(Leer carta al director en El Mercurio)
En su cuenta pública, el Ministro de Educación anunció que se encuentra revisando propuestas y mecanismos para un “Nuevo Sistema de Financiamiento (sistema de contribución solidaria vía Operación Renta)” (p. 67). Es razonable pensar que el Gobierno estaría disponiéndose a financiar a los estudiantes no gratuitos vía un nuevo impuesto al trabajo formal, presumiblemente a los graduados.
Urzúa y Espinoza (2015) muestran que un impuesto a los graduados es inconveniente por distintas razones, que han impedido su aplicación en otros países. El tributo mencionado genera graves distorsiones de mercado, es logísticamente engorroso y tiene un costo fiscal significativo.
La situación del país amerita medidas de financiamiento razonables y fiscalmente responsables, y desaconseja una nueva carga tributaria. Un impuesto a los graduados no parece corresponder con ese camino. Más bien, se hace necesario volver a revisar la idea de un crédito contingente al ingreso, como los aplicados en Inglaterra y Australia.
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