Carta al director en El Mercurio: Impuesto a los graduados

Por Raúl Figueroa, director ejecutivo de Acción Educar.

Señor Director:

Si algo ha quedado claro en el debate en torno a la reforma a la educación superior, es que está lejos de ser lo que el país necesita. El eje fundamental de la iniciativa sigue siendo la gratuidad universal, cuyas críticas van desde su carácter regresivo y alto costo, hasta los efectos negativos propios de su diseño y que dicen relación con fuertes restricciones a la autonomía de las instituciones, la afectación de la diversidad del sistema y limitaciones al desarrollo y a la calidad de los proyectos institucionales.

Ante el escenario de restricción presupuestaria que vive el país, se ha reflotado la idea de financiar la gratuidad universal a través de un impuesto a los graduados. Se trata de una propuesta que solo apunta a identificar una fuente específica de financiamiento para la gratuidad, lo que genera nuevas dificultades, pero que no mejora en nada su diseño y, por ende, mantiene sus mismos defectos. La fijación de aranceles y vacantes por el Estado se mantendría, con la consecuente estandarización de los proyectos educativos y limitación a su desarrollo. Pero además, se trata de un impuesto regresivo con especial foco en los más vulnerables, que a diferencia de quienes más recursos tienen, no tendrán otra opción que estudiar en una institución gratuita, y por ende serán los únicos obligados a pagar el impuesto. Puede significar además un desincentivo a la titulación de los estudiantes.

Por el contrario, un sistema de créditos bien diseñado es más justo, ya que apunta a que quien se beneficia de él lo restituya en un horizonte de tiempo acotado y con pagos acordes con sus ingresos y el costo de la carrera elegida.

Leer carta al director en El Mercurio.


Escrito por Raúl Figueroa Salas

Fundador y ex director ejecutivo de Acción Educar.