Menores de cuarto básico que fueron violentados el último mes obtuvieron, en promedio, 14 puntos menos en el Simce de Lectura y 7 puntos menos en Matemática.
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Como un “terremoto” educacional fueron calificados los efectos de la pandemia en el sistema escolar, cuando a inicios de este año profesores se reencontraron con sus alumnos en las salas de clase, tras un 2020 y 2021 con intermitencia entre el formato presencial y online.
A esta crisis, de la mano del retraso en aprendizajes que percibieron los docentes entre los escolares, rápidamente se le sumó un aumento en los casos de violencia escolar, algo que registró entre sus denuncias la Superintendencia de Educación.
Un análisis de Acción Educar midió el efecto de que un niño reciba violencia sobre su rendimiento en las pruebas Simce 2017 y 2018 de Comprensión Lectora y Matemática, que abarca una muestra de más de 300 mil alumnos de cuarto básico.
Se analizaron preguntas específicas que se le hacen a los estudiantes y sus padres sobre la violencia en el establecimiento y si personalmente han sido afectados por ella. Por ejemplo, se les preguntó si en el último mes habían recibido agresiones físicas, y la misma pregunta con agresiones verbales.
Los resultados muestran que ser víctima directa de algún tipo de violencia perjudica su rendimiento académico obtenido, incluso aunque la frecuencia de la violencia sea baja. Un menor que fue víctima de violencia verbal y/o física frecuentemente durante el último mes rinde, en promedio, 14 puntos menos en Comprensión Lectora y 7 puntos menos en Matemáticas que en promedio de sus compañeros que no la han sufrido.
Manuel Villaseca, investigador de Acción Educar y autor del estudio dice que, además, preocupa que con los resultados se puede proyectar que existirán pérdidas de gran magnitud en aprendizajes, atribuibles a la actual crisis de violencia escolar.
Las preguntas que hace el Simce son gráficas: se les consulta explícitamente a los escolares si es que han recibido golpes de puño o pateaduras, y con qué frecuencia.
Villaseca plantea que ese aspecto es clave, ya que se tiende a pensar que solo los escolares violentados constantemente ven afectado su rendimiento escolar, pero “aquí consideramos a quienes respondieron que recibieron incluso alguna vez violencia verbal o física”.
El estudio concluye que “incluso niveles menores de victimización violenta pueden ser perjudiciales para el logro educativo de los individuos. Esto es un elemento a tomar en cuenta para la definición de políticas contra la violencia escolar”.
El investigador, de hecho, insiste en que, “podemos estar seguros de que por muy mínima que sea la violencia que recibe un estudiante, los aprendizajes se ven afectados negativamente”.
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