Columna en El Líbero: Doble falta en educación

El Gobierno cae en una doble falta: no sólo no libera a los colegios más preferidos por los padres de las restricciones para crecer, sino que las aumenta al ubicarla en segundo lugar respecto de la educación pública a la hora de crear cupos.

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Estas últimas semanas han estado marcadas por dos materias: (1) la falta de cupos preferidos por los padres en el sistema escolar, que dejó 880 estudiantes sin colegio a principios de abril y (2) las modificaciones a la ley que crea los Servicios Locales de Educación (SLEP) para mejorar su implementación.

Usualmente estos temas -y muchos otros en educación- se tratan de forma separada en los análisis de la opinión pública. Esto es en alguna medida razonable: el proceso de admisión y la administración de la educación sostenida por el Estado son temas distintos. Sin embargo, esta división se disipa cuando pensamos que ambos elementos son parte de la operación de un mismo sistema, cuya finalidad no debe (ni puede) desagregarse: entregar educación de calidad y facilitar la mejor experiencia escolar posible a todos los estudiantes de Chile.

Vamos por parte. Más allá de las críticas al SAE, el punto central que afecta a las familias es la falta de cupos de calidad que los padres prefieran. Para ello, es entonces fundamental atender a la calidad de los aprendizajes, seguridad e infraestructura de la educación pública. Pero como advirtió el Ministerio de Educación, el sistema tiene cupos disponibles y en gran número, pero no son percibidos por los padres como cupos deseables y, por lo tanto, no los eligen. Si la educación estatal es percibida como deficiente (y ello tiene un asidero en la realidad y en los datos del Simce), la ampliación de cupos no tendrá efecto. Por lo tanto, atender a la calidad de la educación pública es fundamental para abordar el problema de falta de cupos preferidos en el mediano y largo plazo.

En ese sentido, las modificaciones a la Ley de Educación Pública que buscan abordar las dificultades en los traspasos del servicio educativo de los municipios a los nuevos Servicios Locales son necesarias. Independiente de otras materias que incluye el proyecto y de la opinión que se pueda tener de su efectividad, lo que el proyecto persigue en último caso es facilitar la gestión de los sostenedores de la educación pública para mejorar la calidad de la educación que entrega, lo que tendrá un impacto en la creación de cupos de calidad, la admisión y la matrícula.

Así se aborda el problema de una parte del sistema, mas no de su totalidad. Los establecimientos particulares subvencionados, preferidos por los padres en un 70%, tienen fuertes restricciones para su crecimiento. La creación de nuevos colegios se coartó fuertemente en la Ley de Inclusión, incluyéndose barreras incluso para colegios existentes que quieran ampliar sus niveles. Así, si se busca solucionar a mediano plazo el problema de vacantes preferidas, no sólo se debe actuar desde una parte del sistema (la educación pública), sino también desde la particular subvencionada. Nuestro sistema educativo es mixto, y para resolver los problemas de los estudiantes, sus familias y comunidades, todos los actores deben poner a disposición sus esfuerzos.

Por eso sorprende negativamente que, dentro del proyecto para mejorar la implementación de los Servicios Locales, se incluya una norma totalmente desconectada del objetivo del proyecto que establece un orden de prelación de la educación estatal por sobre la particular subvencionada a la hora de abrir cupos nuevos. Datos ya citados del SAE muestran que los padres los prefieren en gran mayoría: ¿Qué justifica priorizar la apertura de cupos en promedio no preferidos? En otras palabras, el Gobierno cae en una doble falta: no sólo no libera a los colegios más preferidos por los padres de las restricciones para crecer, sino que las aumenta al ubicarla en segundo lugar respecto de la educación pública a la hora de crear cupos.

Debe existir apertura en el Congreso para discutir ambas materias. Sin embargo, si el gobierno persiste en ver a las dos partes del sistema como opuestos, en lugar de complementarias, no sólo no logrará resolver efectivamente problemas como la falta de cupos de calidad, sino que puede que fracase en conseguir acuerdos para la tramitación de sus iniciativas.

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Escrito por Daniel Rodríguez Morales

Director ejecutivo de Acción Educar.