Por: Magdalena Veragara, directora ejecutiva de Acción Educar.
Recientemente el Mineduc anunció los 100 nuevos liceos Bicentenario para el año 2020, y por primera vez entraron liceos artísticos, abarcando así las tres modalidades educativas. De esta manera, se avanza en generar una red de excelencia en todo el territorio nacional que busca llegar a los 300 establecimientos.
Si bien no han contado con un apoyo transversal, los Liceos Bicentenario han permitido entregar un nuevo relato a la educación pública. Han logrado romper la brecha entre los establecimientos públicos y particulares pagados obteniendo resultados por sobre el promedio en la PSU y mejoras sustanciales en el SIMCE, e incluso han mostrado resultados positivos en cuanto a convivencia escolar, autoestima y motivación. Logros que han sido valorados por los padres. De hecho, fueron los colegios Bicentenario los que más postulaciones obtuvieron en promedio durante la primera etapa del sistema de admisión escolar (SAE). Esto es relevante, ya que si queremos recuperar la educación pública, es importante revalorizar las alternativas que se entregan y en estos establecimientos, los padres han visto una opción de excelencia para sus hijos.
Por supuesto, esta política no puede agotar los esfuerzos por mejorar el sistema público. Lo anterior, más bien corresponde a la instalación de los nuevos Servicios Locales, sin embargo, las primeras experiencias nos han mostrado que es un proceso largo y complejo, por lo que es necesaria una política que busque introducir mejoras inmediatas. Más que hacer una crítica mezquina respecto de que esta iniciativa solo entregaría privilegios para algunos, sería interesante analizar por qué estos liceos han logrado obtener sus resultados positivos y sostenidos en el tiempo – a pesar de la crítica que se hizo inicialmente- y la forma en que ello podría reflejarse en las políticas que deben llevarse a cabo, especialmente en la Estrategia Nacional de Educación Pública, que debe responder a las observaciones que les fueron hechas por el CNED. En esta línea, es importante, buscar la manera de llevar estas buenas prácticas a toda la educación y no terminar con estos recintos.
Los Liceos Bicentenario tienen base en 3 factores fundamentales: el liderazgo del directivo, la obtención de datos y el desarrollo de competencias. En términos simples el Mineduc mediante un seguimiento y orientación, promueve que los liceos realicen evaluaciones constantes, de manera de obtener datos respecto de los resultados de aprendizaje de los estudiantes y las competencias de los docentes. Lo anterior permite conocer aquellos aspectos que deben ser mejorados o cambiados y constatar que los alumnos aprenden. Esto a su vez, requiere de un fuerte liderazgo por parte del directivo para desarrollar las competencias de sus docentes y tomar decisiones con autonomía. Ello ha permitido poner el foco en los aprendizajes de los estudiantes y generar un clima de altas expectativas que se ve reflejado en el compromiso de toda la comunidad escolar.
En gran parte la Estrategia consideró estos factores que han sido observados por la evidencia para la mejora de las escuelas en las distintas acciones contempladas para los objetivos definidos. Sin embargo, le faltó el relato que sí ha sido parte esencial de los Liceos Bicentenario. Un relato que ha permitido cambiarle la cara a los liceos públicos, ya que un establecimiento que se vuelve Bicentenario es motivo de orgullo y valoración por la comunidad escolar, generando un compromiso nuevo, pues pasa a ser un liceo de excelencia. Por supuesto, que hay muchos factores involucrados cuando hablamos de la magnitud de los Servicios Locales, no obstante, es importante que esa misma expectativa respecto de los Liceos Bicentenario se vea manifestada en la nueva educación pública.