La filosofía detrás del nuevo diseño, que establece una gama de asignaturas electivas, es dar más espacios para que los estudiantes -que vivirán un futuro incierto- sepan actuar y tomar decisiones de mejor forma. También se aspira a aumentar su motivación.
Un gran debate ha provocado esta semana el nuevo currículum de 3° y 4° medio por la ausencia de Historia y Educación Física entre las asignaturas obligatorias. El plan común -que regirá para los colegios técnico-profesionales, científico-humanistas y artísticos- contempla un paquete que suma solo seis ramos: Lengua y Literatura, Matemáticas, Inglés, Educación Ciudadana, Filosofía y Ciencias para la Ciudadanía.
Bastante menos comentada ha sido la oferta de electivos que se suman al nuevo plan. Habrá dos horas semanales en las que los alumnos podrán optar entre clases de Religión, o bien entre Educación Física y Salud, Artes o Historia.
En la modalidad científico-humanista, los estudiantes además tendrán que escoger entre seis ramos de profundización. Habrá una gama de 27 posibilidades disponibles, entre ellas asignaturas como comprensión histórica del presente, expresión cultural, pensamiento computacional y programación, además de lectura y escritura especializada.
‘Un currículum más flexible les otorga poder de decisión a los estudiantes, les permite aplicar y operar en la toma de decisiones por sí mismos. Y esto tiene una tremenda fuerza educativa’, comenta Pedro Montt, presidente del Consejo Nacional de Educación, el organismo que después de siete revisiones en las que participaron más de 80 consultores, y a lo largo de dos gobiernos, terminó por aprobar los cambios al currículum en estos niveles.
‘Las personas deben contar con experiencias formativas que les permitan el ejercicio de su libertad. Los estudiantes, durante su vida escolar, tienen que ir adquiriendo más responsabilidades, lo que involucra que tomen decisiones’, agrega.
A los 16 años, ¿es posible tomar decisiones con impacto? ‘Parece que muchos tienen dudas al respecto, pero si los estudiantes no viven la experiencia, en un ambiente protegido, de decidir por sí mismos respecto de cuál va a ser su trayectoria en concordancia a sus intereses, ¿cuándo?, ¿en la educación superior?’, responde Montt.
Tendencia mundial
La idea de dar mayor adaptabilidad al currículum va de la mano con la Ley General de Educación, que consagra el principio de la flexibilidad. Se condice también con el resto de los cambios que se han hecho al currículum, los que apuntan a formar jóvenes críticos, activos y reflexivos (ver infografía).
Este diseño no es exclusivo de Chile, sino una tendencia internacional. Países como Canadá, Nueva Zelandia y el Reino Unido son un ejemplo de estados con un currículum con pocas asignaturas obligatorias.
En Finlandia ‘los estudiantes pueden sumar más cursos en su programa de estudios si lo desean. Así, los estudios en educación secundaria superior se dividen en cursos obligatorios, avanzados y aplicados’, indica Jouni Kangasniemi, asesor del Ministerio de Educación de ese país.
‘En cualquier caso, es obligatorio participar en los asesoramientos que ofrecen las escuelas. Con orientación, el estudiante comprende el impacto que las decisiones tienen en su futuro. Por ejemplo, es importante que alguien que quiere estudiar Medicina sepa que debe tomar cursos avanzados en Matemáticas’.
Magdalena Vergara, directora ejecutiva de Acción Educar, cree que este es un punto clave. ‘Esta flexibilidad tiene que ser adoptada de manera institucional -desde los directivos hasta los profesores y psicólogos- para que se generen los mecanismos de apoyo y orientación necesarios. Especialmente cuando se trata de estudiantes más vulnerables’, plantea. ‘Implica pensar una nueva forma de organizarse, de relación con los estudiantes, de contar con las herramientas y mecanismos para dar orientación, incluso en temas prácticos de espacios’.
Por ello, la implementación del nuevo currículum a partir del año 2020 le parece que puede ser un poco acelerada.
‘Todos los cambios curriculares son complejos y representan un gran desafío en su implementación’, responde el subsecretario de Educación, Raúl Figueroa. Por eso, cuenta, ya se está trabajando en la ejecución de convenios con facultades de Educación, cursos de formación con el Centro de Perfeccionamiento, Experimentación e Investigaciones Pedagógicas, además de difusión en terreno.
El peso de 14 ramos
Desde la red de colegios SIP destacan la necesidad de que a lo largo de la trayectoria escolar -y no solo en los últimos años- se prepare a los estudiantes para tomar decisiones. ‘Nosotros tenemos un programa cultural y de actividades en red, que da opciones a los estudiantes de participar en debates, círculos socráticos, exposiciones y charlas de arte, entre otros. La idea es ampliar el horizonte cultural, de modo que ellos, por un lado, conozcan lo que es posible hacer, y por otro reconozcan lo que les gusta hacer’, explica Andrea Krebs, coordinadora pedagógica de la red.
‘La finalidad sustancial es reencantar a los estudiantes con su educación, entregando una formación pertinente a sus necesidades, pero también a sus intereses, preferencias y vocación. Esto permite no solo consolidar mejor su formación, sino reducir la deserción y comprometer a los estudiantes con su propio proceso de aprendizaje. Adicionalmente, la electividad promueve la autonomía y familiariza a los estudiantes con los desafíos de la educación superior’, plantea el subsecretario Figueroa.
‘El alto número de asignaturas obligatorias que se les imponía a los estudiantes hoy -14 ramos-, dejaba a los estudiantes sin posibilidad de escoger, fragmentando su formación e impidiendo profundizar. Las nuevas bases curriculares buscan que exploren una diversidad de asignaturas y puedan reconocer sus preferencias’.
Bajo la lógica de un mundo donde los avances tecnológicos son muchos, los trabajos a futuro son inciertos y donde la incertidumbre es una constante, más que formarse en un área en particular, la educación del siglo 21 se asocia con la formación de habilidades de trabajo colaborativo, pensamiento crítico, creatividad, razonamiento en base a problemas y mayor protagonismo de los estudiantes.
‘Pareciera que este currículum apunta a un mayor protagonismo de los estudiantes, por el modo en que se plantean los objetivos, pero también por las denominaciones de los cursos’, indica Lorena Medina, decana de la Facultad de Educación de la U. Católica.
Para la académica, un currículum interdisciplinario es una necesidad. ‘Educación ciudadana tiene relación con temas muy relevantes hoy día, como el género, las etnias o la inmigración, que no se tienen que ver como temas aislados, sino que mediante una reflexión en torno a cuestiones complejas, con miradas interdisciplinarias. En educación en Ciencias uno también puede mirar cómo el ciudadano interactúa con un conocimiento. Por ejemplo, con la sustentabilidad’, plantea.