– ¿Por qué existe tanta diferencia entre aranceles? ¿Hay falta de regulación?
– Que existan aranceles tan diferentes para una misma carrera no se debe a una falta de regulación, sino a las distorsiones que genera el financiamiento directo del Estado a un grupo exclusivo de instituciones. Las universidades privadas que no pertenecen al Cruch tienen en los aranceles a su principal, o única, fuente de financiamiento; mientras que las otras reciben fondos directos del Estado, además de lo que cobran a sus alumnos. No es raro que las universidades que no están en el Cruch tengan que cobrar más para mantener proyectos de calidad.
– ¿Se nota un cambio en la calidad debido a los altos aranceles?
– La calidad tiene relación con diversos factores, siendo uno de ellos los años de acreditación. Muchos proyectos destacan por el sello particular que cada universidad le da y que requiere financiamiento. Las universidades que no pertenecen al Cruch deben financiar con los aranceles no solo la docencia, sino también la extensión y la investigación.
– ¿Debería el Estado limitar cuánto pueden cobrar las universidades por una carrera?
– La regulación de precios por el Estado tiene efectos negativos para el sistema que pueden resumirse en falta de diversidad, límites a la calidad y pérdida de autonomía. Los proyectos universitarios son esencialmente distintos unos de otros y enriquecen el sistema con su diversidad. Corresponde a cada universidad fijar sus aranceles y darles a sus estudiantes la seguridad de que se destinan al proyecto por el cual optaron.
– ¿Qué se debería hacer entonces respecto de las grandes diferencias?
– Hay que diseñar una política de financiamiento con una visión global del sistema de educación superior y no parcelada como la que tenemos hoy. Es fundamental que las universidades fuera del Cruch puedan acceder en igualdad de condiciones a fondos adicionales de investigación.
– ¿Es negativo que existan tantos programas o carreras distintos?
– Es un reflejo de la diversidad de nuestro sistema de educación que, a mi juicio, es una de sus características más positivas. Un objetivo de la política debe ser el promover la libertad de elección de los jóvenes.
– ¿La diferencia de aranceles no hace que las estatales compitan en condiciones desiguales?
– El 95% de los recursos que entrega directamente el Estado los reciben exclusivamente las universidades del Cruch. De ellos, las estatales se llevan la mitad. Son las universidades privadas las que deben competir en condiciones desiguales.
– ¿En qué sentido debería ir la reforma para regular el sistema?
– La reforma debiese centrarse más en las personas y sus preferencias. Lo que el proyecto de ley busca es, lamentablemente, todo lo contrario, ya que traslada al aparato estatal atribuciones que corresponden a los individuos, limitando la posibilidad de elegir y restringiendo la autonomía de las instituciones.
– ¿Cómo podría realizarse eso?
– Desde Acción Educar hemos elaborado una propuesta de política que busca combinar adecuadamente el acceso de los jóvenes a las oportunidades que la educación superior ofrece, el respeto por sus preferencias, la diversidad de proyectos, la autonomía para llevarlos a cabo y la promoción de la calidad del sistema. Sería muy positivo que las autoridades se abran a incorporarlas.