrera Docente, además de aumentar las ganancias de las educadoras de párvulos y hacer más atractiva la carrera, establece un aumento en las exigencias para quienes accedan a los programas de Formación Inicial Docente (FID) y a las casas de estudios que las imparten.
En lo concreto, la legislación establece un aumento paulatino de los puntajes mínimos para ingresar a la carrera. Su implementación partió en 2017, con un piso de 500 puntos y debería alcanzar los 550 en 2023. Un panorama que dista mucho de la realidad de quienes actualmente estudian Párvulo.
Según información recogida en un estudio realizado por la Universidad Alberto Hurtado, entre 2015 y 2016 los puntajes promedio de quienes ingresaron a universidades fueron 476 y 484, respectivamente.
El panorama mejora un poco cuando se trata de los planteles pertenecientes al Consejo de Rectores de las Universidades Chilenas (CRUCh), donde el mínimo de 2016 fue 436 puntos y el máximo alcanzó los 602. En el caso de las universidades adscritas al Sistema Único de Admisión (SUA), los resultados bajan hasta 451 y 547, respectivamente. Mientras que en las privadas no pertenecientes al SUA el máximo no superó los 480 puntos.
Alejandra Falabella, una de las docentes a cargo del estudio, planteó que la meta impuesta “pudiese parecer baja, pero hoy en promedio el puntaje de PSU es de alrededor de los 500 puntos en universidades que están dentro del SUA y de 449 puntos para las que están fuera del SUA,
Si se rige por este criterio, para 2023 solo quienes postulan a las universidades del Cruch podrían cursar la carrera, provocando un notorio déficit en la oferta de estos profesionales.
Pero ese no sería el único inconveniente, pues la legislación también establece que todas las carreras de pedagogía deben estar obligatoriamente acreditadas. Sin embargo, Falabella explica que “hoy en día tenemos un 32% de programas profesionales de educadoras no acreditadas y si hacemos un zoom en las universidades más masivas y menos selectivas que están fuera del SUA, estas poseen apenas 1,5 años de acreditación en promedio”.
Para Daniel Rodríguez, director ejecutivo de Acción Educar, este panorama refleja que “claramente las normas de la carrera docente establecen exigencias que no se adaptan a la oferta actual de la carrera de Párvulo y por lo tanto, va a haber una importante reducción en la oferta debido a que se matricularán pocos estudiantes”.
Pese a ello, los expertos vaticinan que esto no sería tan malo en términos de mejorar la calidad. Ariel Ramos, investigador de política educativa de Educación 2020, sostiene que “podría no haber oferta y eso podría provocar que haya carreras que no van a cumplir con todos los requisitos y que tendrán que cerrar. Eso apunta a la dirección correcta, pues son programas que no aseguran la calidad de los egresados”.
Cambios a beca
Desde el gobierno asumen que la situación les preocupa. La subsecretaria de Educación Parvularia, María José Castro, explicó que “se están revisando adecuaciones a la Beca Vocación Profesor hacia una Beca Vocación de Educador de Párvulos, con el fin de generar incentivos específicos para el ingreso de estudiantes al nivel. Esto no solo busca generar mayor incentivo para estudiantes que reporten altos puntajes de ranking y PSU, sino que además busca apoyar a través de aportes de mantención, a estudiantes que elijan esta carrera”.