La Presidenta Michelle Bachelet presentó el corazón de la reforma educacional, uno de los pilares más ambiciosos de su segundo mandato y que calificó como la reforma más grande en 50 años. “Hoy estamos cumpliendo con lo que nos comprometimos ante Chile, iniciar un proceso de transformación profunda de nuestro sistema educativo, que permita asegurar calidad, gratuidad, integración y fin al lucro en la educación”.
Así la reforma incluye el fin al lucro, a la selección y al copago, crea la Subsecretaría y la Superintendencia de Educación Parvularia.
La oposición reaccionó con amplias críticas. “Lo que hacen es cambiar de dueño a los colegios, no cambiar la calidad de la educación. (…) hablan de los sostenedores, la UDI quiere hablar de los niños y hablar de los profesores, y mejorar la calidad y las oportunidades para ellos”, dijo Ernesto Silva, presidente de la UDI. La oposición también aseguró que la reforma implicará la muerte de la educación subvencionada y no asegura la calidad.
En cambio, desde Educación 2020 valoraron los anuncios del Ejecutivo. “La eliminación del lucro, el copago y la selección es absolutamente necesario porque son elementos que segregan y está comprobado que la segregación afecta la calidad. Pero no es suficiente para mejorar la calidad en la educación. Ahora debe venir el proyecto de formación docente”, dijo Patricia Schaulsohn, directora de Política Educativa de Educación 2020.
Sin embargo, desde la organización criticaron que la selección no se acabara definitivamente, ya que persistirá en los liceos emblemáticos. “Nos hubiera gustado también que se hubiera acabado la selección completa- mente en los establecimientos llamados emblemáticos o de excelencia, aunque hubiera sido gradual hubiese sido bueno que se acabara”, agregó Schaulsohn.
Distinta opinión manifestaron desde Acción Educar, quienes consideran que el proyecto no aporta nada a la calidad. “Se trata de reformas que modifican aspectos estructurales pero no impactan en la calidad de la educación. Se propone destinar cuantiosos recursos para que el Estado se haga dueño de infraestructura escolar que hoy ya existe y fue levantada por los particulares. Se van a desembolsar recursos pero simplemente para cambiar de dueño y por lo tanto el impacto para nada beneficia a la sala de clases”, aseguró Raúl Figueroa, director ejecutivo de Acción Educar.
Felipe Godoy, investigador del Centro de Políticas Comparadas de Educación (CPCE) de la UDP aseguró que la prohibición de lucrar sí apunta a la calidad. “Las escuelas tienen que preocuparse de educar y no de maximizar utilidades. Cuando éste es el fin que persiguen los colegios se desvirtúa el objetivo de asegurar la calidad de la educación”, dijo el académico, quien agregó: “Existe una ilusión de que los que eligen son los padres, pero lo que hoy pasa es que los que eligen son las escuelas, que de acuerdo a diversos criterios eligen a quienes atienden y a quienes no y los más vulnerables quedan segregados de la educación de calidad”.