“Ahora, hay que dejar transcurrir tres años o más para hacer una evaluación correcta y revisar las brechas e inequidades que se le criticaban a la PSU”, precisó Simón Pinto, investigador de Acción Educar.
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Este lunes se comenzó a rendir la nueva Prueba de Acceso a la Educación Superior (PAES), que, a diferencia de sus antecesoras, apunta a evaluar competencias y habilidades, junto a los conocimientos.
La PAES nació luego de una serie de críticas que obtuvo la Prueba de Selección Universitaria, (PSU), rendida por última vez en 2019, las que apuntaban a la discriminación de colegios técnicos y que, según expertos, terminaba reflejando la desigualdad escolar del sistema educacional chileno.
Fue por eso que se comenzó a trabajar en un nuevo instrumento de medición y que es el que debuta hoy con cinco exámenes, y más de 275 mil estudiantes inscritos para rendirla.
Es en ese contexto, donde se comienzan a generar las expectativas que pueda tener esta nueva medición y su real aporte para mejorar la selección de los estudiantes, sin sesgos y que permita la incorporación de todos quienes cumplan con los requisitos, independiente del colegio que provengan.
Simón Pinto, investigador de Acción Educar, entrevistado por el Diario de la Educación, sostuvo que existen muchas expectativas sobre este nuevo instrumento, pero puso paños fríos respecto que tomará tiempo poder sacar conclusiones de la eficacia de su uso.
“La nueva PAES es el resultado de distintas recomendaciones y estudios que se hicieron a propósito de la PSU, que funcionó cerca de 16 años. Es el resultado y un diagnóstico que se ha venido haciendo como una cierta política de Estado, entonces existe bastante expectativa, hay hartas fichas puestas en esta prueba. Recoge la experiencia internacional y aplica metodología también que se usa en otras pruebas estandarizadas a nivel internacional, entonces es positivo. Ahora, hay que dejar transcurrir tres años o más para hacer una evaluación correcta y revisar las brechas e inequidades que se le criticaban a la PSU”, explicó Simón Pinto.
El experto agregó que, al medir, además de conocimientos, habilidades y competencias de los jóvenes, puede resultar ser un sondeo mucho más amigable que los anteriores. “El que más que aptitudes, se mida competencias y habilidades, va en relación a bajar ciertos elementos de una evaluación de este tipo que genera cierta angustia y estrés en los estudiantes. Asimismo, que se pueda rendir dos veces al año, obviamente disminuye la presión y baja los niveles de ansiedad y de angustia. Creo que son factores que hacen que la prueba sea más amigable, pero respecto a los contenidos, se están viendo contenidos, habilidades, competencia aplicando metodologías que justamente apuntan a que el estudiante pueda desempeñarse y desenvolverse de mejor forma en la educación terciaria”, afirmó.
Respecto de las novedades de esta nueva prueba, el investigador de Acción Educar afirmó que aquí se “aplica una metodología distinta de selección. Lo que se busca no son solo conocimientos sino también habilidades competencias, y en ese sentido, la forma en que serán seleccionados o bajo qué criterios, serán distintos a los anteriores. Se espera que los estudiantes seleccionados sean aquellos que tengan mejores competencias para enfrentar la educación superior”.
Por último y respecto de los puntajes nacionales, el investigador hizo ver que no es incompatible reconocer a los estudiantes que destacaron en una prueba determinada, como se hacía con los puntajes nacionales, al reconocimiento que quiere instaurar ahora el Mineduc. “Mantener los puntajes nacionales no afecta la asignación de puntaje entonces, la verdad, no veo una justificación relevante”, agregó.
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