Escrita por Borja Besa, asesor legislativo de Acción Educar
Con sorpresa he leído la reciente columna de Hugo Gerter, dirigente del Colegio de Profesores, que escribió como respuesta a mi publicación de 1 de octubre sobre las indicaciones efectuadas al proyecto de Ley Miscelánea, en lo que parece una defensa desesperada de su institución frente a los cuestionamientos de una sociedad que está notando su actuar.
Más allá del desconocimiento del que simpática e infundadamente me acusa, agradezco la oportunidad para aclarar algunos puntos que para aquellos menos familiarizados con la materia pueden haber generado confusión, aunque advierto desde ya que, tras leer y re leer la propia, no encuentro varias de las referencias que el señor dirigente me atribuye.
Se refiere en primer lugar a lo que llama “supuestos” privilegios que su gremio estaría consiguiendo, – la consagración en la ley de horas mínimas de permiso para ausentarse de sus labores para cumplir funciones gremiales – confundiéndolo con el fuero, esto es, inamovilidad en sus cargos, del que ya gozan y que jamás ha sido cuestionado.
Lo que llama la atención es pensar en por qué se consagraría en la ley un derecho única y específicamente para un solo gremio de docentes y no para otros que existan o puedan existir. Algo que ya debe saber, pero existen cientos y miles de profesores en todo el país que no comparten un poco la visión de su institución. Eso entonces señor dirigente, se llama privilegio.
Es efectivo que las asociaciones de asistentes de la educación cuentan con estas horas, -las asociaciones-, pero no se ve en ninguna ley derechos establecidos específicamente para Confemuch o Conatech, por ejemplo. ¿Será que no tienen santos en la corte?
¡Me acusa de manifestar un insólito nivel de molestia ante la posibilidad de que los docentes gocen de vacaciones! Señor dirigente, lea nuevamente y lea con atención, pues contrariamente a lo que usted señala, encontrará en mi texto una defensa a la libertad de pactar sus vacaciones durante el verano de la manera que mejor prefieran junto al establecimiento, y no en fechas impuestas desde el Congreso por los parlamentarios. Misma libertad que defiendo para que se capaciten de acuerdo a lo que mejor estimen y necesiten, sin imposiciones de uno proveedor único. ¡Libertad!
Me llama la atención su omnisciencia respecto al sentir mayoritario del profesorado, el que, de efectivamente sentirse así, podrá elegir las capacitaciones impartidas por el CPEIP, y me escandaliza su afán por querer borrar del mapa a los que no serían eventualmente esta mayoría y que sí saca provecho de otras capacitaciones.
Por otro lado, agradezco su referencia a las causales de despido, resulta educativo para aquellos que no las conozcan. Y se alegrarán de saber que la existencia de despidos por malas evaluaciones sea tan baja, lo que los llevará a pensar en el por qué su afán de eliminarla si no está causando un perjuicio significativo a sus representados. En cambio, los que sí sufren un daño enorme e irreparable por otro lado, son aquellos estudiantes instruidos por un mal docente y que usted pretende dejar a su merced.
¿Por qué escatimar en medidas que resguarden la calidad de la educación que reciben nuestros estudiantes? Desde esta vereda velaremos incansablemente por ellos.
Señor dirigente, esperamos con ansias que la Ley Miscelánea presentada por el Ejecutivo sea aprobada, pues los niños y niñas que asisten a la educación pública la necesitan urgentemente, ya que, de traspasarse sus colegios a los nuevos servicios sin la preparación adecuada, el daño será enorme para ellos. Y de la misma manera esperamos, que proyectos como este no sean usados a modo de palanca o moneda de cambio para buscar privilegios y agendas particulares. Volvamos a poner a los niños y su educación en el centro, la verdadera prioridad y vocación que mueve a miles de docentes a lo largo y ancho de nuestro país.