DEBATE. El actual modelo chileno es calificado como segregador y sumamente centralizado.
17 años de su implementación, la Prueba de Selección Universitaria (PSU) no ha estado exenta de críticas. Pero hoy, en medio del estallido social, los cuestionamientos al sistema de ingreso a la educación superior se han hecho más evidentes. Sus detractores señalan que este mecanismo es segregador y no mide aptitudes, sino más bien, conocimiento, lo que termina acrecentando las diferencias que hay en el sistema educacional chileno.
Por: Daniel Contreras.
En esa línea, en agosto del año pasado la fundación Acción Educar publicó un análisis comparativo de los sistemas de admisión a la educación superior en el mundo. Esto, con el objetivo de conocer cuáles son las características y críticas del modelo chileno, así como también describir cómo operan los procesos de admisión en distintos países. En entrevista con este Diario, la directora ejecutiva de la fundación, Magdalena Vergara, profundizó en los problemas que presenta el Sistema Único de Admisión (SUA) que opera en nuestro país, los cambios que deberían aplicarse y la experiencia internacional en esta materia.
SESGOS
Una de las críticas que se plantea al actual sistema de ingreso a la educación superior es que es discriminatorio y favorece a los sectores más acomodados.
¿Qué hay de cierto en ese juicio?
-En general toda prueba estandarizada tiene ciertos sesgos de segregación. Uno podría hablar que hay una correlación entre mejores puntajes con estudiantes de mejor nivel socioeconómico. Pero lo que además uno ve respecto a la PSU es que hay un problema grave ya que discrimina todo lo que es el sector técnico-profesional. Esto porque la prueba mide los conocimientos en base al currículum de enseñanza media científico-humanista y no considera en ese sentido al técnico-profesional que son bases curriculares distintas, perjudicando claramente a esos estudiantes. En ese sentido el problema estaría en el sistema público de educación más que en el modelo de admisión a la educación superior…
-Efectivamente. Los problemas de calidad que existen en nuestro modelo educacional público no pueden ser corregidos por un sistema de acceso.
¿Cuáles son los pro y contra del actual sistema de admisión a la educación superior chileno?
-El modelo que tenemos nosotros actualmente que es el Sistema Único de Admisión (SUA) y que está reglamentado por el Consejo de Rectores, solo regula a las instituciones estatales tradiciones y aquellas privadas que adscriben al sistema, pero quedan fuera algunas instituciones privadas y también el mundo técnico profesional. Por otro lado, lo que uno ve del sistema en general, es que es un modelo sumamente centralizado y muy regulado. Es decir, entrega muy poca autonomía y libertad a las instituciones para que puedan seleccionar a sus estudiantes. Si uno lo compara con otros países, en general, se ve que existe una libertad para seleccionar a sus alumnos y cuentan con distintos instrumentos para ello. Lo que uno podría plantear es que es bueno que exista una prueba estandarizada como es la PSU, haciendo todos los cambios que sean necesarios, porque eso le da cierta objetividad y transparencia al sistema. Pero uno podría agregar otro tipo de instrumentos, además de Ranking, PSU y NEM, y dar más flexibilidad para que las universidades ponderen de diferente manera estos tres factores e introducir otros nuevos como, por ejemplo, ensayos, entrevistas o pruebas específicas que permitan medir habilidades distintas.
¿Cuál es la experiencia internacional en materia de admisión a la educación superior?
-Si uno mirara a nivel comparativo cuál es el sistema perfecto, diría que es difícil hacer esa comparación inmediata. Va a influir mucho el contexto, el tipo de instituciones que existen en el nivel superior y también cómo es el sistema de educación escolar. Sin embargo, lo que nosotros tratamos de hacer con el estudio fue ver cuáles son los elementos positivos de cada uno de estos sistemas. A partir de esta información uno ve que hay un sistema más bien único donde una gran cantidad de instituciones están adscritas a una plataforma común, lo que es positivo porque le da cierta transparencia y objetividad al sistema y permite al estudiante poder informarse mejor respecto a los tipos de instituciones y carreras que existen. Otro punto importante es que son sistemas más abiertos y flexibles, lo que permite hacerse cargo de ciertos perfiles de estudiantes que existen y también de la diversidad de instituciones. Uno ve que a nivel internacional las instituciones tienen bastante autonomía para seleccionar.
¿Cree que es necesario terminar con el actual sistema de ingreso o es posible reformarlo?
-Creo que hay mucho espacio para hacer mejoras de acceso, especialmente en los términos de poder hacer un sistema más abierto y flexible donde exista mayor libertad por parte de las instituciones, pero hay que entender que para hacer un cambio en el sistema se requiere tiempo. No podemos improvisar con las políticas públicas porque es posible que no den soluciones a los problemas como los que estamos teniendo hoy en día, especialmente en materia de equidad. Lo que yo veo es que existe una línea para introducir instrumentos y dar mayor libertad a las instituciones, y por otro lado mejorar la prueba de selección.
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