Colegios y universidades comienzan en marzo un nuevo año escolar marcado por los vestigios de la pandemia: nivelación académica, priorización de contenidos, e incluso alumnos que por primera vez acudirán a establecimientos y otros que ni siquiera tuvieron la posibilidad de conectarse de manera remota.
Por É. Soto
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En un artículo del Periódico Diálogo sobre los desafíos de la vuelta a clases, Daniel Rodríguez, director ejecutivo de Acción Educar, manifestó que aquellos estudiantes que solo han asistido a clases online y no han podido acceder a aspectos centrales de la experiencia educativa (convivencia entre pares, contacto cotidiano con los docentes, socialización, y en el caso de los más pequeños, experiencias de interacción claves para su desarrollo), presentarían diferentes tipos de obstáculos.
“Hay dos capas de dificultad, la más superficial tiene que ver con lo que podríamos llamar normalización, que es volver a acostumbrar los niños a las rutinas y códigos del mundo escolar. La más profunda tiene que ver con reencantarlos con la escuela, que retomen los vínculos afectivos que permiten el aprendizaje. En cuanto al rendimiento, es clave que no se confunda priorización curricular con menor exigencia. Los niños que han sido afectados por la pandemia requerirán apoyos adicionales, pero también esfuerzos adicionales. Una vara más baja será una deuda de conocimientos –por usar una metáfora- que deberán pagar posteriormente en su formación, en la educación superior o en el mundo del trabajo”, indicó Rodríguez.
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