Resumen Ejecutivo
La educación parvularia es el nivel educativo con la mayor rentabilidad social, pero también es el que presenta la menor tasa de cobertura, tanto a nivel nacional como internacional.
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Entre los años 2017 y 2022, Chile se ha acercado a las tasas de cobertura de la OCDE en educación básica y media. Sin embargo, durante el mismo periodo, ha aumentado la brecha en educación parvularia respecto a la organización.
La literatura distingue cuatro principales canales por los cuales puede verse afectada la participación en el nivel: el niño, la madre, la familia o comunidad, y el centro educativo.
En primer lugar, la adaptación del niño a su sala de clases y su relación con las educadoras incentiva la asistencia y permanencia en el nivel (JUNJI, 2017; CEPPE UC, 2024).
La empleabilidad de la madre puede relacionarse con una menor probabilidad de matrícula en el nivel parvulario, lo cual posiblemente se vea reforzado por roles de género que asignan a la madre la responsabilidad principal del cuidado de los hijos (Barco y Carrasco, 2020; CEPPE UC, 2024).
Factores como la valoración de los apoderados y de la comunidad por el nivel, la presencia de redes de cuidado informales (i.e. familiares u otros adultos de confianza), la incompatibilidad de los horarios de funcionamiento de los centros educativos con la jornada laboral de los apoderados, y la falta de cupos, afectan la probabilidad de inscribir al hijo en la educación parvularia.
Asimismo, los centros de educación inicial de infraestructura deficiente o geográficamente lejanos a los hogares inciden negativamente en la probabilidad de matrícula.
Al final del documento, se ofrecen medidas para potenciar la cobertura al nivel parvulario a través de los principales predictores de ésta identificados por la literatura.