Cambios en el trabajo de los docentes significarían una mejora en los aprendizajes, solo si ocurre un liderazgo efectivo del director, quien desempeñará un papel clave para conducir esos espacios (horas no lectivas) y convertirlos en una oportunidad.
Según señala la nueva Ley de Carrera Docente desde inicios del año escolar 2017, “todos los docentes del sistema público y particular subvencionado contarán con más tiempo no lectivo; incremento que estará resguardado para la preparación de clases, la evaluación de aprendizajes, así como otras actividades pedagógicas relevantes para el establecimiento, previa consulta al Consejo de Profesores”.
Pero, ¿qué mejoras reales significa esta nueva normativa? Para Yalile Said, directora general de Incoorpora, “en términos generales, la valoración de la profesión docente y el esfuerzo para mejorar las condiciones laborales son lo más relevante; sin embargo, en lo específico puedo mencionar el aumento de remuneración asociado a buenos desempeños en la evaluación, ya que esto reconoce el esfuerzo de muchos profesores por mejorar sus prácticas pedagógicas; el incremento de horas no lectivas que responde a una necesidad real, los programas de formación permanente que asegurarán a todos los profesionales de la educación instancias de mejora constante y, finalmente, el aumento en las exigencias tanto a las universidades que imparten la carrera de Pedagogía, como a los postulantes”.
En esa línea, dice Daniel Rodríguez, director ejecutivo de Acción Educar, dentro de los elementos que considera la nueva ley, el aumento de los puntajes de ingreso “podría, progresivamente, incrementar la valoración dado que en la práctica impedirá que sea una carrera seleccionada por descarte, dándole a la Pedagogía una identidad y un prestigio propios. Sin embargo, la fijación de los salarios por tramos, con un componente de experiencia regulado por años, es un desincentivo para quienes ingresan a la carrera. ¿Qué incentivos hay para ingresar a una carrera profesional que tiene tope de sueldo conocido ex-ante? En zonas rurales o más vulnerables, creo que la regulación de los sueldos es positiva, pero generalizarla y planificarla es algo poco atractivo para un profesional que en poco tiempo deberá ingresar a la universidad con puntajes PSU bastante similares a otros cuya carrera profesional no está planificada planificada por variables fijas como los años de experiencia”.
Se trata en todo caso de un avance ciertamente perfectible. Agrega Joaquín Walker, actual director ejecutivo de Elige Educar, “porque la carrera docente será más efectiva en la valoración y el ejercicio de la profesión al inyectar desde el Estado muchos recursos que simbolizan un interés del país en fortalecer la profesión docente. Además, hoy los profesores van a ser percibidos por la sociedad como profesionales mejor pagados, con más tiempo y, sobre todo, con una mejor formación profesional, porque la nueva ley entrega también las herramientas que ellos pueden adquirir tanto en la formación inicial como en el desarrollo profesional”.
De eso se trata, dice Bernardita Yuraszeck, directora ejecutiva de Impulso Docente, “al convertirse en un gran logro dado que corrige algunos temas pendientes de la profesión. Aumenta los sueldos y las horas no lectivas junto con los requisitos para el ingreso, la gratuidad en la formación continua y la exigencia de dominio de la disciplina”.
Pero, ojo, porque para que suceda una mejora real y efectiva, que cumpla con el objetivo de incrementar el aprendizaje en los estudiantes, “otras variables fundamentales faltan en la ecuación. Por ejemplo, ¿qué sucede con las competencias de trabajo colaborativo del docente con sus pares para formar comunidades de aprendizajes y que así potencien sus propias prácticas? ¿La existencia de una “carrera de directores” que apoye este desarrollo continuo? ¿Dónde está la voz de los estudiantes como observadores y protagonistas de estos procesos?”, interpelan desde Impulso Docente.
Horas no lectivas
Indica Yalile Said que es evidente que, en la medida en que los profesores tengan una mayor cantidad de tiempo para desarrollar su trabajo pedagógico, se estará impactando directamente en mejores condiciones laborales para ellos y con esto un mejor contexto para que se produzcan aprendizajes de calidad. “No obstante lo anterior, no es el recurso por sí solo el que garantiza las mejoras esperadas, sino además la gestión que se haga sobre él; en términos concretos, no basta con darles más tiempo a los profesores, sino que es necesario además diseñar, planificar y gestionar eficaz y eficientemente este recurso de tal forma de asegurar que se utilice debidamente”.
En esa línea, se recomienda que tanto el ministerio como los equipos directivos y sostenedores hagan un esfuerzo por hacer cada vez más simples y eficientes las distintas tareas administrativas que acompañan la labor educativa. “He conocido distintas prácticas que ayudan en esta materia; por una parte, la tecnología puesta al servicio de los procesos educativos como control de asistencia y atrasos, comunicación con apoderados entre otros, han podido facilitar y simplificar tareas que antes requerían de mayor tiempo, en otras instancias he visto equipos de asistentes de la educación que colaboran con los docentes de tal manera de liberarlos de la mayor cantidad de tareas administrativas, permitiendo de esta forma que los profesores se concentren en lo realmente importante, que es destinar su tiempo a asegurar los aprendizajes de sus estudiantes”, dice la directora de Incoorpora.
Justamente, dice Bernardita Yuraszeck, el incremento de horas no lectivas es una medida urgente para mejorar el desempeño de los profesores ya que la mayoría de ellos desarrolla sus tareas no lectivas (planificar clases, preparar y adaptar material didáctico, corregir evaluaciones) durante su tiempo personal y los fines de semana, contribuyendo al estrés laboral. “Por otro lado, todo va a depender de qué uso se le dé a ese tiempo, y en eso, el rol que juegan el director y su equipo de gestión es central”.
Para que esas horas no lectivas signifiquen una mejora en el desempeño de los profesores es clave que se utilice ese tiempo para trabajar colaborativamente entre profesores, se planifiquen clases, que en definitiva sea un espacio de desarrollo profesional que permita a los profesores ser mejores profesores y, por consecuencia directa, entregar mayores oportunidades a sus estudiantes. “Para que así sea, alguien tiene que coordinar y liderar esos espacios. No sucederá por arte de magia. En definitiva, esta mejoría será efectiva con el desarrollo de competencias de liderazgo de los directivos, quienes velarían por el uso productivo de ese tiempo con foco en el aprendizaje de los estudiantes”, señala la directora de Impulso Docente.
De hecho, según Acción Educar, “suena obvio que ocurrirá una mejora con las horas no lectivas. Pero dependerá de cómo se administren, ya que, si el tiempo se invierte en trabajo en equipo concreto a nivel de departamento, observación de clases, análisis de datos, planificación de clases, entre otros, puede ser muy positivo, y me parece que en términos de exigencia laboral esto es igualmente desafiante. Menos horas frente a un curso puede sonar como mejor calidad de vida para los docentes, pero, a menos que se usen de manera efectiva, es poco probable ver una mejora en su desempeño. El liderazgo pedagógico del director es absolutamente clave para conducir este espacio y convertirlo en una oportunidad”.
Remuneraciones
La mejora de las condiciones laborales debería favorecer los índices de satisfacción y de salud física y mental de los profesores, disminuyendo la alta tasa de deserción que existe durante los primeros años de ejercicio. “Es de esperar que esto se traduzca en una mejora en los aprendizajes académicos de los estudiantes, así como en los indicadores de desarrollo personal y social. Sin embargo, esto dependerá de que los líderes educativos consigan aprovechar las oportunidades que presenta la reforma para desarrollar una cultura que potencie el desarrollo profesional de sus docentes, mejorando la calidad de las clases”, explican desde Impulso Docente.
Para Daniel Rodríguez, sin embargo, “el impacto debe verse, al menos, reflejado en los logros de aprendizaje de los estudiantes ya que la docencia y la educación son mucho más que pruebas estandarizadas. De hecho, si no vemos una mejora sustantiva en resultados agregados, la nueva carrera docente es claramente un fracaso y por ello en esto el Ministerio de Educación ha sido muy claro: el desafío es salir del estancamiento en resultados”.
Yalile Said explica que, si bien es cierto que los montos en las remuneraciones en el largo plazo son significativamente mejores que los actuales, “al revisar estos datos hay que detenerse un momento en lo que ocurre con los docentes recién egresados, ellos comienzan su vida laboral a los 24 años aproximadamente y, por lo tanto, si proyectan su remuneración en los primeros ocho años de experiencia profesional (4 bienios) es decir cuando cumplan 32 años, pueden identificar que el aumento máximo que pueden alcanzar en ese periodo es solo de unos $300.000 (de $943.387 a $1.251.550)”.
Subraya esto porque estudios del Centro de Investigación Avanzada en Educación (CIAE) de la Universidad de Chile han demostrado que “el 40% de los docentes nuevos deja de ejercer en los primeros 10 años de ejercicio profesional; por lo tanto, en este sentido la ley de carrera docente dejó un cabo suelto toda vez que el nuevo modelo de remuneración no genera incentivos para retener a los docentes jóvenes en el sistema, situación que podría llegar a ser compleja ya que se proyecta un aumento en la demanda de docentes en el futuro”.
Cambios en la formación docente
Otra de las modificaciones se refiere “a los mayores requisitos a las universidades para poder acreditarse, y eso incluye elementos como, por ejemplo, que contengan prácticas tempranas, lo cual es un elemento importante para fortalecer la formación, pero además establece la ley que desde ahora no cualquier persona puede estudiar Pedagogía y no cualquier institución puede formar profesores, al establecer requisitos mínimos para el ingreso a las carreras de Pedagogía”, señalan desde Elige Educar.
Requisitos mínimos que van en aumento gradual, con el tiempo, a través del alza de puntaje en la PSU y ranking de notas. “Esas son formas de invitar solo a algunos a estudiar Pedagogía. Nosotros hemos estudiado que, en la formación de profesores, un elemento importante para elegir estudiar Pedagogía es si la carrera se imparte en una universidad prestigiosa y es reconocida, y esta situación fortalece también el interés por estudiar Pedagogía y, por tanto, va en favor de la valoración”, dice Joaquín Walker.
Además de la mejora en la formación de profesores, existe la posibilidad de generar un sistema de mentorías; o sea, de acompañamiento a los profesores que comienzan su aprendizaje y también fortalecer el desarrollo profesional en ejercicio. “Hoy en día, la Carrera Docente es una política integral que aborda distintos ámbitos del quehacer funcional de los docentes y, por eso, creemos que va a significar una mejora efectiva en la valoración y en el quehacer profesional”, asegura el director ejecutivo de Elige Educar.
El nuevo rol del CPEIP
Llama la atención además, indica Yalile Said, que “en relación con la formación docente, el CPEIP (Centro de Perfeccionamiento, Experimentación e Investigaciones Pedagógicas) deberá coordinar todo el proceso de inducción a docentes principiantes, lo cual se hace obligatorio para todos los colegios un año después de haber ingresado a la carrera docente; es decir, para el año 2027 deberá coordinar los mecanismos de inducción de los más de 11.000 establecimientos que reciben aportes del Estado”.
A lo anterior, continúa Said, se debe agregar el efecto de la ley de educación parvularia “que obliga a los jardines infantiles a transformarse en establecimientos educacionales durante el año 2019. Sin embargo, según informa la Junji, a enero de este año había más de 2.900 jardines, número que se sumaría a la carga final de instituciones de educación que el CPEIP deberá atender”.
“Por ello, es posible dimensionar la gran responsabilidad que se le entregó a esta unidad, y el impacto que tendrá en la gestión escolar a nivel nacional. Desde esta perspectiva es relevante que todo el proceso de instalación sea claro y que la comunicación con los colegios sea fluida. El CPEIP tiene en este momento la gran oportunidad de transformase en un facilitador de estos procesos y potenciar de esta forma la gestión de los colegios, todos esperamos que cumpla con su misión y evite transformarse en una nueva barrera burocrática”, dice la directora de Incoorpora.
Alumnos nuevos en Pedagogía
Este año fueron en total más de 93 mil los postulantes a distintas casas de estudio donde se imparte la carrera en Chile (15 mil más que en 2017), lo que se complementa con el aumento de universidades que están en el Sistema Único de Admisión, haciendo que hubiera un 19% más de seleccionados en 2018 que el año pasado.
Sin embargo, lo relevante de la noticia es que aumentaron los requisitos para estudiar la carrera y aún así se incrementó el número de alumnos interesados en estudiarla. Si la pedagogía sigue avanzando hacia ser una carrera más selectiva, con mejores remuneraciones y condiciones laborales, en el futuro se debería traducir en una mejora real en la valoración. Por ello, coinciden los entrevistados, es necesario que se sigan realizando esfuerzos por mejorar los procesos de formación inicial y continua de los docentes.
Dice Daniel Rodríguez que el desafío futuro será la coordinación de la oferta y la demanda. “Los oferentes hoy tienen restricciones muy exigentes –una acreditación obligatoria basada en estándares que han sido sumamente exigentes– y la demanda se irá reduciendo a medida que los puntajes de corte suban por ley. En promedio, entonces, veremos profesores de mejor rendimiento académico general egresando de universidades cada vez más prestigiosas”.
Eso –explica Rodríguez– a largo plazo, podría tener impacto en la valoración social, pero debe monitorizarse con mucho cuidado de manera de no generar una falta de profesores que perjudique al sistema.
Revisa aquí la edición de junio de Revista Educar: “La carrera docente al pizarrón”.