Seguimiento y coordinación con directores de escuelas y familias: ¿Cómo abordamos la emergencia causada por los incendios?

Son 20 colegios y 857 los alumnos que se han visto afectados por los incendios forestales en las regiones de Ñuble, Biobío y La Araucanía.

De acuerdo a la información entregada por el Ministerio de Educación, la cartera se ha comprometido a trabajar en medidas inmediatas, como la reubicación de los estudiantes para el inicio del año escolar en marzo; medidas de mediano plazo, como soluciones modulares para los próximos meses; y soluciones definitivas, en torno a los proyectos para la reconstrucción de todas las escuelas siniestradas por los incendios forestales.

Durante las últimas semanas el ministro de Educación, Marco Antonio Ávila, ha reiterado que “el compromiso del gobierno es recuperar todas las escuelas dañadas, aunque sea para un solo estudiante, porque creemos que la educación tiene un valor y pertinencia irremplazable para los territorios afectados”.

Es necesario un seguimiento

Frente a la compleja situación que atraviesan las distintas familias y estudiantes que vieron sus hogares y sus colegios afectados por los incendios, creemos que es de gran importancia que, así como se hizo durante la pandemia, se realice un trabajo que involucre un intenso seguimiento para que, a partir de marzo, ningún estudiante deje de asistir a clases porque su colegio no cuenta con las condiciones y servicios básicos.

Es por eso que se debe identificar si los estudiantes cuentan con todo lo que sea necesario para el inicio del año escolar, es decir, uniforme y útiles escolares, así como también una correcta y completa entrega del servicio de alimentación.

Muchas de las escuelas que se han visto afectadas son escuelas rurales, por lo que usualmente tienen problemas de conectividad y acceso. Tal como lo hemos visto en las últimas semanas, este seguimiento debe incluir un apoyo en el transporte a su colegio original o bien buscar una matrícula en algún establecimiento que quede cerca del nuevo lugar en el cual los alumnos y sus familias van a vivir de forma temporal.

Este seguimiento puede ser una herramienta muy útil, más cuando muchos de los estudiantes afectados pueden presentar rezagos importantes producto de la pandemia en distintas disciplinas.

Coordinación que involucre a directores de las escuelas y a las familias

Se debe dar importancia al rol de los directores de colegios y a las familias. La meta debe ser que no se refleje un aumento en las cifras de ausentismo escolar.

Es por eso que es de gran relevancia darle la seguridad a las familias de que sus hijos volverán a un lugar seguro, en el que no se vea mayormente afectado el desarrollo del proceso educativo. En esa línea, es esencial un acompañamiento a la comunidad educativa completa, tanto a equipos directivos y docentes, quienes seguramente también se han visto afectados por los incendios.

La coordinación con los directores de escuelas y las familias (padres y madres son los principales involucrados en la educación de sus hijos) es fundamental para transmitir contención en momentos de ansiedad y estrés.

Recuperación de infraestructura rápida y eficaz

Ante los graves problemas de infraestructura por los que atraviesan las escuelas, es necesario contar con medidas temporales, como por ejemplo, trasladar a los estudiantes a otro colegio o a un espacio modular. De esta forma, pueden contar con un espacio y no se ve mayormente interrumpido el proceso educativo.

Sin embargo, cabe reiterar que esta solución es de carácter temporal. La recuperación en infraestructura debe ser rápida, eficaz y con recursos. Ante esto, Simón Pinto, investigador de Acción Educar, plantea a modo de ejemplo que “no podemos permitir que se repita la historia del Colegio Robinson Crusoe en Juan Fernández que, tras el terremoto del 2010 y por diversos motivos, aún sigue siendo una “escuela container“.