En un contexto marcado por la acelerada evolución de la tecnología, los dispositivos digitales se han integrado estrechamente con diversos aspectos de la vida cotidiana. Con esto, las nuevas generaciones han quedado expuestas a una creciente cantidad de contenido multimedia desde la temprana infancia (Domingues-Montanari, 2017; Lissak, 2018).
La literatura que estudia el efecto del uso excesivo de estas tecnologías en el bienestar es relativamente reciente y suele encontrar resultados negativos, tanto en niños como en adultos (Neophytou y otros, 2021; Wang y otros, 2020). Se ha relacionado el uso de smartphones con hábitos de chequeo compulsivo, estrés, y adicción (Oulasvitra y otros, 2012; Matusik y Mickel, 2011; Chiu, 2014; Yildirim y Correia, 2015). Además, se ha documentado que la probabilidad de adicción al consumo de contenido de Internet es inversamente proporcional a la edad. En otras palabras, a menor edad, mayor es la propensión a desarrollar un grado de dependencia al consumo de contenido multimedia en línea (Lozano-Blasco y otros, 2022a, b). Adicionalmente, los desarrolladores de este tipo de contenido tienen incentivos para reforzar la dependencia de sus usuarios, a través de interacciones rápidas, reforzamiento cuantitativo (número de “me gusta”, visualizaciones, etc.), recomendaciones personalizadas por algoritmos y disponibilidad ilimitada de contenido (Radesky y otros, 2023). Finalmente, existen estudios que muestran que los niños de familias con menores ingresos podrían verse más expuestos al riesgo de desarrollar una adicción al consumo de multimedia, ya que cuentan con menos recursos para sustituir el uso de dispositivos digitales de sus hijos por otras actividades (Domingues-Montanari, 2017).
No obstante, los estudios aludidos poseen limitaciones metodológicas y de datos (Domingues-Montanari, 2017; Neophytou y otros, 2021; Valkenburg y otros, 2022) y la evidencia también señala que un uso moderado de dispositivos electrónicos se asocia con una mejor salud mental auto reportada por adolescentes (Przybylski y Weinstein, 2017; Brannigan y otros, 2023).
Si bien este campo de investigación es relativamente nuevo, diversos países han debatido sobre la implementación de políticas públicas para prohibir o regular el uso de tecnologías, como lo es el caso de los teléfonos celulares en clases, como una estrategia para favorecer los aprendizajes, así como la convivencia en la etapa escolar. En efecto, en países como Israel, Australia y Nueva Zelanda se han promulgado políticas de prohibición de este tipo de dispositivos en la sala de clases.
El presente informe realiza una revisión de la literatura respecto al tema y se divide en 5 secciones: (i) introducción; (ii) aspectos generales y contexto; (iii) revisión de literatura del impacto del uso de las pantallas en distintas aristas; (iii) el impacto de políticas públicas de prohibición de smartphones en las escuelas; (iv) conclusión; (v) recomendaciones de política pública.