Factores sociales y ambientales incidirían en que estas regiones sean las de mayor ausentismo grave en regiones, determinado también por el inicio temprano en labores ocupacionales.
Las regiones de Atacama y Aysén, en medio del fuerte contraste de su geografía, coinciden en una crítica brecha estudiantil: ambas zonas del país registraron en 2018 los mayores porcentajes de alumnos con inasistencia grave a clases (20,9% y 17,5%, respectivamente), de acuerdo a datos del Ministerio de Educación (Mineduc).
Una condicionante en la que podrían incidir aspectos sociales y ambientales, según comentan profesionales del área de la educación en ambas regiones. ‘Una gran cantidad de alumnos, cuando empieza la temporada en los parronales, sencillamente se va a trabajar’, opina Carlos Rodríguez, presidente del Colegio de Profesores en Copiapó, para quien la situación de vulnerabilidad surge como una variable clave en el ausentismo escolar en la zona.
‘Una gran cantidad de estudiantes solo vive con uno de los padres y ese padre tiene que salir a trabajar. Hay una gran cantidad de niños que dependen de sí mismos’, agrega el docente.
Desde la Dirección de Educación de la Municipalidad de Copiapó (Daem) informaron que han implementado ‘diversos estímulos mensuales’ que premian la mayor asistencia escolar por curso. ‘Visitas al cine, diplomas, medallas y celebraciones dentro de la escuela son parte de esta estrategia’, detallaron desde la entidad.
Según registros del Mineduc, uno de cada tres estudiantes presentó inasistencia crónica el año pasado en el país. Mientras que unos 900 mil faltaron un mes o más a clases.
En Aysén, en tanto, los habituales fríos extremos, más la reconocida contaminación por el empleo de leña húmeda, también impactan en el año escolar. ‘Hay días en que el aire está muy malo y es mejor dejar a los niños en casa. Además, cuando hay lluvia o escarcha es complicado salir en auto desde las parcelas, afuera Coyhaique’, describe Ernesto Araneda, quien vive en la capital regional. En estos sectores, caminos transversales de ripio conectan a las viviendas del sector.
Marcelo Santana, alcalde de Río Ibáñez en Aysén, plantea que las largas distancias en zonas rurales afectan también la asistencia. ‘Creo que se debería flexibilizar el sistema educacional, porque no es posible tener el mismo año académico desde Arica a Punta Arenas, teniendo en consideración que los inviernos en el extremo sur son mucho más largos, con meses en que la inasistencia se incrementa bastante’, agrega Santana, quien sostiene que apoyan con traslados a escolares que habitan zonas distantes a más de 5 km del poblado, considerando que algunos alumnos viven a unos 20 kilómetros.
Para afrontar esta contingencia, el Mineduc lanzó una campaña dirigida principalmente a apoderados y profesores. El objetivo: involucrarlos en la valoración de la asistencia a clases como factor clave en el desarrollo y aprendizaje de los alumnos. ‘La educación de los niños y jóvenes es responsabilidad compartida. Llamamos a los apoderados de todo Chile a que se comprometan con la tarea más importante, que es llevar a sus hijos al colegio’, comentó la ministra de pEducación Marcela Cubillos.
Durante 2018 las regiones de La Araucanía y de Ñuble registraron el mayor porcentaje de estudiantes con asistencia casi completa o destacada (41% y 41,9%).
Impacto en disciplina y resultados académicos
El ausentismo crónico tiene un correlato en la disciplina de los estudiantes y en sus resultados académicos, afirman especialistas en el área.
Para Magdalena Vergara, directora ejecutiva de Acción EEducar, ‘para un niño, faltar un mes a clases es considerado ausentismo crónico, lo que tiene consecuencias no solo en su aprendizaje, sino también en su conducta, generando una brecha importante en conocimientos respecto de los alumnos que sí asisten. Es un problema que incluso va a tener consecuencias en los otros compañeros de curso. Además es un primer predictor para la deserción escolar’.
Vergara sostiene que, además, el ausentismo afecta al conjunto de la comunidad escolar, y que para remediarlo se deben tomar medidas tempranas. ‘El problema del ausentismo crónico es que la mayoría de las veces no se identifica a tiempo, por lo que suele enfrentarse de manera tardía. Lo esencial aquí es que se entienda como una responsabilidad compartida entre la escuela y los padres’.
‘Es muy importante hacer frente a esa inasistencia crónica, ya que es evidente que ella tiene consecuencias negativas en aprendizajes y brechas futuras’, dice Jaime Bellolio, diputado UDI y miembro de la comisión de Educación.