Expertos concuerdan en que estas mediciones sirven como barómetro a nivel global y latinoamericano.
Un saltito se pegó la UC en la reciente edición del ranking mundial de universidades que elabora la consultora británica especializada en educación Quacquarelli Symonds (QS). Del lugar 137 que ostentaba el año pasado, el plantel nacional subió al puesto 132, en un listado que incluye a 1.011 instituciones de 151 países. El ranking se elabora en base a encuestas a académicos y empleadores, considerando 6 aspectos: reputación académica, reputación entre empleadores, razón profesor- alumno, citaciones en publicaciones, porcentaje de académicos internacionales y porcentaje de alumnos extranjeros. Esta herramienta no es la única en su tipo. Completan el podio de los listados más prestigiosos el Academic Ranking of World Universities (ARWU), a cargo desde 2003 de la Shanghai Jiao Tong University (por lo que se conoce como ‘el ranking de Shangai’) y el Times Higher Education (THE), que considera 13 indicadores diferentes para evaluar.
En general, en todos brillan planteles como el MIT, Harvard, Stanford y Oxford; en los tres, también, asoman planteles chilenos. Estos indicadores usan un formato similar. El primer lote, con las universidades más destacadas, marca su posición con un número específico Por ejemplo, el MIT es 1° en el ranking QS. A medida que se avanza en el ranking, los lugares se marcan con una cifra estimativa,. Por ejemplo 401-500: significa que la universidad está en algún lugar entre esas posiciones. En el caso del THE, por ejemplo, usan los mismos criterios para ordenar los planteles de América Latina, pero los calibran para reflejar las cualidades de las instituciones. También, a las de puntaje similar las ordenan por orden alfabético.
¿De qué sirven?
‘Estos rankings son muy útiles para las universidades en términos comunicacionales. Les permiten mostrarse al mundo cuando existen decenas de miles de universidades en todo el planeta. Es la oportunidad que tienen de mostrarse, de compararse con otras y ser visibilizadas’, opina Daniel Rodríguez, director ejecutivo de Acción Educar. Aparecer en estos listados, añade, les permite atraer alumnos de doctorado y magíster: ‘Un buen ejemplo es que las Becas Chile utilizan los rankings para determinar qué universidades se pueden elegir para estudiar. Y eso es así en otras partes del mundo. El ranking permite que la universidad tenga prestigio y, por lo tanto, atrae a estudiantes extranjeros’. Para lo que no sirven, advierte, es para guiar el proyecto de una universidad.
‘Estos ranking son simplificaciones, muestran de una forma muy simple algunos criterios que se pueden relacionar a la calidad, pero una universidad no debiera trabajar para el ranking, sino mejorar su proyecto en cuanto a su propia visión de lo que quiere ser’.
Ojo con lo que miden
Ariel Ramos, investigador de Política Educativa de Educación 2020, subraya que se deben hacer ciertas distinciones dependiendo de qué mida el ranking: ‘Hay algunos que miden la cantidad de publicaciones en revistas académicas y de investigación, otros que miden las distintas apariciones en internet o cuántas veces son citados en estudios internacionales.
Depende del tipo de ranking la importancia que tenga para las universidades chilenas’, comenta. Ramos aclara que estos listados no tienen incidencia directa en las universidades: las mejor ranqueadas no acceden a más recursos ni hay un fondo asociado que las premie. ‘Pero sí sirven como barómetro para entender cuál es el nivel de nuestras instituciones con respecto a las universidades más prestigiosas o al contexto latinoamericano. En ese sentido, la UC y la U. de Chile están bien posicionadas’, sostiene.
No tradicionales
A Ernesto Treviño, director del Centro para la Transformación Educativa, CENTRE UC, no le sorprende que en estos rankings aparezcan varias universidades chilenas no tradicionales. Ejemplos son la UDP y la U. Adolfo Ibáñez, que se codean con planteles como la Usach y la U. Santa María. ‘Las universidades privadas tienen varios años de aparecer en los rankings Lo que está sucediendo ahí es que hay un conjunto de planteles que han hecho esfuerzos deliberados para mejorar su desempeño en investigación, docencia, difusión, reputación, que son áreas que generalmente se incluyen como mediciones del ranking. No es algo sorpresivo, sino que más bien marcan tendencia’, sostiene el académico PUC.