Columna en La Segunda: Reactivación y sociedad civil

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La cooperación público-privada es fundamental en todo momento y más que necesaria cuando el desafío y la tarea responden a una problemática nacional. Dicha colaboración surge como una oportunidad para que la sociedad civil participe y complemente los esfuerzos del Gobierno en pos de un objetivo común. La evidencia nos muestra que esta alianza puede mejorar la eficiencia de los gastos y lograr respuestas más oportunas.

El Plan de Reactivación Educativa pretende justamente explotar esta cooperación y apoyarse en la sociedad civil para lograr varios de sus objetivos. Específicamente, plantea que la recuperación del rezago en la lectoescritura se coloque, en gran parte, en manos de organizaciones civiles. Sin embargo, surge la duda de si estas deberán valerse por sí solas o si el Gobierno va a apoyarlas sustantivamente en esta tarea.

El Ministerio de Desarrollo Social y Familia indica que este tipo de colaboración es una relación entre actores de la esfera pública y privada, que supone el intercambio de recursos y competencias propias de cada uno para que, a través de la acción conjunta, se maximice el bienestar social del país.

Según esta definición, es idóneo que el intercambio de recursos y conocimientos sea recíproco en este tipo de cooperación. Es decir, así como las organizaciones civiles aportan sus conocimientos y servicios, el sector público también debería responder a ese apoyo. Si esto no ocurre, alcanzar las metas propuestas se convierte en una tarea muy compleja.

La información públicamente disponible del Plan de Reactivación Educativa no especifica montos ni ayudas concretas para el ítem de las tutorías y las organizaciones civiles, el cual es clave en el fortalecimiento de los aprendizajes perdidos durante la pandemia. Es necesario que exista un compromiso fiscal serio y que el Gobierno sea claro en cuanto a los recursos que destinará, para que efectivamente se logre convocar a 20 mil tutores y llegar a 80 mil alumnos prioritarios.

Este tipo de compromiso fiscal se ha observado en casos exitosos de recuperación de aprendizajes. Por ejemplo, durante el año 2022, Inglaterra implementó un plan de apoyo académico a través de tutorías, para enfrentar el rezago educativo. En dicho programa, el Estado financió cerca del 60% del costo promedio por alumno.

La reactivación educativa demanda que la colaboración y la cooperación sean los actores principales. El desafío es grande y es una tarea que debemos enfrentar entre todos. La recuperación de aprendizajes no puede seguir esperando.

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