Tanto los docentes como las familias deben hacer partícipes a los estudiantes del proceso de vuelta a clases, planificando en conjunto, considerando sus intereses y experiencias, acompañándolos y empatizando con ellos.
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Cada inicio de año escolar es particular y distinto al año anterior. Por ejemplo, este 2023 los estudiantes volverán a las salas de clases sin mascarillas y la presencialidad probablemente no sea un tema de discusión o de asombro.
Así lo comenta Simón Pinto, investigador de Acción Educar, quien señala que la transición de las vacaciones a las clases debe ir acompañada de una motivación constante por parte de los docentes y familias.
“En ese sentido, Pearson Education (2014) recomienda comenzar a trabajar desde los temas generales y establecer metas cortas y objetivos alcanzables. En educación básica se deben introducir temas vistos el año anterior y retomar actividades en las que los estudiantes voluntariamente mostrarían interés, como sería educación física, artes, geografía, entre otras, creando así una atmósfera más receptiva. Para la enseñanza media, se recomienda iniciar conversaciones sobre los intereses y deseos una vez que terminen el colegio, pues si bien surgirán muchas dudas, es una excelente oportunidad para descubrir sus motivaciones”, explica.
Es clave tener en cuenta que la motivación escolar es un proceso psicológico intenso y que la pandemia tuvo un importante impacto en la salud mental de los estudiantes. “Los colegios se tuvieron que hacer cargo de este asunto, en algunos casos sin mucha experiencia y con los medios necesarios. Una encuesta arrojó que un 79,4% de los adolescentes y 76,5% de los jóvenes chilenos presentaron síntomas de ansiedad durante la pandemia. Y un 88,6% de los adolescentes y 90,2% de los jóvenes, afirmaron presentar síntomas de estrés (Universitat de València, 2020)”, comenta Simón Pinto.
Apoyo familiar
Las familias son claves para la motivación del estudiante y para la promoción de la educación como una puerta para oportunidades, más que como una simple obligación, que puede ser compleja y poco atractiva, estima el investigador de Acción Educar.
“Aquí se releva la importancia de las familias como principales educadores, quienes gozan de un derecho y deber preferente por sobre un tercero o ente. Para un mejor acompañamiento de este proceso de adaptación, se recomienda dar tiempo y espacios para que los hijos o pupilos puedan compartir sus experiencias personales, temores e inquietudes, es decir, ser buenos escuchadores, empatizando con ellos y no minimizarlos o restarles importancia”, destaca.
Adicionalmente, dice que se debe evitar transmitir el estrés y la ansiedad que muchas veces produce la vuelta a clases en los adultos, como la compra de útiles y uniformes.
Simón Pinto añade que los estudiantes difieren en sus habilidades, intereses y preferencias, lo que se debe tener presente a la hora de motivarlos con su educación. Sin embargo, algunas herramientas para hacerlo es intentar asociar las actividades y contenidos de la clase con temas que son de interés de los estudiantes, como música, deporte, eventos de actualidad, celebridades, etc. Asimismo, despertar curiosidad entre los alumnos, apelando al factor sorpresa y pensar “fuera de la caja”.
Es importante considerar que la psicología ha identificado principalmente dos tipos de motivación. “Por un lado, la intrínseca, aquella que nace del interior de cada uno, siendo independiente a cualquier estímulo externo. Es la satisfacción por realizar una actividad y hacer las cosas bien. Se identifican las ganas de crecer o aprender, la independencia, la fuerza interior y confianza. Por otro lado, se encuentra la motivación extrínseca, relacionada con conseguir una recompensa externa, tales como conseguir una promoción en el trabajo. En el contexto educativo, por ejemplo, sería el reconocimiento por alcanzar un logro académico o deportivo”, señala Pinto.
Y ¿Cómo colaboran las tecnologías en este sentido? “Es innegable que las tecnologías y el uso de celulares están más que presentes en la vida de los niños, jóvenes y adultos. Por lo tanto, se debe aprender a utilizarlas a nuestro favor y de buena manera. Un punto adicional, es que hoy los problemas de convivencia escolar, como el ciberbuylling, también se dan en las redes sociales y medios digitales, por lo que profesores y las familias deben participar y educar para prevenir un uso indebido”, sostiene.
Convivencia escolar
Simón Pinto asegura que es de vital importancia en la comunidad escolar promover una cultura de convivencia, respeto y tolerancia, y erradicar la violencia de los espacios educativos.
“El año 2022 estuvo marcado por actos de violencia y conflictos de convivencia al interior de los colegios. Hasta el tercer trimestre, la Superintendencia de Educación había recibido cerca de 7.000 denuncias por situaciones de violencia, esto es, un 31% más respecto del año 2019”, dice.
Agrega que una manera de potenciar la convivencia escolar y su relevancia en las escuelas es a través de metodologías activas como el aprendizaje cooperativo o el aprendizaje basado en proyectos. “Permiten modificar el ambiente de grupo y mejorar la convivencia entre sus miembros, fomentando las relaciones de amistad y mejorando la cohesión entre los estudiantes”, explica.
Y otra manera, es el reforzamiento curricular en mediación de conflictos y realizar intervenciones a los padres y apoderados, para que asuman un rol de guías con sus pupilos. “Estas medidas deberían aprovecharse para reforzar las figuras de autoridad y mediación en la escuela: profesores y directivos”, concluye.
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