El Ministerio de Educación ingresó al Congreso el proyecto de ley que fortalece el proceso de instalación y administración del Sistema de Educación Pública y sus Servicios Locales de Educación Pública (SLEP). De acuerdo a lo señalado por la cartera, el proyecto busca “mejorar el traspaso de establecimientos a los SLEP; desarrollar capacidades administrativas, financieras y pedagógicas en estos servicios; potenciar su vinculación con las comunidades; entregarle nuevas atribuciones a la Dirección de Educación Pública (DEP); mejorar el acompañamiento; y reconocer el estatus de política de Estado al Sistema de Educación Pública”.
“Puedo decir que ofreceremos al país una propuesta sustantiva que se hace cargo de parte importante de los desafíos y problemas que hemos visto, pero que también reconoce los aciertos y los perfecciona. Este es uno de los compromisos que adquirimos como Gobierno”, señaló el ministro de Educación, Nicolás Cataldo.
Sin embargo, ¿Cuáles son los riesgos que hay detrás de la reforma a la educación pública?
Daniel Rodríguez, director ejecutivo de Acción Educar: “Hay riesgos claros de centralismo y politización“
En columna al diario La Tercera, el director ejecutivo de Acción Educar, Daniel Rodríguez, “hay un grupo de modificaciones está orientado a concentrar poder en la Dirección Nacional de Educación Pública (DEP), entidad bajo el control del Mineduc, para conducir la gestión misma de los Servicios Locales“.
En esa línea, agregó que “esto es negativo, pues hay riesgos claros de centralismo y politización al otorgarle a la DEP -por ejemplo- la facultad de distribuir recursos de forma discrecional entre los SLEP, sin control de la Ley de Presupuestos. Además, se le entrega a la DEP un rol permanente de asistencia técnica, pedagógica y financiera sobre los SLEP, así como el control de sus instrumentos de gestión. Se facilita la remoción de los directores ejecutivos locales, acercándonos al conocido cuoteo político y al usual despido de las planas mayores cuando rotan los gobiernos“.
“Estos cambios alteran la trayectoria de un sistema que apostaba por fortalecer lo local, a uno centralista en el cual el Mineduc controla cada vez más directamente la provisión. Para evitar futuros “Atacama” se debe insistir en potenciar la resolución local de problemas, y no dar en el gusto a quienes esperaban que el ministro solucionara todo. Pues si la operación de los colegios termina centralizada en una autoridad de Santiago, se potenciarán y consolidarán los paros docentes masivos como estrategia de presión a la autoridad política“, plantea Rodríguez.