Dicen que las razones para movilizarse cada vez se justifican menos.
Un estudio del investigador chileno de la Universidad de Chile, Elmo Moreno, y el profesor del Babson College de Boston, John Edmuns, determinó que a la fecha hay más de 460 mil endeudados con el Crédito con Aval del Estado, el famoso CAE. Sin embargo, a la marcha del domingo no asistieron más de mil personas.
Dos analistas aseguran que las movilizaciones estudiantiles se han convertido en una suerte de rutina que ha perdido fuerza y sentido.
La falta de un “mensaje potente”
“La Confech está reclamando por el sobreendeudamiento. Pero, desde el 2011, ese sobreendeudamiento está bastante más acotado. Por lo tanto las razones para movilizarse cada vez se justifican menos. Y esto explica cómo ha ido bajando la convocatoria a las marchas”, dice Raúl Figueroa, director y fundador de Acción Educar. “El CAE es un mecanismo de financiamiento estudiantil del Estado que consiste en que a los estudiantes se les presta dinero para costear los aranceles de su educación superior. Para pagar tienen un período de un año y medio desde que egresan. Pero se ha ido perfeccionando: el 2011 se bajó la tasa de interés anual de un promedio de un 6 a un 2 por ciento. Y también se estableció que ninguno pagará más que el 10 por ciento de sus ingresos mensuales”.
Ernesto Treviño, académico de la Facultad de Educación de la Universidad Católica e investigador del Centro de Estudios de Políticas y Prácticas en Educación, agrega otro punto: “Antes se marchaba por la gratuidad. Pero la gratuidad, de alguna forma, partió este año. Los estudiantes se quedaron sin eslogan. Por tanto es muy difícil que la Confech tenga una alta convocatoria cuando no tienen un mensaje ni un llamado potente”.
¿Y dónde quedaron los IP y CFT?
Actualmente, según datos del Servicio de Información de Educación Superior del Mineduc, hay 54 centros de formación técnica (CFT) y 29 institutos profesionales (IP). Y cinco son sin fines de lucro.
“En ellos no hay derecho a la gratuidad: sólo hay becas y CAE. La convocatoria de la Confech, sin embargo, siempre ha estado concentrada en los estudiantes universitarios y no en los de CFT o IP. Y esos jóvenes, dada la implementación de la gratuidad, son los grandes perdedores del movimiento. La Confech no ha tenido la suficiente llegada con esos ellos. Esto significa que, al no saber cómo representarlos, han dejado fuera a más del 40 por ciento de los estudiantes de la educación superior”, asegura Treviño.
Más radicales
“En la medida que los problemas de la educación se van abordando y se van entregando soluciones, como es el caso del CAE y la gratuidad, los que se mantienen movilizados son grupos más pequeños y más radicales. Esto se puede ver en los lamentables hechos ocurridos en la Universidad Alberto Hurtado”, lanza Figueroa.
Se refiere al caso del rector de esa universidad. El miércoles, cuando estaba en reunión con otros académicos, alrededor de 70 jóvenes irrumpieron en su oficina y le exigieron dejar sin efecto las sanciones contra 25 alumnos que participaron en la última toma. Y a grito limpio lo amenazaron.
Los estudiantes, suma Treviño, se desvinculan del movimiento con casos como ese y reaccionan dejando de ir a las marchas. “Los dirigentes que han ganado las elecciones, o que quieren ganar las próximas, ahora tienen que hacer más cosas para llamar la atención, pues ya no atraen a tanto público”.
¿Por qué siguen marchando?
Los que marcharon el domingo, detalla Treviño, se pueden dividir en dos grupos. “Por un lado están los estudiantes que entraron al antiguo sistema del CAE y que arrastran una deuda muy grande. Y por otro lado están quienes financiaron sus estudios con el nuevo CAE y que se están dando cuenta que el gobierno ahora está ofreciendo gratuidad”, explica.