Los resultados del último Simce aplicado a los alumnos de octavo básico, segundo y tercero medio mostraron un estancamiento general en los puntajes e incluso bajas considerables en algunas áreas como Lectura, donde se registró una disminución de 15 puntos en el puntaje promedio nacional para octavo básico. En esta última prueba también aumentó la brecha entre el grupo socioeconómico alto y bajo de 51 a 58 puntos, revirtiendo la tendencia de los últimos años donde dicha brecha se había acortado.
Para Raúl Figueroa, director ejecutivo de Acción Educar, estos resultados son un llamado de atención sobre la necesidad de volver a diseñar y discutir políticas públicas que realmente tengan un impacto en el aprendizaje y la calidad de la educación: “En los últimos años los resultados del Simce venían mostrando una alza y, lo que resulta muy importante también, se estaba observando una disminución en la brecha entre los resultados de los alumnos más vulnerables respecto a los que vienen de familias de más recursos. En las últimas dos entregas de resultados Simce, esta tendencia se ve estancada. A nuestro juicio esto es una señal clara de la urgente necesidad que existe por volver a un debate centrado en los aprendizajes y en lo que sucede dentro de la sala de clases. Por el contrario, desde el año pasado la discusión y el diseño de políticas públicas se ha centrado en reformas estructurales, que han avanzado a pesar del rechazo que han suscitado en diversos sectores, y cuyo impacto en la calidad es al menos discutible”
Las mejoras que se registraron en la década que precedió al 2014 no son casualidad y aunque queda un espacio amplio para mejorar no puede obviarse el hecho que los avances fueron consecuencia de políticas nacidas de la reflexión y el consenso que buscaron impactar de manera directa en el aprendizaje de los niños. “Esta voluntad y este modo de avanzar ha permitido generar buenos resultados. Por ejemplo la Ley de Subvención Escolar Preferencial aprobada durante el primer gobierno de la Presidenta Bachelet y perfeccionada durante la administración del ex Presidente Piñera, asigna una subvención estatal mayor para la educación de los alumnos más vulnerables y gracias a ella se han alcanzado mejores niveles de aprendizaje, especialmente en el grupo de alumnos que proviene de familias de menos recursos”. Son este tipo de políticas y de debates los que deben primar con el objetivo de generar las condiciones para que los establecimientos educacionales cuenten con mayores capacidades y puedan así ofrecer a sus alumnos oportunidades de desarrollo.
Por el contrario, los cambios de orden estructural como lo es la prohibición para los colegios de organizarse como sociedad con fines de lucro, la obligación de comprar los inmuebles donde funcionan o eliminar la posibilidad de que los padres realicen un copago para la educación de sus hijos, son reformas que han presionado el sistema y que han obligado a los colegios a dirigir sus esfuerzos para resolver asuntos administrativos o para evaluar la viabilidad de su proyecto educativo tomando en cuenta las nuevas imposiciones.
En esta línea, el director ejecutivo sostuvo que “se requiere que el Ministerio de Educación dé señales de confianza en los establecimientos educacionales para permitirles hacer su labor, que es entregarles las herramientas a los estudiantes para su desarrollo”.
La importancia de medir
Raúl Figueroa destacó las mejoras que mostró el Simce de inglés aplicado a los estudiantes de tercero medio y sostuvo que es positivo que por primera vez podamos realizar un seguimiento respecto a los aprendizajes de esta asignatura: “Esta evaluación se instauró en 2010 y ello nos permite percibir cómo evolucionan los estudiantes en esta materia. Esta información es relevante para tomar medidas y diseñar políticas adecuadas. Nuevamente resalta la importancia de medir para poder monitorear y corregir. En algunos sectores se ha instalado la idea de que es conveniente eliminar este tipo de pruebas estandarizadas, lo cual sería un gran error, estos test son positivos para el sistema. Evaluar es un paso necesario para mejorar”.
Ligado con lo anterior, planteó la necesidad de que el Ministerio de Educación revise su postura de eliminar el Simce de Lectura que se aplica en 2° básico. Recientemente el gobierno apeló a la decisión del Consejo Nacional de Educación, organismo que rechazó la petición del Mineduc para suprimir este examen. “El Consejo consideró que esta prueba entrega información relevante y temprana sobre el desempeño de los estudiantes en un área vital como Lectura y que por lo tanto no es conveniente su eliminación. La creación y aplicación de este Simce fue un avance, es un instrumento que puede perfeccionarse y desde el que se puede construir. Es de esperar que el gobierno rectifique su decisión de insistir en la supresión de este test”, comentó.