6 aclaraciones respecto al inicio del año escolar y por qué la prioridad de volver a clases presenciales

Desde Acción Educar estamos convencidos que tenemos el deber de poner al centro de las decisiones, el bienestar y derecho de los niños, por lo mismo es imprescindible que la mayor cantidad de niños y adolescentes puedan volver a sus escuelas de modo presencial en marzo 2021. Sin duda, se trata de un proceso complejo; no obstante, hoy contamos con mayor y mejor información que nos permite buscar y proponer políticas más adecuadas para hacer frente a una educación que seguirá siendo en Pandemia. 

En este contexto, nos parece fundamental comprender que nuestro país se ha visto afectado de manera distinta por el virus, así también existen diversas realidades entre comunidades educativas y escuelas que deben ser atendidas, por tanto, es clave que las medidas puedan ser flexibles para adaptarse a cada realidad.

Dada la discusión que se ha generado, nos parece relevante aclarar algunos puntos.

1. Lineamientos Plan de Funcionamiento 2021

Conforme a los lineamientos diseñados por el Ministerio de Educación (Mineduc) para el 2021, el año escolar comenzará el 1 de marzo. La regla general de funcionamiento será la educación presencial; sin embargo, esta debe considerar las condiciones sanitarias y la voluntariedad de los padres. 

Dentro de los pilares que se definen para la planificación de las escuelas está el bienestar socioemocional de la comunidad, la seguridad, la adaptación a los distintos escenarios de la pandemia y la recuperación de aprendizajes. Además de promover la participación dentro de la comunidad educativa para tomar las definiciones y dar a conocer los protocolos y planificaciones del año.

2. Planificación por parte de los establecimientos

El 8 de enero el 100% de los establecimientos educacionales del país -tanto escuelas como jardines infantiles- enviaron sus protocolos al Mineduc para generar un retorno seguro. Un 40% dijo tener la capacidad de recibir al 100% de sus alumnos todos los días, mientras que un 48% lo hará de forma mixta.

El Mineduc, conforme a las recomendaciones del Ministerio de Salud, estableció las siguientes exigencias en la aplicación de los protocolos:  

a) Sanitización de establecimientos cada 24 horas.

b) Uso obligatorio de mascarillas en espacios cerrados.

c) Asegurar el distanciamiento de al menos 1 metro en baños, salas de cases y espacios comunes, evitando aglomeraciones.

d) Rutinas de lavado de manos con jabón cada 2-3 horas.

e) Ventilación permanente de las salas de clases y espacios comunes.

f) Implementar horarios diferidos de entrada, y salida y recreos.

g) Apoderados deberán controlar la temperatura y síntomas respiratorios de estudiantes diariamente.

h) Demarcar la distancia en los lugares de espera.

i) Realización de clases de educación física en lugares ventilados.

j) Evitar reuniones presenciales de apoderados.

k) Informar a la comunidad educativa respecto de los protocolos y siempre mantener educación efectiva. 

l) Eliminar saludos de manos, besos y reemplazarlos por otras rutinas de saludo a distancia.

m) Estar en constante revisión de los cumplimientos de los protocolos.

Estos protocolos están en la línea de las recomendaciones de organismos internacionales como la ONU y otros como la CDC de EEUU.

3. Las escuelas son espacios seguros

Durante el 2020, 903 establecimientos educacionales reabrieron sus puertas. Del total, un 85% no presentó ningún caso de Covid-19, en aquellas escuelas donde sí hubo contagios, no se generó ningún brote de coronavirus. 

Lo anterior se condice con la evidencia internacional. Por ejemplo, según un análisis realizado en Cataluña, España; durante las primeras 20 semanas del transcurso escolar 2020-2021, mientras las escuelas se mantuvieron abiertas la tasa de incidencia entre los niños se mantuvo significativamente más baja que la de la población general. 

Al mismo tiempo, un estudio en Estados Unidos concluyó que el uso de mascarillas, distanciamiento físico e higiene de manos dieron como resultado que un bajo porcentaje de estudiantes se contagiara de Covid-19, lo cual no se tradujo en una carga de infección más grande dentro de la comunidad: “Nuestros datos indican que las escuelas pueden reabrir de manera segura si se desarrollan y cumplen las políticas efectivas de prevención”.

En la misma línea, una recopilación de evidencia realizado por el Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades arrojó que los países de la Unión Europea (UE) y el Espacio Económico Europeo (EEE) que abrieron parcialmente sus escuelas antes de las vacaciones de verano, no experimentaron brotes escolares.

Por último, la Sociedad Chilena de Pediatría (SOCHIPE) indicó que: “La evidencia científica demuestra que los niños parecen contagiarse menos y que mayoritariamente cursan asintomáticos o presentan una enfermedad leve a moderada. Junto a esto, y especialmente los menores de 10 años, transmiten menos el virus y no se los ha identificado como grandes propagadores de la enfermedad. El Covid-19 no se origina en los colegios ni se propaga de allí a la comunidad y de hecho hay más riesgo de contagio fuera de la escuela que en ella”.

4. Pérdida de los aprendizajes, aumento de la deserción, incremento de las brechas y las consecuencias en la salud mental de mantener las escuelas cerradas

“Nos enfrentamos a una catástrofe generacional que podría desperdiciar un potencial humano incalculable, minar décadas de progreso y exacerbar las desigualdades arraigadas”, sentenció la Organización de Naciones Unidas (ONU) en agosto de 2020. Es que las consecuencias del cierre prolongado de escuelas son muchas, una de ellas es la deserción escolar.

Si hasta agosto de 2020 186.723 estudiantes en Chile ya estaban fuera del sistema escolar, el Mineduc estimó que esa cifra podría elevarse en 81.099 alumnos más por causa de la pandemia. De hecho, conforme a los datos obtenidos con el Sistema de Alerta Temprana -que permite entregar información oportuna sobre los estudiantes que están en riesgo de deserción- de un total de 564.624 alumnos, 57.695 podrían abandonar el sistema. Al mismo tiempo, mediante una herramienta de gestión del contacto que se dispuso en 2020, se obtuvo que un 10,4% de estudiantes tuvo nula interacción con su colegio durante agosto y un 20% tuvo una baja participación.

Abandonar el sistema escolar tiene consecuencias negativas a nivel individual y académico, tales como: baja autoestima, aumento de brechas de rendimiento en el largo plazo y menor probabilidad de acceder a la educación superior e incluso puede afectar en las oportunidades y remuneraciones laborales futuras.

En términos de aprendizaje, un informe de la ONU explicó que los más afectados con el cierre de escuelas son los niños entre Prekínder a 6to básico, dado que existe una pérdida de un ambiente que estimule los aprendizajes y la socialización con sus compañeros y profesores. 

Esto se suma a la brecha educacional que podría pronunciarse aún más en nuestro país. Según la encuesta online “Experiencias educativas en casa de niñas y niños durante la pandemia Covid-19”, realizada por el Centro de Investigación Avanzada (CIAE) de la Universidad de Chile, “el acceso a clases online es una enorme fuente de desigualdad”. Mientras 8 de cada 10 estudiantes de escuelas privadas tienen clases de forma remota diariamente, 2 de cada 10 niños de colegios gratuitos declara “nunca tener clases online”. 

De hecho, la última encuesta de Educación 2020 “Estamos Conectados” arrojó que un 24% de los estudiantes no aprendió nada durante el último tiempo y un 20% un poco. Al separar esto por tipo de establecimiento, si en el caso de los colegios particulares privados un 20% contestó haber aprendido un poco o nada, en el caso de los municipales la cifra se eleva a 40% y en los particulares subvencionados a 52%. 

Por lo mismo, la Sochipe señaló que “la inasistencia al establecimiento educacional es una circunstancia que profundiza la inequidad en el aprendizaje a la vez que reduce el apego a la escuela, aumentando el riesgo de deserción escolar definitiva, ampliando la brecha en detrimento de los estratos socialmente más vulnerables”. 

Respecto a lo socioemocional, la Unicef declaró que el cierre de escuelas o las restricciones de desplazamiento han interrumpido los sistemas de apoyo y las costumbres habituales de los niños. “Cientos de millones de niños de todo el mundo podrían estar sometidos a amenazas cada vez mayores para su seguridad y su bienestar (como el maltrato la violencia de género, la explotación, la exclusión social y la separación de sus cuidadores) como consecuencia de las medidas adoptadas para contener la propagación de la pandemia del Covid-19”, indicó el organismo. Como ejemplo, señalan que durante el brote del ébola en África Occidental del 2014 al 2016, repuntó el trabajo infantil, el abandono, los abusos sexuales y los embarazos adolescentes. 

“Cuando los estudiantes aprenden de forma remota en lugar de en persona, pagan un costo social, emocional y académico sustancial”, esto expone un reciente análisis publicado en Estados Unidos que comparó datos de encuestas de un distrito escolar un mes antes de la pandemia y luego en octubre pasado. Además, agrega que “los estudiantes que asistieron a la escuela de forma remota experimentaron niveles significativamente más bajos de bienestar”. 

Lo anterior se profundiza en aquellos niños que sufren de problemas de salud mental, un artículo publicado en Reino Unido da cuenta que las rutinas escolares son claves para ellos por lo que “cuando las escuelas cierran, pierden un ancla en sus vidas y sus síntomas pueden recaer”.  

La encuesta online del CIAE también mostró una gran incidencia de problemas socioemocionales en los niños. Estar más peleador o irritable, cambios de apetito, no querer levantarse o tener problemas de sueño, ente otros; son problemas que han afectado a entre un cuarto y un tercio de los niños. 

El informe mencionado de Educación 2020 reveló que al preguntarle a los estudiantes “¿Qué emoción describe mejor lo que sientes cuando piensas en el retorno presencial a clases?”, un 53% expresó menciones positivas como motivación, entusiasmo y felicidad y tranquilidad. 

Por último, el cierre de escuelas también tiene repercusión dentro de los hogares. La Encuesta Bicentenario identificó que “la presencia de niños en la casa está relacionado con problemas de salud mental y agudiza el estrés familiar. Las mujeres con niños en el hogar son las que presentan mayor nivel de estrés psicológico”. Además, a esto se suma el impacto económico que trae en las familias por la pérdida de trabajo.

5. La vacuna no es indispensable para volver a clases

Hasta el 16 de febrero, 56.988 personas ligadas a la educación se vacunaron con la primera dosis contra el Covid-19. Si bien el adelantar la campaña de vacunación para profesores y asistentes de la educación es una gran ayuda para la apertura de establecimientos educacionales y entrega mayor confianza y seguridad, esta no es una condición para volver a clases presenciales. 

Ya durante 2020, 1.604 establecimientos educacionales en Chile -tanto colegios como jardines infantiles- reabrieron sus puertas cuando aún no existía la posibilidad de vacunarse. La clave está en planificar un retorno seguro cumpliendo los protocolos. 

De hecho, una encuesta realizada a 175 expertos en Estados Unidos, la mayoría de ellos pediatras que trabajan en la salud pública, arrojó que un 85% contestó que las vacunas -para profesores, estudiantes o padres- no son un requisito para reabrir las escuelas, siempre y cuando éstas empleen los protocolos adecuados. 

6. Voces que avalan la apertura de escuelas

Son muchos los que han levantado la voz llamando a una vuelta a clases de modo presencial, siempre que estén las condiciones sanitarias. En ese sentido, tanto desde la vereda pública como la sociedad civil han apoyado un retorno seguro.

En octubre de 2020, el Mineduc junto con la Unesco convocaron al Consejo Asesor “Abramos las escuelas 2020-2021” –integrado por los ministros Raúl Figueroa y Enrique Paris; Claudia Uribe de Unesco; Paolo Mefalopolus, UNICEF; los doctores María Teresa Valenzuela, Humberto Soriano, Juan Pablo Torres y Matías Irarrázaval; Jeanette Torrealba, pdta. de la Agrupación Nacional de Profesores Rurales; Susana Claro, académica UC; Juan Pablo Valenzuela, CIAE de la U. de Chile; Sylvia Eyzaguirre, CEP; Alejandra Arratia, Educación 2020; Magdalena Vergara, Acción Educar; Cristián Balmaceda, Asociación de Municipios Rurales; Carolina Leitao, alcaldesa de Peñalolén; Pablo Araya, director del Servicio Local de Educación Gabriela Mistral; y Arsenio Fernández, SNA Educa- que concluyó en su primer informe que: “Resulta imprescindible garantizar que el año 2021 no sea otro año sin clases presenciales. La reapertura presencial de los jardines infantiles, de las escuelas y los liceos se debe establecer como una prioridad país, con especial foco en los estudiantes de contextos vulnerables. La educación a distancia el 2021 debe ser la excepción”.

Por su parte, la Sochipe respaldó la vuelta a clases en forma progresiva y segura, agradeciendo “los esfuerzos que se realizan para brindar las medidas de seguridad necesarias para que niñas, niños y adolescentes (NNA) se reincorporen a las aulas de forma segura, para contribuir a su bienestar físico y mental, garantizar el aprendizaje, su desarrollo y fomento de la socialización”.

Quien también se pronunció a favor de la apertura de establecimientos educacionales es la defensora de la Niñez, Patricia Muñoz, quien expresó que: “Pongamos todos nuestros esfuerzos para que la presencialidad sea ojalá la regla general… porque las brechas significativas que están sufriendo niños, niñas y adolescentes más vulnerables, en razón de carecer de la posibilidad de ir a sus colegios, es una realidad… No sólo afecta desde el punto de vista académico, también en su desarrollo integral en términos de formación sino un impacto significativo y brutal”.


 FOTO FLICKR: Nenad Stojkovic