(Leer columna en el Diario Constitucional)
El proceso constituyente sigue su curso y las elecciones de los miembros que conformarán el Consejo Constitucional, llevadas a cabo el domingo pasado, marca un hito importante en este camino. Resultado algo predecible para algunos, algo sorpresivo para otros, el hecho es que la contundente victoria obtenida por el Partido Republicano, logrando una mayoría que no se veía en muchas décadas en nuestro país, los pone en el timón para guiar y liderar este proceso hasta el final.
Esto, sumado a los escaños obtenidos por Chile Seguro (compuesto por la UDI, RN y Evópoli), deja a la derecha con 34 asientos en el Consejo, lo que le otorga el control completamente absoluto del proceso, pudiendo aprobar y rechazar normas, y finalmente el texto completo de la futura propuesta de Constitución, con total independencia del resto de los integrantes del Consejo y de la Comisión Experta.
A varios ha asaltado la duda de cómo esto es posible, pero lo cierto es que los 34 consejeros electos alcanzan los quorum de tres quintos y dos tercios, necesarios para aprobar y rechazar todas las normas al interior del organismo. Analicemos las normas de funcionamiento dadas para ver el verdadero alcance.
En conformidad al acuerdo político alcanzado, que dio inicio al proceso y fue materializado en el Congreso mediante una reforma constitucional, una vez despachado el texto por la Comisión de Expertos, el Consejo Constitucional podrá aprobar, aprobar con modificaciones o incorporar nuevas normas al anteproyecto de nueva constitución por el quorum de tres quintos de sus miembros en ejercicio. Si bien no se le otorga aquí expresamente la facultad de rechazar las propuestas de normas elaboradas por los expertos, la posibilidad de aprobar, pero con modificaciones y la posibilidad de incorporar nuevas normas, deja bastante abierta la puerta para poder llegar a redacciones que modifiquen el sentido y alcance de las proposiciones realizadas en este primer borrador constitucional.
Ahora bien, evacuada la propuesta de texto del Consejo Constitucional, existirá otra instancia en que intervendrá nuevamente la Comisión de Expertos, en la cual hará entrega de un informe mediante el cual podrá formular observaciones que mejoren el texto, logrando así modificaciones al mismo. Pero estas observaciones serán sometidas a votación en el Consejo, entendiéndose aprobada cada propuesta si obtiene el quorum de tres quintos. Y más importante aún, serán rechazadas por dos tercios, votos que, como vimos, también se alcanzan por el Partido Republicano y Chile Seguro.
En la eventualidad de que una de estas observaciones de los expertos no alcance los tres quintos para ser aprobada ni los dos tercios para ser rechazada, ellas pasarán a ser analizadas por una Comisión Mixta, la cual podrá proponer soluciones con el voto de tres quintos de sus miembros, las cuales deberán ser aprobadas posteriormente con el mismo quorum en el Consejo.
Cabe mencionar en este punto, que la comisión mixta se conformará con seis integrantes de la Comisión Experta y seis del Consejo Constitucional, propuestos por cada mesa y ratificados por el pleno los órganos a los que pertenecen, por tres quintos de sus miembros. Así, gracias a su cantidad de escaños, la fuerza predominante en el Consejo podrá elegir a sus seis integrantes, lo que sumado a los que salgan de la Comisión Experta, les da también la mayoría necesaria para proponer soluciones en la comisión mixta.
Por último, en la eventualidad que la comisión mixta no llegara a un acuerdo, los expertos podrán plantear una nueva solución, la cual también deberá ser aprobada por el Consejo por tres quintos. Finalmente, luego de la votación de cada norma, se debe aprobar la totalidad del texto por el mismo quorum.
Como vemos, la hegemonía es total, y los resultados obtenidos en la pasada elección sí entregan el control completo al sector que obtuvo la victoria en las urnas y elegido por mayoría.
Ahora bien, recordemos que, a fin de salvaguardar vicios y aberraciones cometidas en el fracasado proceso constituyente anterior, esta vez el acuerdo alcanzado dispuso que la propuesta de nueva constitución que se someta a plebiscito deberá contener, a lo menos, ciertas bases institucionales y fundamentales. Esto será supervigilado por el Comité Técnico de Admisibilidad, ante el cual podrán formular requerimientos los miembros de la Comisión Experta y del Consejo Constitucional por dos quintos y un quinto de sus integrantes respectivamente, ante la contravención u omisión de estas bases.
Será muy interesante ahora, ver cómo este nuevo escenario afecta el devenir de la propuesta que realizarán los expertos, que se encuentran en plena discusión y votación de las enmiendas hechas en las distintas comisiones. En educación, es de suponer al menos, que las proposiciones presentadas por un ala del oficialismo, con olor y sabor al proyecto anterior ya rechazado, se vayan moderando para alcanzar un buen texto de unidad.
Las volteretas del Gobierno terminaron por generar un vuelco electoral a dos años de la anterior elección de convencionales constituyentes. Ahora que están al otro lado de la tortilla, esperan que las minorías sean debidamente escuchadas. Esperemos que esta vez se dé una lección de buena política, y que, por el bien de Chile, así sea.
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