Luego de un largo debate, que incluso puso en peligro que se tramitara el proyecto de Carrera Docente, anoche se conocieron las indicaciones que hará el Gobierno, y que incluyen un centenar de modificaciones a la iniciativa original, fuertemente criticada por los profesores.
“Es un proyecto basado en la desconfianza, porque no hay ninguna parte del mundo en donde al maestro lo estén controlando disciplinariamente si sabe o no”, fue uno de los constantes cuestionamientos del presidente del Colegio de Profesores, Jaime Gajardo, cuando pedía reformular la iniciativa durante el paro de 57 días del magisterio.
Y acogiendo esa demanda, tras varias mesas de diálogo con ellos y los diputados en la comisión de Educación, finalmente el Ejecutivo confirmó una disminución en el número de evaluaciones que tendrán los maestros para ir avanzando en su carrera.
Según se aprecia en los documentos del Mineduc que proponen las indicaciones, las que anoche fueron ingresadas, tal como pedían los maestros se elimina el requisito de que egresados de Pedagogía deban pasar dos años de inducción y luego rendir una prueba para recién ingresar al sistema de desarrollo profesional. Ahora bastará con el título.
A cambio de eso, el Mineduc plantea aumentar las exigencias a las universidades: estas deberán tener al menos dos pruebas diagnósticas para sus alumnos y asegurar programas remediales para los de peor desempeño. Además, se crean criterios para la acreditación de las carreras, que serán certificadas directamente por la Comisión Nacional de Acreditación (CNA).
Dentro del sistema, los profesores deberán rendir una evaluación al cuarto año de ejercicio. Quienes reprueben dos veces no podrán hacer clases en colegios municipales y subvencionados, propone el Gobierno.
En contraste, también plantea que para acceder al segundo o tercer tramo de desempeño -asociados a las remuneraciones-, “el profesional de la educación deberá contar con al menos cuatro años de experiencia”.
En la propuesta de ley original, para llegar a esos niveles se requerían seis años de ejercicio. Para el tramo más alto de la carrera, en tanto, se pedían 14 y ahora 12.
Los cambios para avanzar en la profesión no solo se definen por los años de experiencia, pues en el proyecto original estaban principalmente condicionados a evaluaciones que contemplaban dos áreas: una prueba de conocimientos disciplinares y un portafolio en que los docentes muestran cómo preparan sus clases, entre otras cosas. Ambas tienen modificaciones, porque se incluirán elementos como el trabajo en equipo.
Según los resultados en estas “certificaciones” -que ahora se llamarán “reconocimientos”-, los maestros serán clasificados en su nivel de desempeño. Los que estén en los dos niveles más bajos deberán pasar obligatoriamente por estas evaluaciones, mientras que los que lleguen a las otras tres categorías pueden someterse de manera voluntaria si quieren saltar a tramos superiores.
Pero además se propone que quienes obtengan dos veces alto puntaje en el portafolio, podrán saltarse la siguiente entrega del documento. Y si logran la máxima calificación, serán eximidos inmediatamente.
En el caso del test de conocimiento disciplinar, también quedarán eximidos quienes tengan el mejor resultado, pero no solo una vez, sino que para siempre.
Todo esto, según han explicado en el Mineduc, ayudaría a disminuir el agobio laboral de los docentes. Sin embargo, a juicio del director del Centro de Estudios Públicos, Harald Beyer, estas decisiones “aumentan los riesgos de que los recursos que se van a invertir en msejorar las condiciones laborales de los profesores produzcan efectivamente los impactos esperados, particularmente en lo que más importa, que son los aprendizajes de los estudiantes”.
Expertos critican debilitamiento de exigencias y poca atribución de escuelas
Un “debilitamiento de las exigencias” para ingresar a la Carrera Docente. Ese es el diagnóstico del director del Centro de Estudios Públicos (CEP), Harald Beyer, sobre las propuestas de cambio que elaboró el Ministerio de Educación para mejorar el proyecto de ley. A su juicio, aumentan las posibilidades de que los recursos invertidos no tengan los efectos esperados.
El también ex ministro de Educación dice que esto ocurriría por dos cosas. Una es “la desaparición de la certificación inicial”, y la otra es el reemplazo de la prueba de conocimientos disciplinarios “por una de conocimientos específicos y pedagógicos atingente al nivel en el que se está enseñando”. Además, en el portafolio -el otro instrumento de medición-, “la práctica docente queda debilitada como criterio para evaluar al profesor. Se incorporan otras dimensiones que son más difíciles de medir y cuya correlación con los aprendizajes de los estudiantes es aún más difícil de establecer”.
Así, según Beyer, se estaría facilitando el encasillamiento, y “debilita aún más el vínculo con el aprendizaje de los estudiantes”.
El director ejecutivo de Acción Educar, Raúl Figueroa,cuestiona que las modificaciones disminuyan los exámenes que deben rendir los profesores. “Nosotros pensábamos que había que mejorar las evaluaciones, pero no solo no se mejoran, sino que se disminuyen, no solo al principio sino que a lo largo de la carrera”, advierte.
Además, dice que es “fundamental que se le entregue al establecimiento educacional mayores atribuciones para la selección de sus docentes”, sobre todo si se elimina la certificación inicial, como queda planteado en las indicaciones.
“Se ha insistido en la necesidad de incorporar al director del establecimiento o al equipo directivo en el proceso de evaluación de los docentes, y por esa vía identificar a los que tienen mejor desempeño”, añade Figueroa, para quien queda en evidencia que las indicaciones “obedecen específicamente a las exigencias hechas por el Colegio de Profesores”.
Una opinión distinta tiene Hernán Hochschild, director de Elige Educar, quien dice que “el proyecto necesitaba simplificaciones en aquellas cosas que sobrecargaban el sistema y no necesariamente aportaban a mejorar la docencia”, como la evaluación. “Si un profesor demuestra que tiene un buen manejo de los conocimientos, no tengo por qué volvérselo a pedir. Eso construye más confianza y autonomía en el sistema”, argumenta.
Respecto de la eliminación de la primera certificación que establecía el proyecto, el experto dice que “el tema no se juega en cómo parte el profesor, sino que hacia dónde el Estado le pide que se mueva”. Añade que “las evaluaciones centralizadas sirven, pero no lo son todo, porque se tiene que propiciar a construir”.
Eso sí, Hochschild plantea que falta ver cómo potenciar las oportunidades de aprendizaje de los niños; por ejemplo, a través del apoyo a docentes que trabajan en escuelas vulnerables. “Ser profesor en un colegio particular ya es difícil. En las mejores escuelas y condiciones, ya es difícil. Por eso, tenemos que poner énfasis en que los espacios de mayor complejidad sean más atractivos”, sostiene.
Sobre la prueba al inicio de la carrera profesional, que se eliminó, el académico del Centro de Políticas Comparadas en Educación de la U. Diego Portales, Felipe Godoy , cree que “es súper complicado ponerles una certificación a los profesores después de haberse titulado”.
A su juicio, “desde el sentido común, puede hacer sentido” pedir que se evalúen. Pero “si uno le da una segunda vuelta, se da cuenta que en realidad los responsables de la formación inicial son las instituciones y en último caso el Estado a través de sus políticas de regulación de formación inicial”. Godoy subraya que este punto se buscaría corregir al pedir que las universidades hagan controles e implementen cursos remediales a los estudiantes que no demuestren buen nivel.
Otros cambios
Exigencias: A las universidades que impartan Pedagogía se les exigirá tener convenios con colegios para que los alumnos hagan su práctica, y que además cuenten con académicos que hagan investigación en educación, entre otros.
Encasillamiento: El encasillamiento de los profesores en ejercicio será a través de los resultados de la evaluación docente, y quienes hayan tenido resultado “insatisfactorio” quedarán en el nivel más bajo. Antes, en ese mismo tramo quedaban aquellos docentes de nivel “insatisfactorio” y “básico”.
Horas no lectivas: La Superintendencia de Educación fiscalizará que las horas no lectivas, que aumentarán hasta 40% en los colegios vulnerables vía SEP, se utilicen efectivamente en preparar las clases y recibir a apoderados, por ejemplo. En el resto de los establecimientos, las horas no lectivas aumentarán según el crecimiento económico.
Remuneración: Además de las asignaciones correspondientes a los distintos tramos, los profesores verían reajustada su remuneración mínima base por la inflación.
Vulnerabilidad: Aumenta la asignación para los maestros que se desempeñen en condiciones de vulnerabilidad, y podría llegar a $55 mil para los maestros que tengan cuatro años de ejercicio.